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Lorde y Björk aparecen entre los artistas que retiran su música de Israel en un boicot global

La campaña pacifista que promueve cortar vínculos con los conflictos armados sigue sumando apoyos y fortaleciéndose

Lorde, en Glastonbury 2025. / Joseph Okpako

La iniciativa No Music For Genocide sigue ganando terreno y se posiciona como una de las campañas culturales más influyentes del momento. En las últimas semanas, numerosos artistas y bandas de diversos géneros han optado por aplicar geobloqueo a su música en Israel, una acción destinada a visibilizar la crisis en Gaza y cuestionar la respuesta de la comunidad internacional.

Entre los últimos nombres que se han incorporado se encuentran Massive Attack y Paul Weller, quienes obtuvieron el consentimiento de sus discográficas para limitar la reproducción de sus catálogos dentro del país. A ellos se suman artistas como Denzel Curry, My Bloody Valentine, Shy Girl, Innervisions, YHWH Nailgun, Saba, Paris Paloma y Vacations, ampliando la lista de participantes en un boicot que no deja de crecer desde septiembre.

Razones del boicot

La plataforma promotora sostiene que la música puede convertirse en una herramienta de resistencia no violenta y afirma que su intención es presionar simbólicamente al gobierno israelí ante lo que califican como violaciones sistemáticas de derechos humanos. El colectivo critica además que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara un acuerdo impulsado por Estados Unidos e Israel, al que acusan de despojar una vez más a la población palestina de garantías fundamentales.

Otros artistas

La campaña asegura haber superado ya el millar de apoyos entre artistas, bandas y sellos discográficos. En la lista figuran nombres conocidos del panorama internacional, como Lorde, Björk, Fontaines D.C., el archivo artístico de Ryuichi Sakamoto, Paramore o Black Country, New Road. Además, su primera recaudación económica superó los 7.000 dólares, fondos que fueron destinados a organizaciones que operan en territorio palestino.

Björk, con 'Cornucopia' en Floirac, Francia, en diciembre 2023. (Photo by Santiago Felipe/Redferns for ABA) / Santiago Felipe

En un comunicado compartido por la propia campaña, Paul Weller comparó esta acción con el boicot contra el apartheid sudafricano en los años ochenta, recordando que la presión cultural y las sanciones ayudaron a generar cambios reales.

En un reportaje de NPR, la poeta y activista Aja Monet describió el boicot como una de las estrategias más eficaces frente a lo que considera un sistema fortemente militarizado y violento. Monet defendió la necesidad de analizar dónde se colocan los recursos en un contexto global dominado por intereses económicos.

¿Reacción de Israel?

La embajada israelí en Estados Unidos calificó el movimiento como discriminatorio e inmoral, asegurando que este tipo de iniciativas no contribuyen a la convivencia ni al bienestar de las poblaciones afectadas. Se limitó a lanzar un comunicado, alertando de que estas campañas solo profundizan la polarización.

Lola Rabal

Recién graduada en Periodismo y Comunicación...