Un ruidoso paraíso construido por tres
El trío británico presentó en directo en Londres su nuevo álbum, <i>Absolution</i>
El Carling Academy de Londres se quedó ayer pequeño para recibir a Muse. El trío británico presentaba gracias a una emisora de radio londinense su recién nacido álbum, Absolution, y tan sólo cerca de 500 almas tuvieron la posibilidad de estar en este reencuentro con uno de los sonidos rock más vanguardistas del presente y que ha sabido beber mejor que nadie todas las lecciones que nos dejó el pasado. El trío demostró que se puede hacer música mirando más allá, quedándose con la esencia de un Mozart (que alucinaría viendo a Bellamy tocando el piano) o buscando fórmulas futuristas que sean capaces de digerir los oídos de comienzo del siglo XXI.
Hasta la iluminación de la sala, un sencillo juego de luces, supo ser bien empleado para acompañar las melodías tintineantes de la formación. Muse salió desde el primer tema, Hysteria, a dejarse querer y a amar cada una de sus piezas. Y eso, claro está, se mostró en algo más de una hora en la que se cualquiera de los allí presentes (especialmente los que les veíamos por primera vez) se asombró a cada segundo al ver la fuerza que pueden desarrollar tan sólo tres jovencitos (genios) encima de unas tablas.
Matthew Bellamy y sus dos compañeros no salieron al Carling para pasar una página más, sino para hacernos imaginar a los presentes que llenaban un estadio a base de sonidos contundentes y recuerdos a los clásicos, pero no a esos de hace unas décadas, que también, sino a los que vivieron siglos atrás. Momentos como éste se vivieron, por ejemplo, en un breve instante (de esos que te dejan un agridulce sabor en los labios) cuando el líder de la banda se desmarcó y mostró su virtuosismo en un teclado. ¿Otros dos momentos de locura, de rozar el paraíso? El momento en el que la banda interpretaba uno de sus nuevos temas, el sencillo Time is running out, y otro en el que quemaron con destellos naranjas el local: cuando tocaron su hit Plug in baby.