Melissa, el huracán que el cambio climático convirtió en un monstruo
Científicos del Imperial College de Londres confirman que el devastador huracán que arrasó Jamaica fue cuatro veces más probable por culpa del calentamiento global.
El huracán Melissa, en una imagen de satélite. / Handout
El huracán Melissa no ha sido un fenómeno cualquiera. Ha golpeado Jamaica con vientos cercanos a los 300 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y una potencia tan descomunal que ha dejado huella en la historia del Caribe, dejando al menos una treintena de muertos a su paso. Ahora, un análisis del Imperial College de Londres confirma lo que muchos sospechaban: el cambio climático provocado por la actividad humana hizo que una tormenta así fuera cuatro veces más probable y más intensa.
Según los investigadores, el calentamiento global actuó como gasolina para la tormenta. El mar Caribe estaba mucho más caliente de lo habitual, y esas aguas, sobrecalentadas por las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsaron un proceso de intensificación casi sin precedentes. En solo 24 horas, Melissa pasó de huracán potente a un monstruo de categoría 5, con una velocidad de crecimiento que ha sorprendido incluso a los expertos.
"Estas tormentas son ahora mucho más húmedas y ventosas"
"Las temperaturas del mar en el Caribe son más altas de lo normal, y sabemos que el cambio climático ha contribuido a ello. Los océanos más cálidos provocan tormentas más fuertes, así que la relación es directa", explican los responsables del estudio.
Un aviso con nombre propio
Melissa no solo fue más probable: también fue más destructiva. Las lluvias y los vientos fueron hasta un 10 % más intensos de lo que habrían sido sin el calentamiento global, según los análisis de distintos equipos científicos. "Melissa es una advertencia clara de que el cambio climático está intensificando los fenómenos meteorológicos extremos. Estas tormentas son ahora mucho más húmedas y ventosas, lo que incrementa su capacidad destructiva", apunta Carmen Álvarez-Castro, investigadora especializada en cambio climático.
Daños provocados por el huracán Melissa en Jamaica (Reuters). / Maria Alejandra Cardona
Los daños económicos son enormes. Se calcula que la tormenta provocó pérdidas de hasta 20.000 millones de dólares, casi tanto como el PIB anual de Jamaica. Decenas de miles de personas perdieron sus hogares, cientos de hospitales colapsaron y gran parte de la isla quedó sin luz ni comunicaciones. Pero más allá del desastre material, Melissa ha dejado una lección difícil de ignorar: los océanos más calientes son una fábrica de huracanes más feroces.
Los pequeños Estados insulares podrían sufrir pérdidas por valor de 56.000 millones de dólares
"El calentamiento de los mares está provocando huracanes más fuertes y destructivos. Las islas pequeñas, como las del Caribe, son especialmente vulnerables. Si seguimos así, los pequeños Estados insulares podrían sufrir pérdidas por valor de 56.000 millones de dólares antes de 2050", advierte Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los Océanos.
Melissa se convierte así en un símbolo de lo que está ocurriendo en todo el planeta. Cada décima de grado que sube la temperatura del mar hace que las tormentas sean más violentas, más imprevisibles y más caras. La ciencia es clara: no basta con adaptarse, hay que reducir las emisiones que alimentan el calentamiento. Porque si no lo hacemos, huracanes como Melissa dejarán de ser excepcionales para convertirse en la nueva normalidad.