Nemo, ganador de Eurovisión 2024, devolverá el trofeo de Eurovisión por la participación de Israel
Un gesto más que sacude los cimientos del festival y cuestiona sus valores
Nemo, ganador de Eurovisión 2024, ondeando la bandera binaria. / Martin Sylvest Andersen
Otro golpe para la UER y para la imagen de Eurovisión. Nemo, el artista suizo que conquistó el certamen en 2024 con una propuesta innovadora y cargada de mensaje, ha anunciado que devolverá el trofeo que le entregaron tras su victoria. En un comunicado que ha subido a su cuenta de Instagram, Nemo subraya que aunque está profundamente agradecido por la experiencia, siente que ese galardón ya no debería estar en su estantería.
"Eurovisión dice que representa la unidad, la inclusión y la dignidad para todos. Esos valores hicieron que este concurso fuera significativo para mí. Pero la continua participación de Israel, durante lo que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU concluyó que fue un genocidio, muestra un claro conflicto entre esos ideales y las decisiones tomadas por la UER", ha explicado el exrepresentante de Suiza.
A lo largo del mensaje, Nemo denuncia que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha empleado el certamen para mejorar la imagen de un Estado acusado de crímenes graves, mientras insiste en mantener una postura "apolítica".
LOS40
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Ante la retirada de varios países de la próxima edición —entre los que se encuentra España—, el artista ha advertido que resultados como este dejan claro que algo en el concurso no funciona como debería. En sus propias palabras: las canciones más bellas pierden sentido si los valores que promueve el festival no se reflejan en sus decisiones reales.
El artista lo ha resumido con claridad: "Si los valores que celebramos en el escenario no se viven fuera del escenario, entonces incluso las canciones más bellas pierden su significado". Por ello, ha manifestado: "Estoy esperando el momento en que esas palabras y acciones se alineen. Hasta entonces, este trofeo es tuyo".
De esta forma, Nemo deja claro que su gesto no es una simple protesta simbólica, sino una exigencia real de coherencia ética por parte de quien organiza el concurso.
Alba Benito
Periodista porque uso el teclado para algo más que jugar a videojuegos. Un día me colé en una fiesta...
