Electric Café cierra con éxito una nueva edición
Electric Café cierra sus puertas afianzándose como una de las propuestas dance-itinerantes más sabrosas de Barcelona
El formato mini-festival funciona. Advanced Music, ideólogos del Sónar, desean dar continuidad al festival de festivales por lo que respecta a música electrónica, y que mejor manera que planear una serie de mini-festivales en Barcelona que mantengan encendido el espíritu del Sónar. La fórmula DJ's más película funciona.
El pasado domingo 8 de septiembre, en el Palacio de Congresos de Barcelona, Electric Café cerró el fin de semana barcelonés con una apuesta por los sonidos más electrónicos. El primero en hacer girar los platos fue Nacho Marco, encargado de abrir y cerrar la noche dejando el buen sabor de boca de ver a un DJ español capaz de coger el testigo de proyección internacional que ostenta, hasta ahora, Angel Molina. Oiremos hablar de él y mucho.
Acto seguido apareció en el escenario Coloma, Alex Paulick y Rob Tylor, quienes acompañados por una chica a los teclados desgranaron la poderosa fuerza del pop electrónico, una de las apuestas en cuanto a tendencia del pasado Sónar y que hizo que el público prestara una atención religiosa, pocos bailaban-todos miraban, a lo que pasaba sobre el escenario.
La presión de la cabeza de cartel recayó sobre los hombros del reivindicativo Herbert. Éste firmó una sesión coja de hilo argumental, con saltos (no sólo de estilos sino incluso de discos) que el público bailó a trompicones. Herbert dejó fuera los sonidos más minimalistas para rendir culto al ritmo, incluso intentó emular al carismático John Peel a la hora de utilizar un formato a priori obsoleto, el de los vinilos de 45rpm (singles puros y duros). Las concesiones más comerciales de su sesión fueron para Michael Jackson, Herbert pinchó el clásico Don?t stop til you get enough, y para el R&B con el que dio carpetazo a su sesión. Después apareció en el escenario Vadislav Delay alias Luomo, éste gracias a la exquisitez de sus delicatessen convenció a un público que quería seguir bailando, aunque fuera domingo.
Electric Café se convierte en el antídoto ideal para todos los que tienen mono de Sónar. Cerca de 2.000 personas volvieron a disfrutar de una buena producción, de un espacio práctico para poder disfrutar de la música y de la película, en esta pasada edición fue Jo, un cadáver revoltoso de Louis de Funès y, como no, lo más importante, de un acertado cartel al alcance siempre de una mayoría exigente.
