Fin de gira de Antonio Orozco en Madrid con Pablo López entre los invitados: "El mejor concierto en España con diferencia"
Una frase muy repetida a modo de mantra: “No quiero que se acabe” y un anuncio para 2026

Antonio Orozco, en el concierto de 'Cris contra el cancer' en el Movistar Arena 2025. / Europa Press News
Este miércoles noche Antonio Orozco ponía fin a su La gira de mi vida en el Movistar Arena de Madrid y lo hacía en un recinto donde no cabía un alfiler. Un público que acudía en familia, madres e hijas juntas, niños con sus padres y muchas parejas. Una intimidad que multiplicó la emoción. Hasta la mujer del cantante estaba presente en una noche tan especial.
No es de extrañar que en ese ambiente se vivieran momentos mágicos en los que el cariño fue bidireccional. Varias ovaciones entre canción y canción por parte del público que dejaban a Orozco llorando y golpes en el pecho de él para dejar claro que los lleva a todos en el corazón.
Se apagaban las luces y para ver en pantallas la imagen de un anciano que iba rejuveneciendo hasta reconocer a un Orozco con algunos años más de los 52 que tiene ahora. Y es que, el paso del tiempo ha marcado su último trabajo y no podían faltar este tipo de referencias. Vestido de negro con ribetes dorado s para brillar aparecía en escena. Eso sí, tardó en quitarse ese jersey de cuello alto que daba sudores solo de verlo. Porque sudar, sudó y es que había mucho calor del público y, además, de vez en cuando daba unos cuantos saltos que irremediablemente subían la temperatura. La suya y la del público totalmente entregado desde el minuto uno y con ganas de cantar con él.
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Tras arrancar con el tema que da título a su último disco, El tiempo no es oro, seguía con Hoy, Qué me queda o Ya lo sabes, momento en el que las luces enfocaron a un público con los brazos en alto generando uno de esos momentos épicos que se repetirían a lo largo de las más de dos horas de concierto.
Luego llegaba uno de los clásicos. Salía al escenario una inesperada Eva Soriano. La humorista demostraba talento para cantar uno de los temas más esperados e imprescindibles del repertorio: Devuélveme la vida.
Bailecitos prohibidos al arranque de El viaje y las primeras caras de felicidad y risas pasados los primeros nervios. El público cantaba fuerte los estribillos y llegaban los primeros golpes al corazón y la primera gran ovación con él recibiéndola en silencio para disfrutar con calma de tanto amor.
Te estaba esperando, la canción que dedica a su hijo Jan en su último disco o Bebé dejaban claro que la paternidad ocupa una parte importante en su vida, sino la más. Sus raíces también y de ahí que con Lo inevitable salieran los cajones.
El concierto seguía con El problema fue la solución, Despierta y Giran y van, tras el que pedía que bajasen las luces y un poco de paciencia mientras los sanitarios asistían el primer desmayo de la noche. “Seguro que te pondrás bien pronto”, le decía, “aquí no se duerme nadie, ¿qué pasa? Esa gente de Madrid”. La energía se multiplica con Llegará o Te esperaré que sacan su vena más rockera.
Mi héroe volvía a esos momentos de emoción en estado puro mientras veíamos en pantalla madres e hijas abrazadas, parejas entrelazadas e incluso una niña pequeña siguiendo la letra o una joven sin poder evitar las lágrimas. Un final señalando al cielo y enviando un beso a su padre fallecido. Nueva ovación al ritmo de “Antonio, Antonio, Antonio”.
Otro de los himnos de su repertorio, Estoy hecho de pedacitos de ti, contaba con otro invitado que aparecía sin presentar: Antoñito Molina que hacía suya la canción. Le seguía Pablo López que se ponía al piano para cantar con su amigo, más bien hermano, El Patio.
“Es sencillo, no sé si alguna vez habéis conocido a alguien antes de conocerlo. Es increíble lo que pasa con este hombre. Para mí, el mejor concierto de este país, con diferencia. Tengo la suerte de escucharlo bajito, tengo la suerte de que me haya enseñado tanto, así que, te quiero dar las gracias delante de toda esta gente”, decía al acabar de interpretar su tema.
Volvía la energía con Hoy será, Lo que tú quieras soy y el primer amago de despedida. Y todo lo que no había hablado durante el concierto se lo reservó para este momento en el que llegó incluso a arrodillarse para rendir pleitesía a su público.
No quiero que se acabe: el mantra de Orozco
“Oh, Dios mío, no puede ser. No me lo puedo creer. Dios, qué emoción. Muchísimas gracias por estar esta noche aquí con nosotros. Una noche de miércoles, una noche de Champions cualquiera. Gracias a toda la gente que haya hecho posible que esto esté pasando, parece mentira”, decía.
“Me he jurado a mí mismo que hablaría muy poco, no pienso hacerlo, no quiero estropear esto”, añadía. Pero dio las gracias a todos los que le han acompañado estos casi 26 años de carrera, muchos allí presentes. Gente de Universal, familia y un público que lleva siendo fiel tanto tiempo.
“He estado perdido. Si alguien me hubiese dicho, cuando vuelvas, irás a un WiZink un miércoles de Champions hubiera dicho, no me lo creo. Si llego… no quiero que se acabe, no quiero que se acabe, no quiero que se acabe”, decía, no hablando, sino cantando. Y esa fue la frase que no dejó de repetir durante un buen rato. “Te como la cara Madrid”, decía emocionado, “por el mejor miércoles de mi vida”.
Contaba una anécdota familiar, de esas que guardan los padres de sus recuerdos con sus hijos. Una Antonella que no quería comer la papilla y él intentando hacer el avioncito o el submarino, pero tocar un piano roto que había por ahí, fue la solución y el que inspiró la canción que puede que se haya convertido en la más importante de su vida.
Un anuncio para 2026
También se dirigía a una chica del público, Elena, para informarla de que había recibido un mail suyo. Efectivamente, ella abría su correo para leer un mensaje que anunciaba que, en 2026, Orozco volverá al Movistar Arena de Madrid. Ya dejó claro que no volvería un miércoles de Champions, ni un lunes de Aída, será un sábado. “No sé cómo deciros que sois lo más importante de toda mi vida, que no hay nada en mi vida que tenga sentido si no es volver una noche más aquí. He subido a este escenario tres veces con Pablo López. Es la primera que sube conmigo, no puedo creer lo que está pasando. Muchas gracias Madrid", expresaba.
También se acordó de la gente que le dio la oportunidad de estar en La Voz que le cambió la vida. Y con Entre sobras y sobras me faltas ponía fin a una noche donde las canciones estuvieron por encima de todo. No le hicieron falta fuegos artificiales, ni humo, ni espectacularidad máxima más allá de su emoción y sus letras llenas de sentimiento. Sopló las velas de su 52 cumpleaños de vida y los 25 de carrera. Y sí, el 2026, más.














