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Saiko goza su último concierto del año, recibiendo en su chiringuito a Leire Martínez, Kidd Voodoo, Raúl Clyde o Ángeles Toledano

Una fiesta para cerrar una era en la que aprovechó para presentar su próxima colaboración

Saiko, en el Movsitar Arena de Madrid el 16 de octubre de 2025. / Europa Press News

Saiko ofrecía su último concierto del año en Madrid después de haber pasado hace unos días por el Palau Sant Jordi. Ponía fin así a la presentación en directo de su segundo álbum, Natsukashii Yoru, el que llegaba tras tomarse un año de reflexión. Llegaba con ganas de gozar y lo hizo, pidiendo a sus fans que mantuvieran la energía a cada momento.

Después de pasarnos un verano viendo a Bad Bunny en la casita de su residencia en Puerto Rico recibiendo invitados cada día, inevitable no pensar en él ante el chiringuito de Saiko en el escenario por el que también pasaban grandes amigos e invitados. De hecho, hasta en un interludio, sonó Nueva Yol del portorriqueño tocado por la banda del granadino. Nueva Yol y Conga, dos canciones míticas, de distintas épocas, que nos devuelven a las raíces.

En esa puesta en escena que nos remitía al videoclip de Nostalgia –estaba incluso presente Taito, el actor japonés que le acompañaba en el vídeo- desplegó una sucesión de 30 canciones que hicieron vibrar al Movistar Arena entre éxitos, temas más más recientes y algunos compartidos por una larga lista de invitados que hicieron del concierto una auténtica fiesta.

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El ‘sí, quiero’ de los fans de Saiko

Arrancó con lo más reciente, con Sí quiero y Miami 22 con la que ya salió a escena un cuerpo de baile de ocho profesionales que le acompañaron todo el concierto y con el que él mismo se integraba con pequeños movimientos en algunos momentos del show. De hecho, hasta hubo tarta y velas para una de las bailarinas que vio como 15.000 personas la felicitaban cantando.

“¿Cómo estamos Madrid? ¿Estamos listos? Quiero que se note la energía. ¿Estáis cansados? Necesito movimiento”, decía antes de lanzarse a interpretar Antidepresivos, llegaban los clásicos.

Tras BB;( y Cristal empezaba a entrar en calor, se quitaba la chaqueta, se ponía gafas de sol y hasta se tomaba un chupito en su chiringuito con el equipo para seguir con San Juan o Brujeriass. Claro que el subidón grande llegó con Eskeleto. Sin dejar de repetir que necesitaba más energía pasó por Duro Ma o WekeWeke, trasladándonos de nuevo a este verano. Después empezaban a desfilar los invitados.

Los invitados del chiringuito de Saiko

El primero fue el chileno Kidd Voodoo que no solo cantó El más triste, la canción que comparten, sino que se quedó solo para hacer bailar al personal con Me Mareo, su tema con JC Reyes que muchos han bailado durante este verano.

Las sorpresas se iban encadenando. Con Raúl Clyde cantó Tuenti y con Yapi, Te encontré. Y él también se quedó para interpretar uno de sus temas propios, Dónde te escondes. Una generosidad del granadino que cedía parte de su show a sus amigos.

Y como bien ha demostrado con su segundo disco, en el que hemos visto colaboraciones que a priori nos hubiera costado imaginar, se subía al tejado de su chiringuito para compartir también un tema con Ángeles Toledano, Tusacai, en el momento con más duende de la noche.

Siguiendo con las canciones de su último disco, seguía Lokenecesitas –su colaboración con Omar Courtz- para seguir con Las Bratz en su versión salsa, que para algo la banda había introducido este momento con Nueva Yol y Conga.

Una noche para recordar

“Quiero que lo paséis bien, que las cosas cambian muy rápido. Quiero que viváis la experiencia. Este día lo vais a recordar”, decía antes de poner en valor que sus fans se hubieran gastado su dinero para estar esa noche con él, a los padres por acompañar a sus hijos y a todos los que habían dedicado su tiempo a compartir esta experiencia con él.

Continuaba con Sikora y el Movistar Arena se venía abajo con X’clusivo Remix. “Ahora sí, Madrid, hemos tardado en arrancar energía”, decía para después tomarse otro chupito y asegurar que Quevedo es un buen amigo antes de cantar Buenas.

Leire Martínez, presente

Quevedo no estuvo esta noche, pero sí estuvo Leire Martínez, en pleno terremoto del anuncio de la vuelta de Amaia Montero a La oreja de Van Gogh. Juntos, también desde el tejado del chiringuito, cantaron Mariposas. Ella mostraba su faceta más urbana y se marchaba llamándole jefe.

“Yo he estado en muchos conciertos de artistas que me gustan, Dellafuente, y he estado ahí abajo. Siempre decía, algún día me toque y a día de hoy lo estoy cumpliendo. Sé que soy pesado, pero esto es gracias a vosotros y lo único que puedo decir es dar las gracias. Vamos a pasarlo bien, a cantar en familia, que ahora viene una canción súper especial”, decía antes de arrancar con Ódiame, otro de los momentos álgidos del concierto.

La foto llegaba cuando pedía que se apagaran las luces para que la gente iluminara el recinto con sus móviles mientras cantaba Cosas que no te dije.

“Ahora que estamos con energía no sé si vais a estar listos. El que no cante que baile, el que no baile que cante y el que no haga nada, que se vaya para casa”, decía antes de entrar con Bad Gyal y Polaris –la canción que confesaba que le había cambiado la vida- con las que volvía a hacer temblar el Movistar Arena.

Más calmado le quiso dedicar Nostalgia a su familia que reconoció que está siempre presente en su vida, aunque sea desde la distancia a veces. “Os vais a acordar del concierto de Saiko en Madrid”, repetía. Él, desde luego, parece que no lo va a olvidar porque puso todas sus ganas para convertir la noche en algo especial y único.

Despedida con regalo

Pidió que el frontstage –por el que se veía a mucho influencer- sacase las bufandas que su equipo había lanzado antes del show para un fin de fiesta por todo lo alto con Supernova. “Mi último concierto del año, no sé qué será de mí el próximo año”, decía antes de terminar con un gran regalo para sus fans, el adelanto de su nueva colaboración, Mis angelitos con Tito El Bambino que veíamos en las pantallas recordando que ha estado por Puerto Rico.

Y así terminaba una noche con tiempo para la nostalgia, el baile, la energía y la despedida. Un cierre de etapa para empezar a pensar en la siguiente y un Saiko agradecido que una vez encendidas las luces y durante el éxodo del público, no dudaba en bajar del escenario para saludar a sus fanáticos y chocar sus manos con ellos. A muchos les habrá costado dormir recordando el gran momento que han vivido este jueves noche.