Sentencia histórica por el mayor desastre ecológico de la historia de Brasil
Un tribunal británico responsabiliza a gigante minero BHP Group por un vertido de lodo tóxico que afectó al estado de Minas Gerais.

La sentencia sienta un precedente en la lucha por la protección del medio ambiente. / RUNSTUDIO
La justicia británica ha emitido una sentencia que puede suponer un antes y un después en la lucha por la justicia ambiental. Un tribunal de Londres ha declarado responsable al gigante minero BHP Group del colapso de la presa de Fundão, ocurrido en noviembre de 2015 en el estado brasileño de Minas Gerais. Se da la circunstancia de que el país alberga estos días la COP30, en la que se decide buena parte del futuro de la lucha contra el cambio climático.

La localidad de Bento Rodrigues, tras el desastre de la presa de Fundão. / Douglas Sant Anna da Cunha

La localidad de Bento Rodrigues, tras el desastre de la presa de Fundão. / Douglas Sant Anna da Cunha
Aquel derrumbe desató un torrente de lodo tóxico que arrasó aldeas enteras, contaminó ríos, selvas y campos, y provocó la muerte de 19 personas. El desastre liberó suficiente residuo minero como para llenar 13.000 piscinas olímpicas y dejó una huella indeleble en el río Doce, un cauce venerado por el pueblo indígena krenak y que, según expertos, aún no se ha recuperado.
El tribunal considera que la tragedia podría haberse evitado
La jueza del Tribunal Superior, Finola O’Farrell, concluyó que BHP era "estrictamente responsable" como contaminador, pese a no ser la propietaria directa de la presa. La empresa anglo-australiana posee el 50% de Samarco, la operadora de la mina junto a la brasileña Vale, y según la sentencia tuvo un papel decisivo: fue negligente, conocía el riesgo y permitió que la presa siguiera elevándose para aumentar la producción. "El riesgo de colapso era previsible", escribió en una resolución de más de 200 páginas, en la que afirma que el desastre "podría haberse evitado".
LOS40
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La unión hace la fuerza
La demanda, presentada en 2018 en Reino Unido por 600.000 brasileños (entre ellos 31 municipios y miles de pescadores, familias y comunidades indígenas), se ha convertido en una de las mayores acciones colectivas ambientales de la historia. La decisión abre la puerta a indemnizaciones multimillonarias que podrían ascender a 36.000 millones de libras (unos 40.800 millones de euros). La cuantía exacta se fijará en una segunda fase del juicio, prevista para 2026. BHP, por su parte, ya ha anunciado que recurrirá el fallo y defiende que ha participado activamente en los esfuerzos de reparación en la zona.
Las víctimas, sin embargo, celebran lo que consideran una victoria histórica. Mónica dos Santos, de la Comisión para los Afectados, resume el sentimiento compartido: "Tuvimos que cruzar el Atlántico para que finalmente se responsabilizara a una empresa minera". Gelvana Rodrigues, que perdió a su hijo de siete años bajo el lodo, insiste en que nunca descansará hasta que los culpables sean castigados. Su testimonio refleja una década de dolor, frustración y búsqueda de justicia ante un proceso lento y marcado por acuerdos que muchos consideran insuficientes.
El fallo sienta un precedente que podría transformar la forma en que se persiguen los desastres ambientales transnacionales
El caso avanzó en paralelo a un acuerdo alcanzado en Brasil entre el Gobierno federal y Samarco, por el cual la compañía deberá pagar 23.000 millones de dólares durante dos décadas. Pero para los demandantes, ese pacto no cubre adecuadamente los daños personales, económicos y culturales, ni repara las pérdidas irreversibles sufridas por comunidades que siguen viviendo con las consecuencias del vertido.
La sentencia británica no solo define responsabilidades, sino que envía un mensaje claro a la industria extractiva global: las multinacionales pueden ser juzgadas y condenadas fuera de los países donde operan en el caso de que provoquen daños masivos. Para muchos juristas, el fallo sienta un precedente que podría transformar la forma en que se persiguen los desastres ambientales transnacionales. Casi diez años después de la tragedia, miles de voces que clamaban justicia encuentran ahora un reconocimiento decisivo. Queda saber si la reparación económica estará a la altura del daño causado y si este caso marcará un punto de inflexión para evitar que tragedias como la de Fundão vuelvan a repetirse.












