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Criptomonedas y sostenibilidad: ¿cuánto contamina el Bitcoin?

La fiebre por las criptomonedas tiene un coste ambiental: la energía necesaria para minar Bitcoin equivale a la de países enteros, pero surgen alternativas que buscan reducir su huella ecológica.

El Bitcoin tiene un coste energético y medioambiental. / Redphotographer

Cuando hablamos de innovación financiera, las criptomonedas como Bitcoin o Ethereum suelen aparecer como símbolos de modernidad y libertad económica. Sin embargo, detrás de cada transacción y bloque minado hay un consumo eléctrico enorme y emisiones de carbono significativas. La minería de Bitcoin, el proceso por el que se validan las transacciones y se crean nuevas monedas, depende de potentes ordenadores que funcionan las 24 horas del día resolviendo complejos cálculos. Según el Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index, esta actividad consume más de 100 TWh al año, lo mismo que países como Argentina o los Países Bajos.

Un solo Bitcoin emite cerca de 57 toneladas de CO₂. / Oscar Wong

Este consumo tiene un impacto directo en el medio ambiente, especialmente cuando la electricidad proviene de fuentes fósiles. Se estima que un solo Bitcoin emitió cerca de 57 toneladas de CO₂ en 2023, equivalentes a las emisiones promedio de siete personas en un año. Con el auge de las monedas digitales y la proliferación de las llamadas "granjas de minería" en lugares con electricidad barata, la huella ecológica de la criptografía se vuelve insostenible, generando un debate entre innovación tecnológica y sostenibilidad.

Las alternativas verdes

No todo son malas noticias. Existen estrategias y criptomonedas que buscan reducir el impacto ambiental. Una de las más importantes es Ethereum 2.0, que ha sustituido su anterior sistema de prueba de trabajo (Proof of Work) —basado en la minería mediante ordenadores que compiten entre sí para resolver cálculos complejos— por un modelo de prueba de participación (Proof of Stake), en el que los usuarios validan las transacciones en función de la cantidad de criptomonedas que poseen y bloquean como garantía, eliminando la necesidad de un consumo masivo de energía. Gracias a este cambio estructural, la red ha logrado reducir su gasto energético en más del 99 %.

En Islandia, Noruega o Canadá, las granjas de minería funcionan con energía hidroeléctrica o geotérmica

Además, algunas iniciativas buscan que la minería se alimente exclusivamente de energías renovables. En Islandia, Noruega o Canadá, las granjas de minería funcionan con energía hidroeléctrica o geotérmica, aprovechando los recursos locales y reduciendo significativamente la huella de carbono. Sin embargo, estas soluciones aún son minoritarias y dependen de regulaciones que incentiven la transición hacia energías limpias.

Las criptomonedas y el planeta están más relacionadas de lo que parece. / Eoneren

La sostenibilidad de las criptomonedas es un ejemplo más de cómo la tecnología disruptiva puede chocar con los límites del planeta. Innovar sin medir las consecuencias ambientales puede generar beneficios económicos, pero a costa de sobrecargar recursos naturales y aumentar emisiones de gases de efecto invernadero. Los expertos coinciden: la adopción de alternativas más verdes, combinada con políticas públicas y concienciación del usuario, será clave para que las monedas digitales puedan ser realmente sostenibles.

El Bitcoin y otras criptomonedas han abierto un mundo de posibilidades financieras, pero también nos recuerdan que cada avance tecnológico trae consigo responsabilidades ecológicas. La pregunta ahora no es si continuaremos utilizando estas monedas, sino cómo lo haremos sin comprometer el futuro del planeta.