¿Te sientes atrapado por el cambio climático? Podrías estar sufriendo ecoansiedad
No es paranoia ni dramatismo: la preocupación constante por el futuro del planeta se está convirtiendo en un fenómeno real que afecta a millones de personas en todo el mundo.
La ecoansiedad es un problema real. / Deagreez
Si últimamente te despiertas con un nudo en el estómago al leer noticias sobre incendios, sequías o el aumento del nivel del mar, no estás solo: podrías estar sufriendo ecoansiedad.
Pero, ¿de qué hablamos exactamente? La ecoansiedad es un término que describe el miedo, la preocupación y la angustia que muchas personas sienten frente a la crisis climática y la degradación ambiental. Lejos de ser un simple sentimiento pasajero, puede afectar la vida cotidiana, el estado de ánimo e incluso la capacidad de tomar decisiones.
La ecoansiedad es una respuesta natural ante una amenaza real y global
Aunque todavía es un concepto relativamente nuevo en psicología, la ecoansiedad ya está reconocida por expertos como una respuesta natural ante una amenaza real y global. Se manifiesta de muchas maneras: desde la sensación de impotencia y desesperanza hasta la obsesión por controlar todos los hábitos de consumo para no "dañar" el planeta. Para algunas personas, la preocupación se traduce en insomnio, ansiedad generalizada o estrés constante, mientras que otras pueden experimentar un miedo difuso que limita su capacidad de disfrutar el presente.
De la preocupación a la acción
A pesar de la carga emocional que supone, la ecoansiedad también puede tener un lado positivo. Muchos psicólogos la consideran un motor de cambio, porque quienes la sienten suelen involucrarse en acciones sostenibles, activismo ambiental o cambios de hábitos cotidianos: reducir el consumo de plástico, optar por transporte limpio o apoyar proyectos de conservación. Reconocerla y canalizarla de manera constructiva es clave: ignorarla o intentar reprimirla puede aumentar la angustia y provocar sensación de parálisis frente a la magnitud de los problemas.
Los jóvenes son especialmente vulnerables a la ecoansiedad. / Photo by Rafa Elias
Los jóvenes son especialmente vulnerables a esta afección: según varios estudios, los adolescentes y adultos jóvenes muestran niveles más altos de ecoansiedad que generaciones anteriores, posiblemente por la exposición constante a información sobre la emergencia climática a través de redes sociales y medios de comunicación. Sin embargo, no se trata solo de un problema individual: se necesita también un cambio social y político que aborde la crisis ambiental de manera efectiva, para que la preocupación se transforme en esperanza y acción, en lugar de ansiedad paralizante.
Existen estrategias que ayudan a manejar la ecoansiedad: informarse sin sobreexponerse, participar en proyectos locales de cuidado ambiental, mantener hábitos sostenibles realistas y conectar con comunidades que compartan objetivos similares. Aprender a aceptar la incertidumbre y a enfocarse en lo que sí se puede controlar es fundamental para no caer en el desánimo.