Crítica 'LUX': Rosalía se eleva al cielo a través de un viaje espiritual que reescribe el nuevo testamento de la música
Analizamos, canción por canción, los cuatro movimientos que forman un álbum que ya es todo un referente

Rosalía para LUX / Noah Dillon
Rosalía ha sentido la llamada. poderosa, casi divina. LUX, su nuevo álbum, es una propuesta conceptual que relata su viaje espiritual, desde lo terrenal hasta lo celestial, dividido en cuatro actos.
Un viaje que comienza con el abandono del mundo material y culmina en el amor por lo divino, por la creación, por su razón de ser. Pero que no te engañen, que aunque el disco está lleno de referencias a lo divino, también es una metáfora de lo que para ella es el amor. La historia de la búsqueda de un propósito a través de un don: el de la música. Y lo hace cantando en más de diez idiomas, como si quisiera que el mensaje llegara a todos los rincones del planeta. Pero para que entiendas todo, vamos a desgranar LUX, canción a canción, movimiento a movimiento, para que vivas el disco como la experiencia divina que es.
¿Estamos ante la santa patrona del pop contemporáneo? Es una obra completa que se entiende escuchada.
LOS40
LOS40

Rosalía estrena el videoclip de 'Berghain'

Rosalía estrena el videoclip de 'Berghain'
Primer Movimiento
El disco arranca con Sexo, Violencia y Llantas, que funciona como la obertura de una ópera donde se nos presentan todos los elementos que vamos a conocer en LUX. Se trata de la presentación de lo que está por venir, un prefacio donde Rosalía nos relata el conflicto interno que desarrollará a lo largo del disco: una dualidad entre el mundo terrenal, "el mundo" representado por "el sexo, violencia y llantas"; y lo divino, descrito como "Dios" y los "destellos, palomas y santas". La canción cierra con una transición, como si fuese a aparecer el título de la obra, donde las cuerdas van subiendo hasta fusionarse con Reliquia.
Te recomendamos
Es en esta canción donde Rosalía empieza a relatar el inicio de su historia. El punto de partida del viaje de esta heroína que busca encontrar lo divino a través de la música. De hecho, el tema funciona como las dos caras de la misma moneda: se inicia con el sonido de unos violines, representando ese lado divino, y termina con el sonido de un sintetizador. La artista relata distintos momentos de su vida: amores pasados y vivencias que han hecho que sienta que su corazón no lo sienta como suyo. Pero son esas mismas vivencias las que le han mostrado cómo de hermoso puede llegar a ser el mundo. Habla de episodios en Roma, Madrid, Japón, Marruecos, Los Ángeles, Reino Unido... Rosalía ya adelanta en Reliquia que LUX, donde se pueden escuchar hasta 13 idiomas, es un viaje por el mundo.
Sexo, Violencia y Llantas y Reliquia funcionan como la obertura de una ópera
Tras haberse desprendido de su pasado y entendido que su corazón le pertence, Rosalía está preparada para ofrecerse al arte, a la música, a lo divino en Divinize. Siente su propia llamada y está ready para dejar pasar la luz y sentir su propio éxtasis como Santa Teresa. "Sé que fui creada para divinizar", canta la artista en inglés y catalán. Ella es consciente de su propósito en esta vida. Algo que ya confesó en una entrevista con Zane Lowe: "Yo sabía que mi misión era hacer música: y lo pedí. Sé que no es gratuito. Yo esto lo rogué", le contó al periodista hace unos días. Esas plegarias son representadas en este tema. Una forma de devolverle al mundo celestial lo que se le ha dado como don.
Pero este camino hacia lo celestial no es fácil. Porcelana es esa ruta hacia el bien. Un tema que musicalmente nos lleva a temas como A Palé y a la Rosalía de contrastes: la dulce y la dura. La artista coge fuerza, siendo consciente de su propósito de iluminar el mundo con su música. Repite en latín "Yo soy la luz del mundo" como un mantra hasta ser consciente de ello. Es entonces cuando aparece una voz masculina que representa a Dios, "lo otro", repitiendo que no le tenga miedo. Como tantos otros profetas, la primera aparición de Dios está cargado de miedo a lo desconocido.
Las voces masculinas que aparecen en LUX representan "Lo otro"
Esta voz masculina, que podría tratarse de la de Frank Ocean, es una de las dos únicas voces de hombre que vamos a escuchar en LUX. La otra la encontramos en Berghain y es la que representa el pecado y los pensamientos intrusivos de Rosalía. Cuando se repite una y otra vez "I'll fuck you till you love me" en la voz de Yves Tumor. Al final, la música se fusiona con un coro celestial, como si Rosalía ya no temiese este sentimiento.
Ahora, abrazando su revelación, Rosalía le dedica un tema a su Dios (a su propósito) en Mio Cristo. Ella ha sido bendecida por el don de la música, de una voz prodigiosa y la capacidad de emocionar. Se lo demuestra al mismo Cristo a través de una preciosa copla donde escuchamos una de sus interpretaciones más emocionantes. Sin autotune, sin apenas producción, acompañada solo de una melodía, Rosalía canta desde el alma, dejando registrado ya uno de los agudos más emblemáticos del pop contemporáneo al final de la obra. Una plegaria donde la artista manda un mensaje del mundo: "Cuántos puños te han dado que deberían ser abrazos".

Rosalía, en una imagen relativa a LUX. La artista ha confirmado su actuación en LOS40 Music Awards Santander 2025.

Rosalía, en una imagen relativa a LUX. La artista ha confirmado su actuación en LOS40 Music Awards Santander 2025.
Segundo Movimiento
Rosalía empieza a explorar este universo. Aunque tenga claro su propósito, las dudas, el caos y el mundo terrenal le dan en las narices en este segundo movimiento en el que aprende que para avanzar tiene que dejar el pasado atrás. La artista no deja de ser humana y se siente atraída por la pasión en Berghain. Pero sabe que solo "la intervención divina podrá salvarla". Solo la música, que para ella es lo más importante, podrá ayudarla. Y es su referente, su madre simbólico, Björk, quien a través de su voz la convence de ello. Que no se desvíe de su camino. Sin duda, un tema que representa perfectamente el espíritu (nunca mejor dicho) de LUX con tres momentos diferenciados.
Aunque para ello tendrá que soltar completamente su pasado, quitarse de ese resentimiento que sigue en su corazón. Lo hace a través de La Perla junto con Yahritza Y Su Esencia. Un tema que bebe directamente del regional méxicano y que más se acerca, en la forma de escribir los versos, a Bizcochito por el sentido del humor que utiliza. Se convierte en un espacio de catarsis. Un reproche compartido y de resistencia emocional llena de cuchillos (literalmente suenan cuando arranca a cantar Yahritza).

Rosalía, artista catalana / Marc Piasecki

Rosalía, artista catalana / Marc Piasecki
Con esta espinita de su pasado fuera, Rosalía ya está preparada para el inicio de su ascensión al cielo en Mundo Nuevo. Volviendo a las bulerías, aquellas con las que empezó en Los Ángeles, para llegar a una nueva zona espiritual. Una balada desgarradora donde la cantante confiesa que quiere renegar de este mundo.
Es justo en ese momento cuando escuchamos De Madrugá: una canción que nació en el pasado y que se adaptó al presente con una nueva producción. Con coros en ucraniano, la canción es la que más bebe de aquella época de transición entre El Mal Querer y Motomami.
Tercer movimiento
El tercer movimiento empieza con Dios es un stalker. Rosalía se enfrenta a su propia divinidad con versos como "detrás de ti voy, yo que siempre espero que vengan buscarme a mí": una de las canciones más pop de LUX. En ella, la artista reflexiona sobre la omnipresencia, la presión de ser vista como una figura casi celestial y el peso de representar algo más grande que ella misma.
“La omnipresencia me tiene agotada”, confiesa, en un tema que mezcla ironía, espiritualidad y vulnerabilidad. Se siente observada, beatificada por el público, y al mismo tiempo, atrapada en esa imagen. “No me gusta hacer intervención divina, pero a mi baby no lo quiero stalkear”, canta con humor y contradicción, como quien reconoce que incluso los dioses tienen debilidades. Hay palmas, hay pop, hay sarcasmo. Como en La Fama, Rosalía vuelve a explorar el precio de ser ella misma, esta vez desde el altar de la cultura pop.
"La omnipresencia me tiene agotada". dice Rosalía en una crítica haca la Fama
En La Yugular, una canción casi poética, donde a ratos la voz de Rosalía solo está acompañada de una guitarra española mostrando el poder de la palabra. La artista hace una plegaria sin dogmas, donde Dios adopta múltiples formas: desde Lucifer hasta el amor por Undivel, el nombre que recibe Dios en lengua caló. “¿Cuántas historias caben en 21 gramos?”, se pregunta la artista, en uno de los versos más líricos del álbum LUX que hace referencia al peso del alma. La canción, también podría ser una despedida a una ex pareja con la que canta La Promesa cuando dice eso de “Libre de promesa".
El tema culmina con lo que parece ser la voz de Patti Smith, icono del punk, poetisa y escritora, que aparece como una figura casi profética tras que Rosalía recite unos versos en anadiplosis.

Rosalía para LUX

Rosalía para LUX
Focu ‘ranni empieza con el sonido de unos sintetizadores que hacen un efecto sonoro parecido al de una cinta de VHS al ser rebobinada hacia atrás. Una manera que tiene Rosalía de llevarnos a un flashback. Esta vez hacia el momento en el que estaba a punto de darle el corazón a alguien que no se lo merecía: "Quería ir de blanco y fui de violeta", canta la artista, representando el color del feminismo. No hay arroz en el cielo, pero sí tatuajes en las costillas del nombre de una expareja.
Rosalía se libera en Focu' anni de un amor no correspondido: "Quería ir de blanco y fui de violeta"
“Seré mía y de mi libertad”, canta, reivindicando su independencia tras una ruptura dolorosa. Las campanas de boda que suenan al final del tema no celebran una unión, sino una liberación.
En Sauvignon Blanc, Rosalía brinda por el pasado... para dejarlo atrás. Abrazando a Dios (a su vocación): “Ya no tengo miedo del pasado, está en el fondo de mi Sauvignon Blanc”, canta con una serenidad que solo llega después del tormento. La canción, una balada delicada y espiritual, marca un punto de inflexión en LUX: el momento en que la artista se libera de lo material —adiós a los Jimmy Choos, a la porcelana— y se entrega a lo intangible. Como las santas, camina sobre nubes, sin necesidad de tacones. Las palmas le esperan al final del viaje. El cierre perfecto del tercer movimiento. Ya está lista para subir de nivel literalmente.
Cuarto movimiento
"Entrégate, que no hay manera. Mejor amar que anilicarse", empieza cantando Rosalía en Jeanne, el inicio del cuarto movimiento. Una canción donde ya empieza su santificación. Lo hace en francés y contando la historia de Juana de Arco con mucha solemnidad. La artista sostiene la voz como quien sostiene un peso histórico, como liderando una cruzada. Además, esta canción podría tener un potente mensaje al colectivo queer. Y es que Juana de Arco es considerara como un icono por desafiar las normas de género y vestir y actuar como un hombre. Algo que le llevó, entre otras cosas, a la hoguera. La artista, en la piel de esta santa, dice que no es un hombre ni una mujer, que es un ser divino. Rosalía se compara con la santa guerrera, renunciando a todo por la fe, ardiendo por una causa que trasciende lo personal.
La reivindicación continúa en Novia Robot, el tema más pop (y político) de LUX. Rosalía se llega incluso a presentar como "la RoRo", una influencer que lanza un discurso directo a Dios. "Guapa para Dios. Solo guapa para mi Dios" (deseando ver el trend de get ready with me versión "vamos a misa" de los influncers más clásicos). El tema es una critica social al sistema que exige la perfección en las mujeres. Una intro hablada que se convierte en un manifiesto contra el patriarcado. Recuerda a esa energía de la Combi Versace, pero en el universo de LUX. Rosalía está cien por cien liberada en este punto del disco. Ya no hay nada que le ate al mundo terrenal.
Y es entonces cuando llegamos a La Rumba del Perdón para conocer a la Santísima Trinidad femenina. Las voces de Silvia Pérez Cruz y Estrella Morente se fusionan, literalmente con la de Rosalía (llega un momento que no sabes quién de las tres está cantando en un duelo perfecto de voces) en esta rumba en la que se invierten los roles. La artista ya no es la que busca el perdón por sus pecados, ahora ella es la que perdona: "Toíto te lo perdono".
La Rumba del Perdón representa una Santísima Trinidad
Y llegamos al final, al menos de la vida terrenal de Rosalía en Memória. Al lado de una de las voces más dulces de la industria musical, Carminho, la artista a través de un precioso fado portugués en el que la artista recuerda su vida, sus milagros y sus pecados. Se despide desde la nostalgia, donde el sonido de las arpas nos invitan a cerrar los ojos y abrazar la tranquilidad. "Cuando muera solo pido no olvidar lo que he vivido", cantan las dos voces en una melodía llena de saudade.
LUX termina con la ascensión de Rosalía al cielo, acudiendo a su propio funeral en Magnolias. Pero no hay tristeza. No hay rencor ("Todos habéis venido, hasta mis enemigos"). La artista ha alcanzado su propósito, haciendo mención a su legado. Está plena, su vida ha tenido un propósito, guiado por el lo divino: que su música llegue al mundo entero. La propia artista, a través de un coro celestial, se encuentra con Dios en su ascensión. Una imagen visual en la que la artista le agradece la vida que ha vivido. "Prómeteme que me protegerás a mi y a mi nombre en mi ausencia. Yo que vengo de las estrellas, hoy me convierto en polvo para volver con ellas", termina diciendo la artista en lo que parece un mensaje para los propios oyentes. Nos dice directamente que sigamos escuchando sus canciones, su legado y recordando su nombre una vez que ya no esté.
Y es que Rosalía ha ascendido a otro nivel con LUX. Al de los dioses y las musas que cambian la historia de la música. Un álbum que perdurará en el recuerdo y que dentro de cincuenta años seguirá siendo estudiado. Porque cuando uno siente la llamada de lo que de verdad le apasiona, puede hacer de lo imposible, algo divino.














