Rabioso y sexy
Robbie Williams, que a principios de los noventa era famoso por ser el payaso de Take That, se las ha arreglado de alguna manera para convertirse en el bufón oficial del pop británico, un cómico con unas ventas de discos millonarias y cierta credibilidad fuera de las páginas del Bravo. Su redención pasó por encontrar un modo de salir airoso frente al micrófono y por ponerse en manos de un semidesconocido y espabilado autor de canciones llamado Guy Chambers.
Chambers y Williams vuelven a firmar juntos en Escapology, aunque nunca sabremos qué porcentaje de talento aporta cada uno. Robbie confirma aquí su rol de crooner rockero, a la vez fanfarrón y seductor. Abarca registros tan diversos (de la balada a lo Oasis Sexed Up al arreglo mariachi de Me And My Monkey) que a veces resulta difícil distinguir la copia descarada de la parodia (Song 3 suena a burla de Nirvana). Come Undone y Cursed son ácidas rabietas sobre la superficialidad de la fama, mientras que en Handsome Man se autoproclama con ironía ?el cerdo chauvinista más sexy?. En Feel, sin embargo, extraña placeres sencillos como ?sentirse en casa?. Una mezcla de sarcasmo y ternura en busca de legitimidad.












