Cientos de fans recuerdan a Kurt Cobain en Seattle en el décimo aniversario de su muerte
El rockero estadounidense, uno de los personajes clave para entener el fenómeno grunge de principios de los años 90, tenía apenas 27 años, pero estaba en la cúspide de la fama y de una profunda depresión aliñada con estupefacientes, que venía arrastrando desde mucho antes.
Diez años después del trágico suceso, sus seguidores, llegados desde todos los rincones de EE UU, le rindieron un homenaje en la tarde de ayer en el Parque Viretta de Seattle, en las inmediaciones de la casa donde Cobain vivía junto con su esposa, la también cantante Courtney Love, y donde tras su muerte se esparcieron parte de sus cenizas.
Nirvana saltó al estrellato gracias al álbum Nevermind (1991), y sobre todo al sencillo Smells like teen spirit, que se convirtió en todo un himno para los adolescentes de la época. Con el tiempo se ha transformado en el tema que mejor sirve para definir la llamada generación grunge.
En marzo de 1993 llegó In utero, título apropiado para un recién estrenado papá, como era Cobain, aunque éste quiso haber titulado Me odio y quiero morir.
Un año después, el grupo inició una gira por Europa. Después de sólo 16 conciertos, el cantante comenzó a sentirse mal y la canceló, tras lo cual intentó suicidarse en un hotel de Roma ingiriendo 60 pastillas de un potente narcótico.
Cobain se recuperó milagrosamente, sólo para intentarlo de nuevo, esta vez con éxito, en su residencia de Seattle.
Allí dejó una nota póstuma en la que citaba las presiones de la fama, su permanente dolor de estómago y la tristeza de no ser capaz de disfrutar más de la música, como motivos para quitarse la vida.
Sin embargo, la hipótesis de asesinato sigue abierta diez años después del fatal desenlace. Dos periodistas estadounidenses acaban de publicar el libro Love & death: The murder of Kurt Cobain, en el que defienden la teoría del asesinato sobre la del suicidio e involucran a Courtney Love, su esposa, en la trama.