Esto que tienes en la nevera es veneno para ti (y para el planeta)
Un nuevo estudio vuelve a poner el foco en los ultraprocesados, "alimentos" que enferman nuestros cuerpos… y también la Tierra.
Los alimentos ultraprocesados están cada vez más presentes en nuestra dieta. / wildpixel
Abre tu despensa o tu nevera. ¿Cuántos paquetes, sobres y barritas encuentras? Bebidas azucaradas, patatas fritas de bolsa, pizzas congeladas, galletas con sabores, salchichas…. Son los ultraprocesados, esos alimentos industriales diseñados para que comas más y más y que han conquistado nuestra dieta. No son comida en el sentido tradicional: son productos baratos, hiperpalatables, llenos de aditivos y con un marketing agresivo que eclipsa a las frutas, verduras y legumbres de toda la vida.
La comunidad científica ha dado la voz de alarma sobre los ultraporcesados en muchas ocasiones, pero esta es una de las más contundentes. Según un estudio que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista científica 'The Lancet', su consumo creciente no solo amenaza nuestra salud; también está deteriorando el planeta a un ritmo alarmante. La OMS también lo dice sin rodeos: estamos ante una "amenaza sistémica" para el cuerpo y la sostenibilidad.
Los ultraprocesados resultan tan irresistibles como dañinos. / Peter Dazeley
Los datos globales son preocupantes. En países como Estados Unidos, más del 60% de la dieta ya procede de ultraprocesados; en España, su consumo se ha triplicado en apenas dos décadas, pasando del 11% al 32%. Y todo apunta a que la cifra actual es aún mayor: estudios recientes detectan un aumento del 49% en la venta de comidas listas para consumir entre 2022 y 2024. Este tsunami alimentario está impulsado por un puñado de corporaciones (Nestlé, Coca-Cola, PepsiCo, Ferrero, Kraft Heinz…) que, según los expertos, priorizan el beneficio económico sobre la salud y usan estrategias similares a las de la industria tabacalera para bloquear regulaciones e influir en la opinión pública.
Las consecuencias
¿Y qué provoca esta dieta ultraprocesada? Más de 100 estudios analizados entre 2016 y 2024 lo asocian con el aumento del riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, depresión, enfermedades cardiovasculares y una mayor mortalidad. No es solo "comer mal": es exponerse de forma constante a sustancias químicas, grasas de mala calidad, azúcares añadidos y un desequilibrio nutricional que nuestro cuerpo no está preparado para gestionar, y que a largo plazo acaba pasando factura.
Los ultraprocesados implican deforestación, pérdida de biodiversidad y un uso intensivo de combustibles fósiles
Pero la parte menos visible del problema está fuera del plato. La producción masiva de ultraprocesados depende de monocultivos como el maíz, la soja o el aceite de palma, que implican deforestación, pérdida de biodiversidad y un uso intensivo de combustibles fósiles para procesar y transportar estos productos por todo el planeta. A esto se suma la montaña de envases de plástico que los acompaña, omnipresentes y difíciles de reciclar. Son productos perfectos desde la lógica comercial, pero desastrosos desde el punto de vista sanitario y ecológico.
Expertos y organismos internacionales coinciden en que no basta con "comer mejor" a nivel individual. Hace falta una respuesta política: impuestos a los productos insanos, etiquetado claro, limitación de publicidad, regulación en colegios y hospitales, y un apoyo real a la alimentación fresca y sostenible. Porque lo que hoy vemos en los lineales no es casualidad: es el resultado de un sistema alimentario diseñado para maximizar beneficios, aunque eso implique comprometer nuestra salud y la del planeta.