Tras la despedida de Sabina en su última gran gira, nos queda repasar su vida en su novela gráfica: “Queda Sabina para rato”
Kike Turrón y Kike Babas lanzan la azarosa vida llena de excesos del jienense en formato cómic
Joaquín Sabina, en su concierto de despedida en el Movistar Arena de Madrid el 30 de noviembre de 2025. / Europa Press News
Este domingo 30 de noviembre Joaquín Sabina se despedía de los escenarios grandes y las giras gigantes con un concierto que pasará a la historia. Pero que nadie se piense que es un adiós al maestro jienense porque hay Sabina para rato. De momento, podemos acercarnos a él a través de la novela gráfica que han publicado Kike Babas y Kike Turrón. Ya sacaron la de Fito Cabrales y la de El Gran Wyoming. Ahora les toca el maestro de los 19 días y 500 noches.
Aunque está en el imaginario de muchos, su vida tan ajetreada y novelesca tiene muchas curiosidades y anécdotas por descubrir y ellos la han convertido en algo accesible, ameno y fácil de leer con licencias poéticas que solo permite un formato como este.
Hemos hablado con ellos de esa vida azarosa, de su música y de lo que podemos seguir esperando de Sabina.
Te recomendamos
Pregunta: Vosotros que ya tenéis callo en esto de poner en imágenes la biopic de un artista –lo hicisteis con Fito, entre otros-, ¿por qué os decidisteis por Sabina sobre el que tanto se ha publicado?
Kike Babas: Bueno, Sabina fue de los primeros nombres que salió. Ha llegado el tercero, después de Fito, después de El Gran Wyoming. Supongo que teníamos que calentar un poco el campo antes de sacar a la estrella, ¿no? Pero cuando nos decidimos por hacer esto de biopics en cómic, que fue una idea de hace unos tres años o así, partió de ver el respeto que tienen los anglosajones. Partió de la pura envidia, de ver cómo los anglosajones hacen con sus Janis Joplin, sus The Greatful Dead, sus The Doors, biopics en cómic y dijimos: ‘Joder, esta gente qué cultura, ¿no? Qué respeto por su cultura popular ha tenido siempre, ¿no? A partir de ahí dijimos: ‘¿Y si lo hiciéramos aquí?’. Empiezas como a soñarlo primero. ¿Estará caliente, realmente, el mercado español, estará caliente la cultura de la calle que es el cómic, la cultura de la calle que es la música popular? ¿Se pueden unir estos dos mundos y habrá respuesta? Nos preguntábamos eso. Pensábamos que sí, que efectivamente ya teníamos a nuestros grandes artistas, un Sabina o un Serrat significaban lo mismo que un Bruce Springsteen o un Bob Dylan. Queríamos entenderlo así y con esta idea nos fuimos a una editorial y le pareció fantástico.
P: Y ahí empieza todo.
Kike Babas: Hicimos un listado de quién nos gustaría sacar una vida en cómics. Y el primero o segundo que pusimos fue el nombre de Sabina, obviamente. ¿Por qué? Nos sobran los motivos.
P: De todas formas, claro, dices tú que parte de esa envidia por la cultura popular de otros países de fuera. Yo no sé si esto va unido a que son malos tiempos para la lírica, mejores para la ilustración. Decía lo de la novela porque Benjamín Prado ya dice que no es una etiqueta que le guste mucho, pero al final es eso, ¿no?
Kike Turrón: Sí, desde luego. Quique y yo, además, venimos de un bagaje de hacer mogollón de biografías, lo que viene siendo al uso, es decir, mogollón de texto y muchas fotos. Entonces, este era ese desafío, ¿no? Quique y yo en un principio, cuando nos planteamos este proyecto y bajamos a las bibliotecas a buscar cómics y a ver cómo era el mundo del cómic, nada más echar un vistazo dijimos, ‘j*der, si tardamos siete y ocho años en hacer una de las biografías de estas a los Rodríguez o a Leño, esto, con los bocadillitos y el poco texto que hay, en un fin de semana nos hacemos la de Fito y prácticamente en Semana Santa tenemos la de...’. Y no, no fue así. Es decir, pasar a trabajar en el mundo del, del cómic requiere sintetizar, a la par que contar con todo lo que cuenta lo que aporta el dibujante. Primero hemos buceado en todas las biografías que hay ya escritas, en todos los análisis que hay de su obra, de sus canciones, de sus ciudades, de su todo. Todo eso nos lo hemos empapado entero y luego ya ha sido ese trabajo de sintetizar, de extraer la raíz y, por supuesto, de salpicarlo todo de ese increíble e inabarcable repertorio de canciones que tiene Sabina.
P: Y, al final, es un retrato social también de una época que está muy presente, ese contexto que rodea la vida de Sabina. Pero sí es verdad que a mí cuando me llegó la noticia de esta novela gráfica de Sabina, dije: Pero ¿queda más por contar de Sabina? Porque hay mucho material publicado sobre él.
Kike Babas: Lo que queda es contarlo de esta manera, que es un lenguaje diferente. Es verdad que Sabina está muy documentado, está muy videografiado, muy bibliografiado. Hay muchísimos libros, lo cual fue una fortuna para nosotros, porque a la hora de obtener el material sobre el que teníamos que trabajar fue razonablemente fácil, al menos el conseguirlo. Lo complicado después es encontrar la esencia. Había veces que, es verdad que, la misma anécdota contada en diferentes años o por diferentes autores o por el Sabina en distintas épocas, variaba sustancialmente con los principios, con los finales.
P: Es lo que tiene la memoria, que es muy frágil.
Kike Babas: Eso, y que Sabina es un poco Tom Waits, ¿sabes? Le gusta pinturear un poco sus propias batallas. Había que buscar esa esencia y transportarla al mundo del cómic que es un formato que te permite otra manera de contar. Por ejemplo, hay uno de los capítulos donde metemos a Sabina dentro de un poema de Jaime Gil de Biedma como un personaje que habita ese poema. Eso no lo puedes hacer de otra manera.
P: Por cierto, que, como autores, también os convertís en personajes dentro de esta novela gráfica, ¿qué se siente viéndose ahí dibujado?
Kike Turrón: La verdad es que Kike y yo tenemos esa especie de alma de Alfred Hitchcock al que le gustaba siempre hacer un pequeño cameo en sus obras. Cuando ya hacíamos videoclips, -hemos hecho videoclips a muchas bandas: Marea, Barricada-, también nos gustaba hacer un pequeño cameo. ¿Por qué no recrearnos en la propia investigación que vamos a hacer para ponernos en marcha para realizar una biografía de Joaquín Sabina? Con ese precepto nos pusimos, utilizándolo a nuestro favor para contar cosas de la propia vida de Sabina, como esa visita que nos inventamos a Úbeda o paseando por el barrio de Malasaña en una visita guiada. O incluso, yendo a ver al propio Joaquín Sabina y a Jimena a su casa para quedar con ellos. Situaciones que todavía no se han producido, esperamos que se produzcan, pero que nos permitían, aparte de hacer nuestro cameo, aportar con esa infrahistoria datos y cosas que tienen que ver y muchísimo con la vida de Joaquín Sabina.
P: Vamos, que entonces esa visita a su casa de momento no es más que un deseo, y yo que os iba a preguntar por el objeto que más os había llamado la atención de ese museo en el que vive.
Kike Babas: Es una casa que casi media España conoce a través de los múltiples reportajes donde Sabina ha abierto las puertas de sus casas. Hemos metido muchas cosas que no hemos hecho, pero nos permitía como un hilo conductor que era, el de esos dos tipos que están haciendo un libro sobre Sabina, tener diferentes narradores. Hablamos con personajes que no existen como Juana la Loca que es un personaje de una canción de Sabina. También entrevistamos a un tal Richard, que resulta que era uno que estaba enganchado a la heroína junto con Princesa y además era amigo de los que le atracaron a Sabina en Pacto entre caballeros. Es un personaje inventado, tampoco ha existido, pero tener ese tipo de ex yonqui nos permitía contar la dureza de los años ochenta.
Kike Turrón: Yo sin haber estado, el día que pueda estar, seguro que iré directo a la cocina a visitar ese cuadro que tiene de los Beatles que está firmado por ellos. La casa de Sabina deber ser un museo constante en cada pasillo y cada recuerdo. Aunque no sea valioso monetariamente, seguro que trae un recuerdo.
Kike Babas: Tiene libros de James Joyce firmados por él, eso tiene que valer dinero. También hay una parte en la que nos ponemos a jugar al ping-pong con Ariel Rot y Andrés Calamaro. No pasó así. Cuando cuentan ese capítulo sobre cuando estuvieron con Sabina, eso sí nos lo han contado Ariel y Andrés, los dos. Pero hoy en día se cuenta a través de móvil, haces una llamada, te dejas un mensaje de WhatsApp, retomas apuntes de aquella antigua biografía donde había hablado de Sabina, pero nos parecía mucho más divertido irnos a Tablada 25, los míticos locales, a echarnos una partida de ping-pong con ellos, ¿no?
P: Benjamín Prado y Luis García Montero, abriendo el libro con sus prólogos, amigo y vecino de verano de Sabina, ¿por qué ellos?
Kike Turrón: Digamos que en este volumen primero de Pasión y vida hemos decidido o se decidió por sí mismo que los prologuistas iban a tocar más la parte literaria de Sabina que tiene su parte músico y su parte poeta y nos parecía muy bonito que estos dos grandes y longevos amigos que ha tenido agarrados de cada mano durante muchos años, con los que efectivamente comparte vacaciones, días estivales y buenos momentos, fuesen quienes hiciesen un pequeño semblante. Luis García Montero se ha dedicado un poco más a tratar a Sabina y Benjamín Prado, a tocar un poco más lo que es la obra. La verdad es que, gloria bendita, porque son dos grandes poetas que tenemos y que hayan accedido a colaborar y a abrir esta novela gráfica sobre Joaquín, es la leche.
P: Tenía ganas de ver dibujado a Leiva, pero todavía no habéis llegado a él.
Kike Babas: Llegará en la segunda parte, pero Leiva ha sido importante en este cómic. Ha sido muy importante. Hace un par de años, cuando teníamos la idea y ya teníamos unos bocetos no sabíamos cómo tocar esa puerta porque no era un teléfono que tuviéramos. Igual que a Fito sí sabíamos cómo llegar, o a Wyoming, a Sabina no. Entonces, en un camerino de Leiva se lo enseñamos, todo muy bonito, bien presentado y le dijimos que nos gustaría tocar la puerta de Joaquín Sabina para ver si aceptaba. Leiva lo vio un rato y dijo: ‘Tío, eso es maravilloso. La idea de hacer una biografía en cómic de Joaquín Sabina me parece fantástica, es maravilloso. Además, Joaquín se lo merece. Me haríais un gran honor si me permitís que sea yo el que le enseñe el proyecto’. Con un embajador así dices: ‘Toma, aquí tienes y ya me contarás’. A los meses cuando lo planteamos nos dijeron que Leiva ya se lo había comentado. Ha sido el gran embajador y queda, por tiempo, relegado a una segunda parte. Joaquín tiene miles de amigos, ahora, que hagan tortilla de patata con él, pues no sé si tantos. Y de los que nosotros podamos conocer, y de esos no tantos, obvio eran Benjamín Prado y Luis García Montero, que se conocen hace eones, que veranean todos juntos en Rota. Son pandilla. Estábamos hablando con Benjamín el día que nos entrevistamos y Jimena estaba con Joaquín en no sé dónde, le iba mandando mensajes de cosas cotidianas, sobre la compra o un chequeo médico, son amigos a ese nivel.
P: De Joaquín habéis obtenido la aceptación, pero no habéis tenido oportunidad de hablar con él por lo que contáis.
Kike Babas: De Joaquín lo único que hemos recibido fue un WhatsApp precioso el día que le entregamos el máster antes de ir a imprenta porque todo tiene que tener permiso y bendición, como ya lo teníamos. Con ese mensaje precioso de WhatsApp de audio con el que nos levantamos supimos que ya lo teníamos hecho, no hacía falta vender ni uno. Eso es lo que tenemos y luego, la promesa de que, ahora que ha acabado la gira, a lo mejor un día tranquilito nos tomamos un whiskito y, y hablamos sobre la biografía.
P: Abrís la novela con esa Úbeda que le vio nacer y parece que la ciudad gira en torno a él por ser su gran referente popular. Pero, en realidad, él huyó de Úbeda. Dice que ha hecho las paces, pero, ¿creéis que realmente Sabina tiene un arraigo?
Kike Turrón: Yo creo que sí. Yo creo que Sabina cuando dice que huye, cuando se quiere ir de esa Úbeda gris y ese entorno, en realidad es que toda España estaba en un ambiente bastante gris, bastante falto de libertad, de aire limpio y de ganas y de color. Quizás se vuelve un poco más de color cuando llega a Granada, a la universidad, pero en realidad ahí quiere coger la brocha, ¿no? Y empezarla a pintar de color. No es que llegue a Granada y esté aquello de: ‘J*der, esto es Ámsterdam de repente’. No, eso no ocurrirá. Yo creo que hasta que no llega a Londres, que existe otro mundo y que no solo Úbeda era gris, sino que el radio de acción de esa grisura, pues, llegaba desde Ferrol hasta Barcelona, pasando por Cádiz, ¿no? Era una cosa general de la que quería huir Sabina y todo aquel que tenía un poco de, de ansias de libertad, ansias de cultura y sobre todo curiosidad.
P: Úbeda, Granada, Londres y luego llega América. Es un hombre que ha estado mucho tiempo fuera. Yo no sé si se puede hablar de un hombre con raíces, ahora que está la música en esta reivindicación de las raíces.
Kike Babas: Yo creo que sí. Para mí, Sabina tiene dos raíces claras. Una es Madrid, el centro en concreto. O sea, estas cuatro calles que están alrededor de la Puerta del Sol. Eso es el arraigo de Sabina. Sabina podía haber escogido Úbeda porque nació allí, Granada porque, nació al mundo allí, Londres porque vivió siete años, México D.F. porque es una ciudad que le adora y él la adora también, Buenos Aires, evidentemente... Y se podía haber quedado a vivir en cualquiera de ellas, tener allí dos casas y vivir la mitad del tiempo en sitios donde hace mucho más calor y lo quieren un montón. Y, sin embargo, él, su cuartel general, lo tiene, cerquita de donde estamos haciendo esta entrevista, porque vuelve a estar en ese cuadrado que es el Madrid centro. Y no hablo de Alcorcón, no hablo de Leganés, no hablo de Hortaleza... No, hablo del centro, de esas cuatro paradas de metro que aparecen en sus canciones. Para mí, ahí sí tiene un arraigo porque es donde termina volviendo. Pudiendo haberse ido a La Moraleja Moralzarzal, Boadilla o sitios de estos donde viven la gente que se le ha dado bien la vida y tiene grandes cosas, él ha escogido seguir viviendo en las casas del centro. Y yo creo que su otro arraigo es el idioma. La patria es un idioma y Joaquín la habita y ahí es donde se arraiga. Este hombre está arraigado a la literatura, está arraigado a la palabra.
P: Cuando leía la novela, de hecho, había veces que pensaba que la gran pasión de Sabina no era la música sino la literatura.
Kike Turrón: Queda, queda bien claro y eso que en esta primera parte creo que está más presente la música de lo que a partir de entonces empieza a estar, o a partir quizá un poquito más adelante del, 500 noches, que ya Sabina se vuelve un verdadero bibliófilo, de perseguir libros. Pero sí, se palpa en el ambiente que desde luego se sube a los escenarios y canta, pero que le pierden los lomos de libro, la buena literatura y los buenos poetas.
P: Escenarios de todo tipo, porque nos vamos a ese exilio de Londres y no todo el mundo puede presumir de que George Harrison le diera una propina por cantar. Eso es real, ¿no?
Kike Babas: Es real. Lo que no saben las historias es si era un billete de una libra o de cinco. Y Richard Chamberlain y Liz Taylor. Él era el típico que estaba amenizando a los guiris en un bar mexicano. Mientras se tomaban unos tequilitas había alguien que tocaba el Cielito lindo y ese era Joaquín Sabina.
P: Viniendo de una familia de policías y él siendo ese espíritu libre, ¿cómo diríais que ha sido su relación familiar?
Kike Turrón: De entrada, y tal y como se cuenta en la novela, hay una ruptura. No solo se exilia en Londres, sino que tarda en escribir a la familia y en que la familia le vaya a ver. Llega una edad en la que, si eres un poco rebelde, los padres son lo peor y la familia es lo que tal. En este caso, un Sabina resulta más chocante y más atractivo para su propia historia. Cómo alguien que ha buscado la libertad, que ha indagado en la curiosidad, que ha intentado no tener horarios, que ha intentado darle la vuelta a las veinticuatro horas y vivir de noche en vez de día, venga de una familia en la que, en efecto, su hermano se hace policía, su padre es comisario y en su casa, hay las buenas maneras y tiene que ser un abuelo un poco apartado, el que le enseñe los primeros poemas de Lorca de forma clandestina. De entrada, hay una disrupción total, en la que no quiere que le relacionen con el comisario. Pero me imagino que la edad lo cura todo y uno se va haciendo comprensivo y va queriendo y amando lo que tiene, que, a fin de cuentas, es de dónde vienes. Me consta que se lleva bien con su hermano, que ha acabado los días bien con los que le parieron.
P: Después de leer el cómic, esa aura de mujeriego, amante de los excesos y vividor se acentúa más todavía. Al final no era un mito.
Kike Turrón: Yo creo que incluso el propio Sabina en entrevistas y en sus propias canciones ha contado, por eso todos los sabemos, no es que a Kike y a mí nos lo haya contado alguien en exclusiva. Un Sabina que cerraba discotecas, noches que no acababan hasta las doce de la mañana, mujeriego de ir a lupanares, de nocturnidad y alevosía, desde luego que es una cosa que va pegada o ha ido ligada durante un montón de años a la figura de Joaquín Sabina. Y en el libro sale. Kike y yo no evitamos ni las luces ni las sombras. Eso sí, también hay que reconocer que somos fans del rock, es decir, el amarillismo, el contar o indagar más en ese tipo de amoríos o de cosas, tampoco nos interesa especialmente. No le vemos el valor. Nos interesa más saber si esa versión la grabó en un estudio en Costa Rica o si se hizo en Barcelona.
P: Algo de valor tiene su forma de entender las relaciones cuando muchos le han considerado como el educador sentimental de una generación.
Kike Babas: Sería muy relativo pensar si es positivo o no que Sabina fuera el educador de toda una generación. Pero quizás sí se atrevió a decir cosas que no se habían dicho hasta entonces. Él no idealiza el amor, él lo pone a pie de tierra y tampoco idealiza el desamor, lo trata con toda la dureza que ello contiene, tanto cuando te dejan de amor cuando dejas de amar, que es uno de sus grandes aciertos al decir, ‘ya no te quiero y me voy a engañar y no te voy a engañar’. En ese sentido hace todo un personaje, pero en realidad lo basa en sus relaciones. Es cierto que cuando cuenta batallas urbanas, por lo que hemos averiguado y el libro lo intenta reflejar y retratar bien, pinturea como todo buen escritor. Hace que las cosas rimen para que sean así. Pero realmente, lo cuenta también el libro, la princesa esta nunca llegó a dar un atraco a una farmacia, pero sí se había metido en caminos peligrosos. Entonces, él está describiendo lo que es el mundo de la heroína cuando llega a una relación y se mete y te separa de una persona. En eso es perfecto, en ese desamor sin paliativos, en edulcorar muy poco las cosas. En ese sentido puede ser educacional, hasta cierto punto. La pose del hombre de usar y tirar pertenece al personaje.
P: Que se casó para tener pernocta en la mili,
Kike Turrón: No hay motivo más bonito para casarse.
P: Al margen de las relaciones, luego está el tema de la política. Hoy en día no es tan habitual un posicionamiento político tan claro. No tanto en Estados Unidos, donde estamos muy acostumbrados, sino aquí en España, donde cuesta más. ¿Podría haber sido político?
Kike Babas: Yo no creo que fuera para político. Que tiene opiniones políticas y desde donde ha tenido una posición de altavoz la ha utilizado. La España a la que pertenece Joaquín Sabina sí fue política. Si tú analizas la biografía de Miguel Ríos, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Rosa León, eran todos de carnet, pero todos. Luis Pastor. Luego llegó un momento más de descreimiento que corresponde más al rock: Los Leños, Barón Rojos, Obús, son políticos desde el descreimiento. Luego llega la Movida y lo que prima es decir, ‘ayer salí por la noche y me lo pasé muy bien’. Es un poco olvidarse del tema más político. Y ahora hay un poco de todo. Yo veo los posicionamientos, pff, de una Rozalén o un Nacho Vegas y diría que son bastante políticos. También hay otros que pasan de todo. Ellos crecieron en una dictadura y lucharon contra una dictadura. Todo eso tenía que forjarse. Esperemos que no tenga que haber otra vez un susto muy grande para que terminen otra vez los muchachos haciendo canciones con el puño levantado.
P: Si vamos a lo musical, reniega de su primer disco.
Kike Turrón: Es algo curioso, sin embargo, es algo que yo me he encontrado en algunos otros artistas, pero en el caso de Sabina, así lo cuenta. De sacarlo, no gustarle, no quedar convencido, me imagino que pagas el pato de sacar el primer disco sin saber. A partir de los errores y de hacer caso a quien no debes vas aprendiendo. Pero en el caso de Sabina, llega a esa intensidad, a la de una vez sacado y publicado el segundo, ir a las gasolineras donde todavía se vende el primero, comprar varias copias y cargárselas, romperlas, los casetes o los vinilos, porque no quiere que llegue a más oídos ese disco y que Malas compañías se transforme en el primero. Lo que le ocurre a Joaquín Sabina, es renegar de aquel primer disco, que sinceramente, está muy bien. Yo la verdad que lo he escuchado y me parece un discazo.
P: Aunque está claro que es un cantautor y eso no lo discute nadie, sí es verdad que no siempre ha encajado en esa etiqueta que tenemos como establecida para ese género. Sí es verdad que se ha codeado con todos, ha colaborado con todos, ¿cómo lo veis?
Kike Babas: Él se inventa una nueva categoría de cantautor, que en España no existía como tal. El cantautor que teníamos por canónico, era Paco Ibáñez, era Serrat, era Víctor Manuel… Él, al estar auto exiliado en Londres, llega un poco más tarde que todos ellos. Cuando Sabina graba su segundo disco toda esta gente ya tienen carreras enormes a sus espaldas. Han empezado a finales de los sesenta o a comienzos de los setenta. Sabina empieza en los ochenta. Empieza mucho más tarde que el resto de su generación y eso le permite coger otro aire ya de base. Luego, tiene una influencia dylaniana absoluta en la electrificación. La guitarra está bien si no tengo una banda de rock que me acompañe, mola mucho más. Además, él viene de Londres. Ojo, que, si hubiera venido de Úbeda directamente a Madrid, igual Madrid dice: ‘Guau, ¿esto qué es?’. Pero viene de siete años en Londres. Madrid, de pronto, es una ciudad de provincias un poco grande, se la come. Y entonces, ¿qué pasa? Que sabe totalmente empatizar y simpatizar con todos los nuevos sonidos de la urbe. Las caza al vuelo. A él la Movida no le espanta. No le espantan los pelos de colores, no le espantan los Burning vestidos de cuero. No, él se pone de cuero también. Él quiere una guitarra eléctrica detrás sonando y dando fuerte. Entonces, en ese momento, cambia el concepto de cantautor y lo cambia él en su persona, no porque lo quiera hacer aposta. Es que no tengo otro remedio. Es que yo vengo de la urbe de verdad. ¿Y qué voy a hacer? Voy a retratar, pues a lo mejor lo que hasta ahora, que tenía un sentido, una lucha más política en pro de la libertad, de pronto te voy a contar lo que sucede en la calle. Y lo que sucede en la calle, en aquella época de los años ochenta, pues había mucha marginalidad, que él retrata muy bien, mucha noche, que él retrata de nuevo bien y una vez más, y como buen cantautor, el amor y el desamor, pero con, con ese pincel y con ese cincel que tiene a la hora de las palabras.
P: Ha compuesto para él y ha compuesto para otros. Después de escuchar su discografía, ¿diríais que se ha quedado con las mejores?
Kike Turrón: En el caso de Sabina no ha tenido problemas en dar alguna canción, escucharla, ver qué mola y volverla a hacer él. Es otra de las cosas que a mí me llamó la atención haciendo la biografía, investigando ahí los créditos de discos y de composiciones, todo lo que ha compuesto para Miguel Río, para la Orquesta Mondragón, para un montón de bandas, de canciones que yo no tenía ni idea, así a priori, de, de que podían estar firmadas por Sabina. La verdad es que, ahí se vuelve a ver esa incontinencia poética que tiene a la hora de parir canciones, que hasta le sobran y las puede repartir entre sus buenos y queridos compañeros de profesión. Son canciones que a todos nos resuenan en la cabeza.
Kike Babas: La prueba está en que Corazón de neón de la Orquesta Mondragón o Todavía una canción de amor de Los Rodríguez, se las hubiera quedado, y, sin embargo, las cantan compañeros suyos y son letras suyas.
P: ¿Es cierto que a Pedro Almodóvar no le gustó, así, de primeras, Yo quiero ser una chica Almodóvar?
Kike Babas: Eso cuenta Joaquín, que puso cara de que no se le notase lo que opinaba, que es una manera de decir que no le debió sentar muy allá. Y, ciertamente, si escuchas la canción, me imagino siendo Pedro subiendo a la casa y diciendo: ‘Pero, ¿me estás clavando pullas o te estás riendo de mí o me lo estás haciendo con todo el amor y el cariño del mundo? Porque no sabría decir en qué equilibrio te mueves’. Sin embargo, por los gestos, se la puso a Antonio Banderas y le encantó. Son íntimos amigos y le pareció un detallazo.
P: En ese mundo de las anécdotas, que son muchas en la vida de Sabina, recogéis esos diez días de arresto domiciliario por haber tirado un vaso y la denuncia consecuente, con el acompañamiento de Charly García. Me imagino a ambos recibiendo a la policía en calzoncillos todos los días. ¿Es Charly su compañero de locuras más excesivo?
Kike Turrón: Yo creo que ya era excesivo cuando le conoce, cuando va a Argentina Sabina y Calamaro le presenta a Charly García, yo creo que ya Charly en sí mismo ya se había caído en esa marmita que lo hace excesivo, porque creo que fueron para charlar un rato esa noche en el hotel y él se quedó ahí tres días, ¿no? Ya arrancando las cortinas, subiéndose, cambiando los muebles de la habitación y ese tipo de locuras que se espera de una gran estrella del rock. Entonces sí, desde luego, complicidad. De todas maneras, es que claro, la relación de Joaquín Sabina con Buenos Aires y con sus artistas, pues es muy, muy, muy cercana. Me los puedo imaginar perfectamente. Pobre municipal, yendo a firmar y le salen ahí estos dos señores llenos de pelos en las piernas, en gayumbos, con su arresto domiciliario, cuanto menos curioso, ¿no? En el libro hay varias de esas, ¿no? Como también esa que, que está en una barbería y pasa Bob Dylan por al lado y por el centro de Madrid, que había tocado la noche anterior o toca al día siguiente y Sabina no da crédito. Ahí al barbero le dice, ‘quite, quite la espuma, que es Bob Dylan’. Lo persigue tres pasos por detrás sin atreverse muy bien si entrarle o no. Hasta que Bob Dylan se mete en un taxi y se va a su hotel o lo que sea y Sabina se queda con ese milagro de, ‘j*der, he estado tres pasos por detrás de Bob Dylan, qué grande’. Esas anécdotas, pequeñas anécdotas le dan también una parte de humanidad y de sentido a la biografía y a la persona biografiada.
P: Hablabais de ese, esa relación con Argentina. De hecho, cerráis este primer volumen con esa etapa de Los Rodríguez. ¿Marcó una era? Ahora que se habla tanto de eras para hablar de las etapas de los artistas. ¿Aquello marcó una era de Sabina?
Kike Babas. Bueno, claro, lo que marca es el sumun de su popularidad. Y todavía estallaría más con la llegada de un siguiente disco como será 19 días y 500 noches, que no entra en esta primera parte. Pero sí es cierto que hasta aquí este Sabina clásico, el de Juez y parte, el de Yo, mi, me, contigo, el de Mentiras piadosas, es con el que se instaura en Sudamérica. Entonces, claro que marca una era para sí mismo, pero luego marca una era para los cánones de los grandes cantautores. Ahora Sabina es uno de los grandes. Tú vas a cualquier sitio de Sudamérica y ya no solo está Atahualpa Yupanqui o Violeta Parra o Chabuca Granda. Está Joaquín Sabina, también. Esos años donde se detiene el libro es cuando llega Joaquín Sabina y se mete a ser uno más de los grandes. Lo que empezó con Gardel y, en aquel momento, termina con Sabina. Luego esa tradición ha continuado, por ejemplo, con Calamaro, pero en ese momento es la era de Sabina y donde Sabina dice: ‘Hola, existo’. Y la gente dice: ‘Bienvenido’.
P: ¿Cuál es la locura que más os ha impresionado de Sabina ahora que os habéis sumergido tanto en su vida?
Kike Turrón: Pues no sabría decirte. Todas son buenas. Locura como tal, veo yo en la trayectoria de Sabina, más allá de ciertas excentricidades propias, vuelvo a insistir, que debe tener, no es que tenga, es que debe tener una estrella del rock. Es un trazo perfecto, se deja guiar por el riesgo y por la curiosidad. Me parece increíble porque le salga bien, que consiga reinventarse el término cantautor poniéndole un poco de pimienta, de color, de brillo. Y siempre lo que reina por encima de Sabina es la pluma, me quedo siempre con lo que escribe, con cómo sabe poner y ordenar las palabras de tal manera que, a todos, al leerlo nos dé envidia, porque es sencillo, es lo que hubiésemos dicho nosotros, pero, j*der, qué bien has colocado, Sabina. Le hace grande combinar esa parte canalla con esa parte culta, y al mismo tiempo, todo dicho desde la acera.
Kike Babas: Bajando a tierra hay una que me hace gracia que es cuando estaba autoexiliado en Londres, que si pisaba España lo iban a detener, que le iba a caer cárcel por un cóctel molotov, que no había llamado a sus padres en tres años, que no quería saber nada de España, de pronto, se echa una novia, Carmen, en Bilbao, en Vizcaya, y se salta todo y de tapadillo se viene a España para sostener, durante unos días más, aquella relación amorosa. Ese gesto donjuanesco de tirar la casa por la ventana por continuar una historia de amor, es como, guau, hay que estar un poco loco.
P: Supongo que esto aparecerá en un volumen posterior, pero por hablar de la actualidad, ¿qué creéis que supone esta última gira de despedida y qué creéis que es El último vals?
Kike Turrón: Empezaré con lo de la gira que me da que, en efecto, la letra pequeña dice que es la despedida de las grandes arenas, de los grandes estadios. Ves las dimensiones de por dónde toca en Sudamérica y alucinas, ¿no? Con esas gradas y esos estadios que no se acaban llenos de gente. Entonces, a mí me da que, lógicamente, y ya por el tiempo que corre, pues es lógico que quiera abandonar esos excesos de esas giras transatlánticas con grandes recintos y toda esa energía. Pero leyendo la letra pequeña a mí me que vamos a seguir teniendo canciones de Sabina y que, por supuesto, vamos a seguir teniendo también, libros de poemas de Sabina A mí me da que queda Sabina para rato. Quiero pensar así.
Kike Babas: Yo diría que efectivamente Sabina está bailando su último vals. Lo que no sabemos es cuántos compases va a tener ese vals, ¿no? Pero es una persona que ha bailado punk, que ha bailado chacarera, que ha bailado rock and roll, que ha bailado twist y que supongo que ahora le toca bailar un vals y sea un último vals. En estos primeros compases de ese último vals es el adiós a las grandes giras. Pero todavía le quedan compases a este vals donde va a haber nuevos discos, quizás, o al menos nuevas canciones, donde va a haber nuevos poemas, probablemente con nuevos libros. Eso más o menos nos llega por ahí. Y quién sabe si también aparecer en pequeños escenarios porque eso también ha dicho, que a eso no se cierra. A este último vals le queda mucho baile por delante. Bueno, eso esperamos.
P: ¿Hay algún episodio que deliberadamente hayáis censurado en la novela?
Kike Turrón: No, porque hubiese hecho que estuviese incompleta. Hemos tratado todo, luces, sombras. No entramos en el amarilleo, pero hacemos referencia a todo: Si ha habido drogas, si ha habido sexo, si ha habido rock and roll. Todo se trata en la biografía.
P: Después de este trabajazo, ¿habéis aprendido algo nuevo de Sabina?
Kike Babas. Yo de todo. Yo escuchaba a Sabina. Mi trabajo con Sabina se limitaba a ser un fan de sus discos, únicamente. Pero nunca había indagado en la historia, como no me sé la historia de Led Zeppelin o de ACDC, que son grupos que me encantan, pero que me quedo con los discos. Cuando indagas porque vas a trabajar con ese material, descubres un ser muy atrayente, tanto desde el lado de su manera de tratar la literatura, hasta su manera de vivir la vida, que a lo mejor no es la que quieres para ti, pero que es muy bonita leerla. He aprendido lo difícil que tiene que ser, ser Joaquín Sabina.
Kike Turrón: Un montón. Yo lo había escuchado un poquito más y tenía alguna biografía y algún libro de poemas, pero cuando te lanzas a la piscina de construir una biografía, ya sea Joaquín Sabina, ya sea el Gran Wyoming o Fito, como nos ha tocado, o Los Rodríguez, por lo que sea, aprendes un montón porque vas ahí a leerlo entre líneas, a escuchar los discos desde otra perspectiva. Si antes le tenía como a un grande, ahora ya le tengo como el más grande.
P: Ya para acabar, ¿cuándo vemos el volumen dos? Ya sé que acaba de salir el uno, pero claro, nos hemos quedado con ganas de más.
Kike Babas: A veces nosotros ponemos la metáfora de ser unas parturientas. Entonces, acabamos de parir, tenemos a nuestro hijo pequeño en los brazos, estamos en ese momento de darle cariño, de darle calor, de hacer que crezca. Tú imagínate en ese momento y te preguntan: ¿Y qué? ¿El segundo viene ya?
P: Podías haberlo escrito todo y ahora dosificarlo.
Kike Babas: No, el que haya tenido una o dos partes ha sido mucho más visceral de lo que parece. No había nada planeado. La idea era haber hecho un solo volumen, como hemos hecho con Fito y con Wyoming, y fue a la mitad del proceso, dándonos cuenta que no alcanzábamos los niveles de calidad que nos habíamos planeado porque se estaba comprimiendo demasiado podíamos hacer un tomo de quinientas cincuenta hojas o partirlo en dos porque, si no, se comprimía demasiado y perdía.
P: Pues nada, que disfrutéis del niño.