Kimba, la obra de Osamu Tezuka que inspiró a Disney para su "Rey León", se reedita en España para que puedas acabar bien el año

Si hoy Kimba (Jungle Taitei, “El emperador de la jungla”) sigue apareciendo en conversaciones pop es porque, más allá de la polémica con Disney, es una de las obras fundacionales del manga moderno. Tezuka la empezó a serializar en 1950 en Manga Shōnen, en plena posguerra japonesa, cuando el país intentaba reinventarse culturalmente y eso se nota: bajo una aventura de animales parlantes late una pregunta muy humana sobre qué significa crear un mundo mejor después de una catástrofe.

La historia abre con una idea muy tezukiana: un reino animal que no es idílico, sino un lugar atravesado por el hambre, el miedo y, sobre todo, por la irrupción humana. Panja es un león blanco que intenta garantizar un santuario para todas las especies frente a la caza y el avance de las aldeas. Su caída llega por una trampa de un cazador, que lo abate y captura a su esposa embarazada. En la jaula, da a luz al pequeño Leo nace con el destino ‘sellado’ de convertirse emperador de África. Tras un naufragio, Kimba inicia un viaje que le llevará hasta el continente para seguir el camino que marcó su padre.

Pero Kimba no es solo “el cachorro que vuelve para reclamar el trono”. Tezuka hace que Leo pase un tiempo con humanos, aprenda de su tecnología y su organización social, y regrese a la selva con una idea casi utópica: construir una convivencia entre especies usando lo mejor de ambos mundos. Ahí la obra despliega su personalidad propia. Donde otras fábulas separan naturaleza y civilización, Tezuka las pone a dialogar (y a chocar). Leo quiere paz, sí, pero también quiere modernizar la jungla y descubrirá que la “mejora” nunca es neutral. El resultado es un manga de aventuras que, sin ponerse solemne, habla de colonialismo, medio ambiente y del precio moral del progreso.

Y sorprende lo vigente que es su lectura. Tezuka no idealiza a los animales: hay violencia, tensiones internas, rivalidades. Tampoco demoniza a “los humanos” como bloque; más bien retrata un sistema donde la supervivencia y la ambición empujan a la explotación. Esa ambivalencia es una de las grandes virtudes de Kimba: no predica desde arriba, sino que deja que el lector vea cómo la paz es un proyecto frágil.

A nivel técnico, el manga de Tezuka podrá gustarte más o menos, pero hay que dar al autor el crédito que merece. Es uno de los dibujantes más prolíficos de la historia y tanto como hizo por el manga, hizo por el género cartoon, del que a mi siempre me ha parecido medio responsable. A veces piensas que podría ser animador otras parece "el Ibañez japonés"; tiene una facilidad para dibujar secuencias "animadas" divertidas que no es nada fácil de ver entre los autores japoneses.

Su éxito fue enorme y multiplicó su impacto. La adaptación animada de 1965 no solo popularizó la historia: fue la primera serie de TV anime en color producida en Japón, y se exportó a muchos países a partir de 1966. Para varias generaciones fuera de Japón, Kimba fue literalmente una puerta de entrada al anime décadas antes de que esa palabra tuviera un significado para nosotros. Con el tiempo, el personaje se volvió icono cultural japonés, reapareciendo en remakes, películas y hasta como mascota deportiva.

¿Y la sombra de El Rey León? Es imposible ignorarla, porque forma parte de la biografía pública de la obra. Las similitudes han sido debatidas desde 1994 (un cachorro de león que pierde a su padre, un villano con cicatriz, escenas “parecidas”, etc), pero Disney lo niega y Tezuka Productions nunca demandó. Hay ecos visuales, pero son lecturas y temas distintos. En cualquier caso, si la comparación persiste es porque Kimba dejó huella en el imaginario global.

Hoy, 75 años después, este león blanco sigue rugiendo gracias a la edición que Planeta Cómic pone en circulación dentro de su “biblioteca Osamu Tezuka”, un repositorio excepcional en el que la editorial está recopilando toda la obra del apodado “dios del manga”. Como tantas otras series que ya tenéis disponibles en las tiendas dentro de esa serie, Kimba es una lectura única, un clásico atemporal y una obra imprescindible en cualquier colección de manga que se precie.