Viva el exceso
Desde el concilio punk de 1977, y hasta hace muy poquito, el rock ha tendido a minusvalorar el aporte creativo de la grandilocuencia, el exceso y el tremendismo. Sólo se ha admitido si se sumaba, como ha sido el caso de Radiohead y Coldplay, a grandes dosis de emotividad. La intro de Clocks, de Coldplay, por ejemplo, que como te pille con 15 años te puede hacer un roto existencial difícil de superar. Pero cualquiera un poquito más baqueteado, y con 300 discos en casa, le ve el truco. Yo, particularmente, prefiero el exceso por el exceso, y en eso Muse son verdaderos maestros. Absolution es, trasladado al pop, lo que podría una película de Roman Polanski producida por Jerry Bruckheimer: un delirio de autor para todos los públicos. Megalomanía con buenos estribillos. Una ópera rock con muchos singles. Es tan truculento que resulta divertidísimo, un regreso a los tiempos del Rocky Horror Picture Show, pero con sonido contemporáneo, sampleados y zumbidos como de nevera estropeada, cacofonías y todas esas cosas. De verdad, de locos. Como tener 15 años otra vez. Lo que quiere decir que con que tengas 16 ya te afecta. Suelta ya el dichoso disco de Coldplay que te compraste el año pasado, que todos hemos pasado por eso... Desde luego, Muse molan muchísimo más.












