¿Por qué se celebra el Día de Todos los Santos?
Una festividad que une fe, historia y tradición en torno a la santidad

Cementerio / Westend61
Cada 1 de noviembre, millones de personas en España y en otros países de tradición católica celebran el Día de Todos los Santos, una festividad que tiene raíces profundas en la historia del cristianismo.
La elección del 1 de noviembre como fecha oficial no fue casual. Fue el papa Gregorio III quien en el siglo VIII dedicó ese día a una capilla en honor de todos los santos en la Basílica de San Pedro, según algunos relatos. Más tarde, el papa Gregorio IV oficializó la festividad en el año 835. Esta decisión también respondía a un intento de la Iglesia por sustituir celebraciones paganas que coincidían en el calendario.

En España, esta fecha es festiva y se vive con tradiciones que van desde visitas a los cementerios hasta celebraciones populares como la Castanyada en Cataluña o los Finaos en Canarias.
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Una celebración con siglos de historia
El origen del Día de Todos los Santos se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Tras el Edicto de Milán en el año 313, que legalizó el cristianismo en el Imperio Romano, comenzó a surgir la necesidad de conmemorar a los mártires que habían muerto durante las persecuciones, especialmente la conocida como la Gran Persecución bajo el emperador Diocleciano. Dado que eran tantos los mártires que no se podía dedicar un día a cada uno, se instauró una festividad común para todos ellos.
¿Qué se celebra exactamente?
El Día de Todos los Santos no se limita a recordar a los santos canonizados por la Iglesia. También se honra a todos aquellos que, aunque no hayan sido reconocidos oficialmente, vivieron una vida de fe y virtud. Es una jornada para celebrar la santidad en todas sus formas, incluso la más discreta y cotidiana. En este sentido, la festividad tiene un carácter universal: cualquier persona que haya alcanzado la presencia divina es recordada.
Tradiciones en España: flores, castañas y gachas
En España, el Día de Todos los Santos se vive con una mezcla de solemnidad y costumbre popular. La tradición más extendida es acudir a los cementerios para llevar flores a las tumbas de los seres queridos, aunque esta práctica está más relacionada con el Día de los Difuntos. En muchas regiones, la jornada se acompaña de celebraciones típicas que reflejan el sincretismo entre lo religioso y lo cultural.
En Canarias, por ejemplo, se celebra la fiesta de los Finaos, donde las familias se reúnen para compartir historias de los difuntos. En Galicia, País Vasco y Cataluña, se asan castañas al fuego en celebraciones como el Samhain, Gaztañerre Eguna y la Castanyada.
Una fecha que invita a la reflexión
Más allá de las tradiciones y el folclore, el Día de Todos los Santos es una oportunidad para reflexionar sobre la vida, la muerte y la trascendencia. En un mundo cada vez más secularizado, esta festividad recuerda el valor de la espiritualidad y la importancia de vivir con propósito. Honrar a los santos, conocidos o no, es también una forma de reconocer que la santidad puede encontrarse en los actos cotidianos, en la bondad silenciosa y en la fe perseverante.

Alba Benito
Periodista porque uso el teclado para algo más que jugar a videojuegos. Un día me colé en una fiesta...












