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María Becerra rompe con todo y se reconstruye en 'Quimera', el proyecto más transformador de su carrera

La argentina convierte el dolor y la tristeza en canciones y alter egos: Maite, Jojo, Shanina y Gladys

Foto de María Becerra para la portada de 'Quimera' / javifotoman

María Becerra vuelve a convertirse en una de las protagonistas de la industria musical con el lanzamiento de Quimera, su tercer álbum de estudio y uno de los proyectos más ambiciosos que ha presentado hasta ahora. Han pasado tres años desde su último trabajo y, en este tiempo, la artista argentina ha atravesado un proceso personal y creativo que ha redefinido por completo su manera de componer, grabar y comunicar. El resultado es un disco que no solo amplía su universo artístico, sino que también marca un antes y un después en su trayectoria.

Según ha explicado la propia artista en distintas ocasiones, Quimera nació después de desechar un álbum ya terminado. Tenía canciones grabadas, ideas cerradas y una hoja de ruta clara, pero su vida personal dio un giro que la llevó a replantearse ese material. La música, que siempre había sido su punto de apoyo, empezó a conectar con sensaciones que ya no representaban su presente. Ese choque emocional la obligó a formularse una pregunta clave: ¿cómo componer desde un lugar que no estuviese únicamente vinculado al dolor? Esa búsqueda derivó en un proceso creativo completamente nuevo, del que surgió este álbum.

Quimera se construye sobre un concepto central: la multiplicidad. Para abordar todas las capas que forman su identidad artística, María creó cuatro alter egos que funcionan como extensiones de distintas facetas emocionales. Maite simboliza la sensibilidad y las heridas que enseñan; Jojo encarna la libertad y la sensualidad como afirmación personal; Shanina explora la intensidad, el deseo y la dualidad; y Gladys recoge la fuerza de las raíces, el orgullo por el origen y una mirada más cruda hacia la verdad cotidiana. Cada una protagoniza tres canciones, lo que permite recorrer géneros tan diversos como el pop, el urbano, el R&B, la salsa, el dembow o sonidos más experimentales, todos entrelazados en un disco que transita entre la introspección y el empoderamiento.

Sin embargo, más allá de estos personajes, también hay un quinto hilo narrativo: la voz sin máscaras de la propia María. En cinco temas, deja a un lado toda ficción para centrarse en emociones directas asociadas al amor, la caída, la sanación o la aceptación. Son momentos donde se muestra tal cual, y que funcionan como el corazón emocional de Quimera, conectando todo el concepto del álbum con una perspectiva más humana y transparente.

En lo sonoro, el disco ha sido producido principalmente por Xross, aunque María tuvo un rol activo en la producción de varias canciones, lo que refleja su búsqueda de un control creativo más amplio. Esta involucración también se extendió al plano visual, donde muchos de los videoclips parten de ideas desarrolladas por ella misma. En conjunto, Quimera se convierte en una obra en la que sonido e imagen avanzan de la mano.

El apartado de colaboraciones destaca por su variedad y por cómo cada artista encaja en las distintas identidades del álbum. Taichu, Jay Wheeler y J Rei aportan matices íntimos; TINI y Paulo Londra acompañan el universo intenso y cambiante de Shanina; Karina La Princesita conecta con la esencia de Gladys; y El Alfa se suma al magnetismo de Jojo en una propuesta donde no se busca únicamente unirse a otros nombres del panorama, sino expandir el carácter emocional y sonoro de cada una de las facetas del disco.

Para presentar este proyecto, Becerra ofrecerá dos conciertos los días 12 y 13 de diciembre en el Estadio River Plate de Buenos Aires. No será una puesta en escena cualquiera: será el primer show en formato 360° en la historia del estadio, lo que subraya la dimensión conceptual de Quimera y el nivel de producción que rodea esta nueva etapa de la artista. Una apuesta que aspira a materializar en directo todo el universo del álbum de una manera integral.

Con Quimera, María Becerra confirma que está en un momento de plena evolución artística. Un disco que nace de una revisión profunda de sí misma y que, al mismo tiempo, amplía sus límites creativos en todas las direcciones.