Ver para creer
El huracán colombiano arrasó la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid con su <i>Tour de la Mangosta</i> el pasado 25 de abril
Shakira dejó clara en su presentación en directo Madrid el pasado 25 de abril su condición de diva de la música internacional, un estatus que posee desde hace relativamente poco tiempo. Porque la barranquillera, a pesar de su talento (que nadie discute), antes de conquistar los mercados de habla inglesa (y muchos otros) tuvo que trabajarse a fondo gran parte de Latinoamérica y también España, que, al igual que le sucedió a Ricky Martín años atrás, le abrió las puertas de Europa. En cualquier caso, nadie le ha regalado nada.
El Tour de la Mangosta llegó por segunda vez a España (la primera fue el 10 de diciembre de 2002 en Barcelona) para dejar boquiabiertos a los correligionarios de la colombiana que, llegados de diversas partes de la piel de toro, abarrotaban la Plaza de Toros de Las Ventas de la Capital. Muchos de ellos disfrutaron del correcto y demasiado corto recital (ya se sabe que los teloneros no son las estrellas de la noche) que pudo realizar el argentino Coti, que junto a su banda interpretó una pequeña muestra de su fantástico álbum debú.
Un Welcome to the jungle, el clásico de Guns N? Roses, subido de volumen en comparación con el resto de la música de transición, anunció que lo que estaba por venir sería grande, muy grande. Y lo fue. Shakira apareció en el colosal escenario, presidido por dos luminosas y largas rampas laterales y una central, sentada descalza bajo una gigantesca cobra cuyos ojos parecían hipnotizar al personal. A partir de entonces, y durante algo más de hora y media, todo fue una exhibición de talento, música y grandes dosis de espectacularidad, adornadas con imágenes de vídeo, luces, explosiones controladas, fuego y demás aderezos dignos del mejor show del mundo.
LOS40
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Ojos así, el tema que abrió la velada, y sus toques de esencia inequívocamente árabe sirvieron para que la bella colombiana, que lucía su actual melena rubia rizada, emulara a sus antepasados de Oriente con su forma de mover las caderas y nalgas. Shakira domina a la perfección la danza del vientre. Si te vas, Ciega, sordomuda e Inevitable, tres de sus canciones más representativas de su álbum ¿Dónde están los ladrones? (1998) elevaron la temperatura del concierto.
Con el lema El rock & roll nunca morirá, la menuda cantante (digo menuda porque la escena era gigantesca) realizó su particular homenaje al género, a pesar de que gran parte de la parroquia no pareció entender muy bien lo que su ídolo, icono del pop, estaba realizando. Versionó a Aerosmith (Dude looks like a lady, canción que interpretó en el concierto homenaje a la banda de Boston tiempo atrás) y a AC/DC (Back in black, que comenzó de forma jazzística) para llegar a Rules y Estoy aquí de la mejor manera posible.
Aunque no realizó muchas alocuciones (el guión del show es excesivamente rígido y permite pocas licencias porque está todo muy milimetrado) ni demasiadas concesiones a un público entregado que coreaba todos y cada uno de los versos de sus canciones, tuvo tiempo para expresar su opinión acerca de la política. ?Los políticos que gobiernan nuestros países deberían tener más amor?, aseguró dejando clara su posición en contra de la guerra.
Octavo día, en la que todos los músicos se pusieron caretas de goma de personajes y dirigentes internacionales famosos, Ready for the good times, cuya puesta en escena fue especialmente discotequera y luminosa, y la reggae Un poco de amor, en la que estuvo arropada por el teclista Albert Menéndez, que hacía las veces de rapero, cerraron la trilogía dedicada al amor que remató con Underneath your clothes, una de sus más recientes baladas.
El fin del recital estaba cercano. ¿Dónde están los ladrones?, Te dejo Madrid, Tú y Te aviso, te anuncio fueron las últimas melodías previas al apoteósico fin de fiesta que la Princesa descalza tenía preparado para el respetable. Suerte (¡qué mejor manera de despedirse!), una canción que le ha reportado gran éxito alrededor del mundo también gracias a su adaptación al inglés (Whenever, Wherever), fue su único bis. El concierto terminó con una más que abundante lluvia de confeti que inundó Las Ventas durante varios minutos.
De esa gran noche de música y espectáculo multimedia, que hay que ver para creer (y no es escepticismo), cabe destacar una anécdota curiosa. Shakira estuvo descalza durante toda su actuación, a pesar de de que el Tour de la Mangosta está patrocinado por una famosa marca inglesa de calzado deportivo. Lo dicho, ver para creer.












