Estas son las claves de la nueva Ley de Movilidad Sostenible
Las empresas impulsarán ir en bici y compartir coche y el Gobierno reducirá los vuelos cortos. La norma, aprobada con suspense este miércoles en el Congreso, desbloquea la llegada de 10.000 millones de euros desde Bruselas.
Un ciclista urbano en Barcelona. / xavierarnau
La nueva Ley de Movilidad Sostenible ya es una realidad. Tras meses de debate parlamentario y cierta incertidumbre en el último tramo, el Congreso ha aprobado una norma que marcará un antes y un después en la forma en que nos movemos en España.
No es solo un texto técnico: afecta a cómo iremos a trabajar, cómo se financia el transporte público, qué vuelos tomaremos en el futuro o qué etiqueta llevará nuestro coche. Además, se trata de una de las grandes reformas comprometidas con la Unión Europea para desbloquear 10.000 millones de euros de los fondos europeos.
Las grandes compañías deberán elaborar planes de movilidad sostenible
Pero más allá del dinero, la ley dibuja un horizonte claro: menos emisiones, más transporte colectivo y un cambio cultural hacia la movilidad sostenible.
Uno de los puntos más novedosos afecta al mundo laboral. A partir de ahora, las grandes compañías deberán elaborar planes de movilidad sostenible junto a los comités sindicales. El objetivo: reducir el coche privado y facilitar que los desplazamientos hacia los centros de trabajo se hagan de forma más limpia y eficiente.
Transporte público y vuelos cortos
Estos planes incluirán incentivos para que los empleados puedan ir andando, en bicicleta, en transporte público, en coches compartidos o en vehículos eléctricos. También habrá obligaciones concretas, como la instalación de puntos de recarga eléctrica en las sedes corporativas o la promoción del teletrabajo siempre que sea posible.
La nueva ley apuesta por el transporte público. / MarioGuti
La movilidad no se pensará solo para los empleados: también contará para proveedores, visitantes o cualquier persona que deba acceder a los centros de trabajo. Y en las grandes ciudades, aquellas empresas con más de 1.000 empleados tendrán que organizar turnos y horarios escalonados para evitar atascos en horas punta.
Otro de los pilares de la ley es la financiación estable del transporte público. Hasta ahora, solo algunas ciudades recibían fondos estatales para mantener sus redes urbanas. Con la nueva ley, se reconoce la movilidad como un derecho que las administraciones están obligadas a garantizar.
Entre las medidas destaca la reducción de vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren de menos de dos horas y media
Una de las medidas más comentadas es la reducción de los vuelos cortos cuando exista una alternativa en tren de menos de dos horas y media. España seguirá así el camino de países como Francia, aunque habrá excepciones: se mantendrán aquellos vuelos que conecten con aeropuertos internacionales.
La norma también abre la puerta a recuperar los trenes nocturnos, desaparecidos en España desde 2020. Mientras en Europa están viviendo un renacimiento, aquí la pandemia supuso su fin. Ahora se estudiará la viabilidad de estos servicios hacia países vecinos.
Los coches, a examen
La ley afecta directamente también a los coches. La DGT tendrá que rediseñar sus etiquetas ambientales, criticadas por ecologistas por ser demasiado permisivas. A partir de ahora se incluirán las emisiones de CO₂ como criterio, lo que impedirá que un gran SUV híbrido enchufable luzca la misma etiqueta “cero” que un coche realmente limpio.
El Gobierno se compromete además a mejorar la información sobre la red de recarga para vehículos eléctricos. Habrá señalización en carreteras estatales que indique dónde están los puntos más cercanos, algo muy demandado por los conductores.
Parte de la movilidad del futuro pasa por los coches eléctricos. / Israel Sebastian
La Ley de Movilidad Sostenible se enmarca en los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que fija metas de reducción de emisiones para 2030 y 2040, y ha sido celebrada por organizaciones ecologis como Greenpeace, Ecodes, UGT o CCOO, que consideran clave para avanzar hacia la neutralidad climática en 2050. También aplauden la obligación de elaborar una estrategia estatal contra la pobreza de transporte.
Más allá de las cifras y los planes, esta ley apunta a un cambio de cultura: dejar de pensar que moverse en coche propio es la única opción y abrirse a otras formas de desplazamiento más limpias, seguras y compartidas.
Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, la aprobación de la Ley de Movilidad Sostenible marca un punto de partida. En definitiva, no solo se trata de cumplir con Bruselas. Se trata de cambiar la forma en que vivimos nuestras ciudades, viajamos por el país y nos conectamos con Europa.