Oh Happy Night
El Mississippi Mass Choir cierra el octavo festival de Gospel y Negro Spirituals de Madrid con una noche eufórica
Para definir lo que fue el concierto del Mississippi Mass Choir el pasado domingo, la filosofía Iglesias (sí, la de Enrique) nos viene de perlas, porque aquello fue toda una "experiencia religiosa". El coro mixto de 23 integrantes -suelen ser muchos más en su versión estuvo acompañado a lo largo de la presentación por una banda de cinco músicos (órgano, piano, guitarra, bajo, batería) que por sí sola hubiera podido ofrecer un concierto festivo y entretenido. Los cantantes comenzaron con piezas de tempo rápido en la que subían y bajaban por la escala sonora a velocidad vertiginosa aunque también tenían lugar para temas pausados, de contrastes claros entre altos y bajos en los que sus voces daban la impresión de ser auténticos instrumentos musicales. Cuatro piezas fueron lideradas por la voz solista de algunas de las coristas, la mayoría de ellas con voces muy de registros muy altos que retumbaban en toda la sala gracias a la bondadosa amplificación sonora del recinto que quizás estuvo, por momentos, unos decibelios por encima de lo necesario.
La noche terminó en una sola fiesta, en la que el público tenía los micrófonos a su alcance para alcanzar la gloria en un minuto y los cantantes acabaron confundiéndose entre los asistentes.












