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¿Qué es el mix energético?

Así evoluciona la mezcla de energías que ilumina nuestras casas y marca el precio de la luz.

Explicamos en qué consiste el mix energético. / Andriy Onufriyenko

Cuando escuchamos hablar de "mix energético" puede sonar a algo técnico, lejano y reservado para expertos en energía. Pero en realidad se trata de un concepto muy simple: es la combinación de todas las fuentes que usamos para generar la electricidad que llega a nuestras casas, empresas y ciudades. En otras palabras, el mix energético es como una playlist donde conviven distintos géneros: renovables, gas, nuclear, carbón… y lo importante es qué peso tiene cada uno en la mezcla final.

En España, esa mezcla ha cambiado de manera sustancial en los últimos años. Durante décadas, el carbón era protagonista indiscutible, símbolo de una era industrial en la que las emisiones contaminantes apenas preocupaban. Hoy, en cambio, apenas aparece en el reparto. En su lugar cada vez tienen mas peso las energías limpias, sobre todo la eólica y la solar, que en los mejores meses del año ya aportan más del 50% de la electricidad que consumimos. A su lado siguen otras fuentes imprescindibles: el gas natural, clave en los picos de demanda, y la energía nuclear, que garantiza un flujo estable y continuo.

España ha apostado con fuerza por las renovables gracias a su clima, su geografía y su capacidad tecnológica

Este cambio de ritmo no es casual. España ha apostado con fuerza por las renovables gracias a su clima, su geografía y su capacidad tecnológica. Las inversiones en parques eólicos, plantas solares y autoconsumo doméstico han crecido de forma exponencial, y eso ha transformado no sólo la red eléctrica, sino también la forma en que entendemos la energía. Hoy, muchos hogares generan parte de su electricidad y la vierten a la red, contribuyendo activamente a ese mix que antes parecía un asunto reservado a las grandes compañías.

Así nos afecta

El mix energético no es solo una cuestión técnica: influye directamente en lo que pagamos en la factura de la luz, en la seguridad del suministro y, sobre todo, en las emisiones de CO2. Cuanto más peso tengan las renovables, menos dependemos de importar combustibles fósiles del extranjero y más fácil resulta cumplir con los objetivos climáticos. En cambio, cuando el gas natural gana presencia en la mezcla, lo notamos en el bolsillo, porque su precio es muy volátil y depende de factores externos como guerras, crisis de suministro o decisiones políticas de otros países.

La electricidad de nuestros hogares puede ser más sostenible. / David Malan

La transición energética, de la que tanto se habla, consiste precisamente en modificar ese mix energético para que las renovables tengan más peso. Pero el proceso no es tan sencillo como instalar más paneles solares o aerogeneradores. El sistema necesita equilibrio, respaldo y almacenamiento, porque la electricidad no se puede guardar en grandes cantidades fácilmente. Aquí entran en juego las baterías, el hidrógeno verde o las interconexiones con otros países europeos, que permiten compensar los días sin viento o con poco sol.

Mirar de cerca el mix energético es, en el fondo, asomarse al futuro. Nos permite saber qué papel ocupan hoy las energías verdes, cuánto queda por recorrer y cuáles son los retos para dejar atrás los combustibles más contaminantes sin perder estabilidad ni competitividad. España avanza a buen ritmo, pero el reto es gigantesco: lograr un sistema eléctrico más limpio, justo y asequible para todos. Entender cómo se compone y por qué cambia esa mezcla es clave para comprender el precio de la luz, el papel del país en la transición europea y, sobre todo, la urgencia de acelerar hacia un modelo energético sostenible, eficiente y propio.