Las etapas de 'The Art Of Loving': El otoño en que Olivia Dean nos enseñó el arte de amar (bien)
El segundo álbum de la británica ya está aquí para el disfrute de nuestros oídos

Olivia Dean en una imagen promocional. (Foto cedida oor Universal Music) / Lola Mansell
Hay discos que se escuchan y otros que se sienten. The Art of Loving, el segundo álbum de Olivia Dean, pertenece a esa última categoría. Con una sensibilidad que roza lo cinematográfico, la artista británica nos invita a recorrer las distintas etapas del amor a través de doce canciones que no solo suenan a otoño, sino que también enseñan a amar con más conciencia, empatía y ternura. Porque, como ella misma afirma, “el amor no es solo magia que te sucede, es un arte" que se cultiva, "como tocar un instrumento".
Un título con historia: el poder de Bell Hooks
Aunque el título del álbum pueda recordar al clásico de Erich Fromm, The Art of Loving, la verdadera inspiración de Olivia Dean proviene de otro referente fundamental: el libro All About Love: New Visions de la escritora y activista Bell Hooks.
En varias entrevistas, Dean ha reconocido que el concepto del disco surgió tras visitar una exposición en Los Ángeles dedicada a esta obra, y que el libro “es como una Biblia” para ella. En palabras de la propia artista, el proyecto nace "en respuesta a All About Love, del que soy muy fan. Hay un pasaje en el libro sobre el arte de amar la propia vida, y pensé: ‘Creo que voy a llamar a este álbum The Art of Loving”.
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Dean también ha parafraseado una de las ideas centrales del libro, cuestionando por qué el amor se trata como algo místico e inalcanzable. Sin embargo, "Hooks dice: 'imagina si tuviéramos una asignatura en primaria que se llamara ‘estudios emocionales’, para enseñarnos a cuidarnos unos a otros'".
Este enfoque conecta directamente con el espíritu del álbum: una exploración honesta, vulnerable y consciente del amor en todas sus formas. Como bell hooks, Olivia Dean entiende el amor no como un destino, sino como una práctica diaria que implica cuidado, responsabilidad y presencia.

Las etapas del amor (tradicional y moderno), canción a canción
El viaje comienza con So Easy (To Fall In Love), una canción luminosa que captura la emoción del flechazo. Con ritmos brillantes y una letra esperanzadora, Olivia nos recuerda que enamorarse puede ser fácil, pero que no debemos perder de vista quiénes somos. Esta primera etapa del amor se construye sobre una base fundamental: reconocer el propio valor. Amar bien empieza por valorarse a una misma.
Sin embargo, tras la euforia inicial, llega la duda. En Let Alone The One The Love, la artista se adentra en la incertidumbre que muchas veces acompaña a las primeras decisiones importantes en una relación. ¿Es esta persona realmente la indicada? ¿Estamos en el mismo punto emocional? Aquí, la clave para avanzar es la comunicación honesta. Hablar desde la verdad, sin miedo a lo que pueda surgir, es esencial para no dejar que el silencio se convierta en distancia.
A medida que el vínculo se profundiza, surge la necesidad de ser escuchada. En Loud, Olivia alza la voz con suavidad pero con firmeza, expresando el deseo de ser vista y comprendida. Esta etapa del amor exige empatía: la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de escuchar sin interrumpir, de validar emociones ajenas sin juzgar. Solo así se construye una relación donde ambas partes se sienten seguras.
La intimidad emocional se despliega en Close Up, una canción que invita a mirar de cerca, a dejarse ver sin filtros. Aquí, la vulnerabilidad compartida se convierte en un acto de valentía. Mostrar nuestras heridas, nuestras dudas y nuestras luces es un paso necesario para construir una conexión auténtica. Olivia lo expresa con una delicadeza que emociona, recordándonos que la intimidad real no se construye solo con piel, sino con confianza.
En medio del día a día, A Couple Minutes nos recuerda que a veces solo hacen falta unos minutos para reconectar. Esta canción habla de la importancia del tiempo de calidad, incluso en medio del caos. El amor también se cultiva en lo cotidiano, en los gestos pequeños, en las pausas compartidas que nos devuelven al presente.
Por otro lado,Lady Lady celebra el empoderamiento dentro de la relación. Olivia se planta con elegancia y nos recuerda que amar no significa perderse. Esta etapa del amor pone en valor la independencia: una pareja sana está formada por dos personas completas, que se eligen sin necesidad de anularse.
La convivencia, con sus luces y sombras, se aborda en Nice To Each Other, una canción que parece obvia pero no lo es: ser amables entre nosotros. La amabilidad constante, incluso cuando la rutina aprieta, es una de las claves más poderosas (y olvidadas) para que una relación perdure.
Con Man I Need, Olivia alcanza un momento de claridad. Aquí, la artista deja claro qué tipo de amor busca, sin conformarse. Saber lo que se quiere y expresarlo con firmeza es también una forma de cuidarse. Esta etapa del amor se construye desde la autoafirmación, desde la certeza de que merecemos un amor que nos haga crecer. Del mismo modo, le pide a su pareja que, por favor, no se cierre en banda: que le hable, que se comunique y que también sea claro en lo que a sus necesidades respecta.
Finalmente, el disco se cierra con I've Seen It, una balada serena que funciona como despedida. Olivia canta desde la gratitud, reconociendo que incluso los amores que terminan dejan huellas valiosas. Esta última etapa del amor nos enseña a agradecer lo vivido, a soltar sin rencor y a mirar hacia adelante con el corazón en calma.
Este disco no es un manual, pero sí puede servir de guía emocional. Olivia Dean no da lecciones, pero sí ofrece pistas. Con una producción impecable de Zach Nahome y letras que combinan honestidad y calidez, el álbum se convierte en un refugio para quienes aman, han amado o están aprendiendo a hacerlo. Este otoño, Olivia no solo nos ha regalado un disco: nos ha recordado que el amor —como la música— se afina, se practica y, sobre todo, se siente.












