¿Tiene sentido hacer el Benidorm Fest si España no va a Eurovisión 2026?
Nuestro país abandona el Festival tras confirmarse la participación de Israel

María Eizaguirre, directora de Comunicación de RTVE, y Luna Ki, concursante del Benidorm Fest 2025 / Europa Press News
Esta es la pregunta que revolotea ahora no solo en el circuito eurofan, sino también entre el público general que, cada mes de mayo, se sienta tradicionalmente en el sofá para seguir el evento musical más importante del año. Y todo porque RTVE ha comunicado oficialmente —y con todo el sentido común del mundo— que España se retira de Eurovisión después de que la UER (Unión Europea de Radiodifusión) haya respaldado la participación de Israel en la próxima edición, que se celebrará los días 12, 14 y 16 de mayo de 2026 en Viena (Austria).
Esta decisión es irrevocable, pero, por supuesto, plantea varias dudas y abre debates que van a pellizcar conciencias y agitar opiniones a partir de ahora. El primero de ellos tiene que ver con nuestra preselección, y es aquí donde nos vamos a detener: ¿sigue teniendo razón de ser el Benidorm Fest ahora que España ha dado carpetazo a Eurovisión 2026? Si no hay cambio de planes, el festival se desarrollará tal y como estaba previsto. La única diferencia es que el ganador ya no heredará el rol de representante, sino que se coronará únicamente como vencedor del certamen y recibirá, como novedad —establecida incluso antes de que estallara toda esta polémica—, un premio en metálico de 150.000 euros.

Melody en Eurovisión 2025 / picture alliance

Melody en Eurovisión 2025 / picture alliance
En cuanto a la necesidad de poner en marcha el Benidorm Fest en medio de esta situación, la respuesta resulta bastante evidente. Desde su nacimiento, desde el mismo momento en que fue concebido, el Benidorm Fest ha buscado una identidad propia más allá de Eurovisión. Ha querido convertirse en una cita musical clave en el calendario, aspirar a ser lo que es el Festival de Sanremo en Italia, un acontecimiento autónomo capaz de marcar tendencia, movilizar a la industria y trascender más allá del certamen europeo.
LOS40
LOS40
Por eso mismo, RTVE, después de haber compartido con la audiencia sus motivaciones y razones, siguió adelante con la quinta edición del Benidorm Fest. Mantener ahora el festival bajo estas condiciones cobra aún más sentido, porque le permitirá adquirir una vida ajena a Eurovisión y consolidar esa identidad propia que venía buscando. La pública está otorgándole al Benidorm Fest la importancia que merece un concurso que, además —y a veces se nos olvida—, aporta algo que escasea en la parrilla televisiva: la música. Por no hablar de que el público podrá disfrutar esta edición sin estar pendiente de si la canción es la idónea o lo suficientemente competitiva para Eurovisión, si la puesta en escena encajaría en un escenario tan gigantesco como ese o si se entenderá el idioma en un concurso en el que predomina el inglés. Un poquito de paz entre tanto ruido, que falta nos hacía.
También está la tranquilidad de todos esos participantes que tendrán la oportunidad (y el privilegio) de centrarse en ofrecer la mejor actuación sin la presión que conlleva ese título, a veces tan controvertido, de “representante de España”. Los mismos que buscan una oportunidad en una industria tan convulsa. El Benidorm Fest se ha convertido en el escaparate perfecto para encumbrar a artistas emergentes y hallar entre sus repertorios los temas que podrían ser la banda sonora del próximo año e incluso aspirar a ser la canción del verano.

baila mamá & Miranda!, concursantes del Benidorm Fest 2025 / RTVE

baila mamá & Miranda!, concursantes del Benidorm Fest 2025 / RTVE
Por más que se diga o se quiera debatir, el Benidorm Fest no solo sigue teniendo sentido, sino que se vuelve aún más necesario en un momento como este. España no deja de crear, de sonar ni de evolucionar por no ir a Eurovisión, y nuestra escena merece un espacio que la celebre con independencia de cualquier certamen internacional. El festival puede —y debe— reivindicar esa autonomía creativa que tantos artistas llevan años reclamando. Es una oportunidad para consolidar una plataforma sólida y de referencia en nuestro propio mapa cultural. Porque, al final, la vida musical de este país no empieza ni termina en Eurovisión: continúa, se reinventa y se amplifica en lugares como Benidorm.












