En Berghain, el primer adelanto de su nuevo disco LUX, que se lanzará el 7 de noviembre, Rosalía lanza una frase potente: “La única manera de salvarnos es con intervención divina”. A partir de esta declaración, la artista construye una narrativa dividida en tres partes, donde se adentra en el conflicto entre la pureza y el deseo. El videoclip que acompaña al tema refuerza esta dualidad con una estética cargada de simbolismo, referencias religiosas y una atmósfera gótica que intensifican el carácter espiritual y emocional de la canción.
‘Berghain’, el puente entre Berlín y Blancanieves
Y es que ya desde su título, Berghain —el legendario club berlinés, prácticamente impenetrable salvo para unos pocos elegidos—, Rosalía nos da pistas sobre la posible lectura de su videoclip. La dualidad se presenta incluso en la propia palabra: Berghain nace de la fusión de dos barrios opuestos de Berlín, Kreuzberg y Friedrichshain, separados por el río Spree.
Todos estos guiños a la cultura alemana se ensamblan como piezas de un mismo puzle donde conviven la lengua germana —que escuchamos por primera vez en la voz de Rosalía— y símbolos como Blancanieves, cuento original también de raíces alemanas.
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LOS40
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El club, asociado al exceso, la oscuridad y el placer, se convierte así en el punto de partida perfecto para presentar a una Rosalía en su versión más oscura, vestida al más puro estilo de la clásica femme fatale que vemos al inicio del videoclip.
Berghain comienza en la puerta de un piso, con Rosalía vestida de negro cruzando el umbral de su casa. Desde el primer plano, el mensaje es claro: una fusta cuelga junto al marco de la puerta, mientras que, unos segundos después, al abrir plano encontramos un rosario que descansa sobre la pared. Dos objetos opuestos que condensan la contradicción esencial de la canción: la pureza frente al pecado.
Plano número 1 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 1 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 2 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 2 del videoclip de 'Berghain'
Esa dualidad continúa en el interior del piso, donde la figura de una Virgen comparte espacio con una manzana mordida sobre la mesa —el primer guiño explícito al cuento de Blancanieves que vertebra buena parte del imaginario del videoclip, y que nos indica en qué momento se encuentra nuestra protagonista: en el del pecado. Un símbolo que acompaña perfectamente la oscuridad de las estancias y la propia estética de Rosalía.
Plano número 3 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 3 del videoclip de 'Berghain'
Poco después, Rosalía se acerca a una ventana. La luz que entra por ella inunda la escena y rompe la oscuridad inicial, revelando por primera vez a una orquesta de músicos que la acompaña hasta el clímax del tema: una especie de proyección de su diálogo interno.
Plano número 4 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 4 del videoclip de 'Berghain'
Con la luz bañando el set, llega el primer giro de la trama. Sobre unos tacones que hablan por sí solos, Rosalía se detiene al notar algo pegado en la planta del zapato: una pequeña joya en forma de corazón. Ese detalle se convierte entonces en el símbolo de la pureza y la ternura que parece haber dejado atrás.
Plano número 5 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 5 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 6 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 6 del videoclip de 'Berghain'
La artista lo observa embelesada, como quien contempla una parte de sí misma que ya no reconoce. Poco después, toma un terrón de azúcar, otro gesto cargado de significado: la dulzura que ella misma reivindica en Berghain cuando canta, “Yo sé muy bien lo que soy, ternura pal café, soy solo un terrón de azúcar.”
Plano número 7 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 7 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 8 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 8 del videoclip de 'Berghain'
La luz frente a la oscuridad
Entramos así en el segundo acto del videoclip. Tras comerse el terrón de azúcar, Rosalía sedespoja de su vestimenta oscura, y con ella, del pecado que representaba. A partir de ese momento, viste de blanco, encarnando todos los valores que tradicionalmente se asocian a la mujer pura: inocencia, dulzura y entrega.
Esa transformación se representa a través de las tareas domésticas, la imagen más arquetípica de la virtud femenina. Es aquí donde la narrativa del videoclip conecta directamente con el cuento de Blancanieves: la protagonista, símbolo de bondad y candidez, llega a la casa de los siete enanitos y expresa su amor del modo en que se le enseñó —cuidando y sirviendo a los demás.
Plano número 9 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 9 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 10 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 10 del videoclip de 'Berghain'
Sin embargo, y tal como revela la propia letra de la canción,ese intento de purificarse para escapar del pecado tampoco representa la salvación para la protagonista. “Guardo muchas cosas dentro de mi corazón, por eso mi corazón es tan pesado”, canta Rosalía, en una confesión que marca el inicio de una etapa de duelo y desconexión interior.
Aunque busca redención, lo que encuentra es pérdida: la de su propia identidad. “Su miedo es mi miedo, su rabia es mi rabia, su amor es mi amor, su sangre es mi sangre”.
La escala de grises
Entramos así en el matiz de los grises, ese punto intermedio que Rosalía encarna un estado de confusión y contradicción entre la oscuridad y la pureza, que no consigue salvarla.
Plano número 11 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 11 del videoclip de 'Berghain'
En este acto, la protagonista enferma de su propio corazón, ese que ella misma describe como “tan pesado”. La imagen se materializa en pantalla a través de un electrocardiograma que marca su deterioro, y en la ilustración que cuelga del despacho del doctor.
Plano número 12 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 12 del videoclip de 'Berghain'
Al no poder curar este corazón, la protagonista decide, en una primera lectura, deshacerse de él, o en otra alternativa, curarlo, llevándolo a un joyero.
Plano número 13 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 13 del videoclip de 'Berghain'
Sin embargo, tal como se muestra en la ilustración que preside su cama, su corazón, pese a tener pureza, está rodeado de espinas, símbolo de ese pecado del que ella ya no puede escapar. En este intento frustrado de curarlo o de deshacerse de él, el joyero no tiene solución para su corazón, y este deja literalmente de latir.
Plano número 14 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 14 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 15 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 15 del videoclip de 'Berghain'
“La única manera de salvarnos es con intervención divina”
Llegamos al clímax de la canción, donde Rosalía vuelve a su casa, esta vez la puerta está abierta. Es aquí donde el verso “La única manera de salvarnos es con intervención divina” cobra más relevancia que nunca. Tras atravesar el umbral, la artista simboliza a la propia Blancanieves, en una ensoñación donde ella reivindica todos los valores propios de la princesa de Disney, su inocencia y su pureza.
Plano número 16 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 16 del videoclip de 'Berghain'
Pero el sueño pronto se torna en pesadilla. En medio de la calma, aparece un cervatillo —símbolo esencial del cuento— con los ojos cubiertos de sangre.
Plano número 17 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 17 del videoclip de 'Berghain'
Rosalía nos muestra así que ni siquiera en su aparente momento de redención la protagonista puede escapar de la contradicción del pecado. El ciervo se convierte en una advertencia visual de la maldad y el sufrimiento que la persiguen incluso dentro de sus propias visiones.
Plano número 18 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 18 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 19 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 19 del videoclip de 'Berghain'
La contradicción como salvación
En el desenlace del videoclip volvemos al terrón de azúcar, que se disuelve en una taza de café. Es la imagen perfecta de la dulzura que se mezcla con la amargura, de esa ternura que ya no puede existir sin contradicción.
Plano número 20 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 20 del videoclip de 'Berghain'
En la letra, “I’ll fuck you till you love me”, Rosalía muestra esa lucha interna: usa el pecado como camino hacia el amor, lo más sagrado para ella. Una contradicción de la que no puede escapar y que finalmente acepta al quedarse dormida.
Plano número 21 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 21 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 22 del videoclip de 'Berghain'
Plano número 22 del videoclip de 'Berghain'
Es en ese momento cuando la divinidad consigue salvarla, y se libera como una paloma entre sus sábanas. Sin embargo, Rosalía no es una paloma cualquiera: es un ave blanca y negra al mismo tiempo. Y no hay mejor representación que esa.