Makoto Shishio, uno de los mejores villanos del anime de los 90, será el nuevo amo y señor de tu vitrina

Hay villanos que se apagan con el tiempo y otros que se convierten en leyenda. Makoto Shishio, el antagonista absoluto del arco de Kioto en Rurouni Kenshin, pertenece a la segunda categoría. Es la oscuridad que define la luz del protagonista, el reflejo retorcido de lo que Kenshin podría haber sido si hubiese seguido empuñando la espada sin dudar. En la historia del anime, pocos enemigos han sido tan magnéticos, tan complejos y tan memorables. Y ahora, Banpresto le hace justicia presentando su propia figura dentro de la linea Ichibansho.

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El enemigo que hizo temblar Kioto

En el universo de Rurouni Kenshin, Shishio es el sucesor espiritual del propio Kenshin. También fue un asesino del Bakumatsu, también sirvió al nuevo gobierno Meiji, y también fue traicionado por él. Pero mientras Kenshin buscó redención, Shishio optó por la venganza. Quemado vivo y dado por muerto, sobrevivió envuelto en vendas, alimentando un odio tan ardiente como su propio cuerpo carbonizado. Su idea era sencilla, brutal y filosóficamente inquietante: “solo los fuertes deben sobrevivir”.

El arco de Kioto, donde este personaje se despliega en todo su esplendor, es considerado por la mayoría de los fans como el mejor tramo de la obra. Es ahí donde la serie alcanza su punto más alto: una narrativa intensa, coreografías de combate memorables y un duelo ideológico entre Kenshin y Shishio que trasciende el bien y el mal. Es, sin exagerar, uno de los enfrentamientos más icónicos del anime de los 90.

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Por eso no sorprende que Banpresto haya querido rendir homenaje al personaje con una figura de su línea Ichibansho, que se ha convertido en sinónimo de calidad y fidelidad visual. Pero en este caso, el trabajo va más allá: Shishio se siente tan real que casi se puede oír el crujir de sus vendas.

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Una figura con cicatrices

La figura de Shishio Makoto de la línea Ichibansho es un despliegue de texturas, contrastes y precisión técnica. Su diseño muestra al villano con el kimono parcialmente abierto, dejando ver parte del cuerpo vendado y esa mirada que combina serenidad y amenaza. Lo primero que salta a la vista es la profundidad del modelado: cada capa del vendaje parece tener relieve propio, los pliegues de la ropa están moldeados con esmero, y la pintura añade sombras sutiles que dan sensación de desgaste y materia. Incluso la piel visible —esa carne marcada por las llamas— tiene textura, algo poco común en figuras de esta gama.

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El resultado es espectacular. De hecho, podría decirse que Shishio se roba el protagonismo en cualquier vitrina, algo muy acorde a su personalidad dentro de la serie. Pero precisamente ahí es donde aparece la advertencia amable para los coleccionistas: si tienes la figura de Kenshin de esta misma línea, puede que notes un contraste fuerte entre ambas.

Kenshin, en su representación de Ichibansho, es minimalista, limpio, casi plano en su ejecución: un reflejo del diseño más sobrio y espiritual del personaje en el remake. Shishio, en cambio, es barroco, cargado de texturas y matices; cada milímetro de su superficie parece contar una historia. Ponerlos juntos en una misma vitrina no es una mala idea —de hecho, el contraste puede tener su encanto narrativo—, pero no encajan con la misma coherencia visual que otras parejas de figuras de la línea. Mientras Kenshin transmite calma y redención, Shishio irradia caos y furia, y eso se traduce hasta en el plástico.

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El villano que se resiste a morir

Más allá del apartado técnico, esta figura tiene algo que pocas consiguen: captura la esencia del personaje. Shishio es el fuego que nunca se apaga, el cuerpo que sigue ardiendo incluso después de la muerte. Su diseño, sus vendas, su espada y esa postura erguida con la mirada altiva lo dicen todo: no hay paz en él, solo convicción. Es la encarnación del extremo opuesto a Kenshin, pero también su igual en fuerza y voluntad.

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Y quizá por eso, esta figura impresiona tanto. Porque no se limita a recrear un personaje, sino que transmite lo que significa. Es una pieza que no solo se contempla, sino que se siente. Al mirarla, es imposible no recordar los duelos en el infierno ardiente del barco de hierro, las palabras finales de Shishio, y esa sensación de que estábamos presenciando algo más grande que un simple combate: el choque entre dos filosofías de vida.

La Ichibansho de Makoto Shishio es una de las mejores representaciones del personaje que se han hecho en PVC. La calidad de esculpido, la riqueza de texturas y la fidelidad al diseño original del anime la convierten en una pieza imprescindible para cualquier fan de Rurouni Kenshin. Casi por encima del protagonista de la serie. Es poderosa, dramática y tremendamente bien acabada.

Es una pieza que respira carácter, que evoca uno de los mejores arcos del anime clásico (todavía inacabado en el remake) y que nos recuerda por qué Rurouni Kenshin sigue siendo una obra inmortal.