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Del pop a la música religiosa: tabúes musicales que han desaparecido este 2025

Artistas como Rosalía, Aitana o Rusowsky han traído este año lo que la sociedad necesitaba

Rosalía, en 'The Tonight Show' en noviembre de 2025. / NBC

2025 será recordado como el año en el que la música dejó de pedir permiso. Los géneros se han mezclado sin pudor, los prejuicios han sido ridiculizados por la propia audiencia y los viejos tabúes culturales han perdido peso frente a una generación que escucha con tanta libertad como otra hace unas décadas.

El caso de Aitana

Un ejemplo perfecto es el trend de Superestrella de Aitana en TikTok. Chicos vestidos con estética "macarra" interpretan la canción para reírse, en realidad, de sí mismos: consumen pop, les encanta, pero durante años ha existido la idea absurda de que cierta música "no era para ellos". El trend ha invertido esa lógica: ya no se oculta; se celebra. La masculinidad ha dejado de ser incompatible con el pop mainstream. Ese tabú, sencillamente, se ha roto.

La reconciliación con la religión

Otro caso es el nuevo álbum de Rosalía, LUX, uno de los lanzamientos más influyentes del año. En él abraza la espiritualidad, la fe y la iconografía religiosa sin renunciar a su enorme comunidad LGTBIQ+. Lejos de generar conflicto, ha sido un gesto reconciliador. La artista ha rescatado el espíritu que ya ensayó Madonna en Like a Prayer, pero lo ha actualizado en un contexto donde muchas personas queer aún sienten que no pueden habitar lo espiritual sin traicionarse. Rosalía ha tendido un puente donde hay un muro muy grande.

El sonido mainstrem

En paralelo, la hegemonía del pop estadounidense sigue redefiniéndose. El trend viral del nuevo álbum de Taylor Swift, The Fate of Ophelia, no destaca por polémico, sino por su fuerza sonora: la gente no puede sacarse la melodía de la cabeza. Se celebra una cualidad que antes se veía casi como un defecto en ciertos círculos: la accesibilidad.

Los productores como protagonistas

Y al hablar de sonido, 2025 ha consagrado una ruptura definitiva del tabú del "género único". Artistas como Rusowsky y Ralphie Choo han demostrado que en un mismo álbum —o incluso en una sola canción— puede convivir electrónica, folclore, R&B, ritmos globales o experimentación pura. No es caos: es un mapa cultural que acerca al público mainstream a sonidos que, hasta hace poco, vivían en los márgenes.

Rusowsky durante su concierto en Monterrey, Mexico en 2025. / Medios y Media

Tal vez por eso, en un mundo crispado y tan polarizado, la música se ha convertido en un espacio inesperadamente común. Los tabúes caen, las fronteras se diluyen y algo esencial permanece: cuando escuchamos sin miedo, nos descubrimos más cerca unos de otros.

Lola Rabal

Recién graduada en Periodismo y Comunicación...