Avrilidades
Con sólo 17 años vendió seis millones de unidades de su primer disco, Let?s Go. Logró un éxito desmesurado. Dos años después, esta canadiense ha conseguido, con la misma fórmula, fabricar un álbum correcto, accesible y fácil de escuchar (lo que no es necesariamente negativo). Under My Skin suena tal y como se espera que suene un disco suyo: guitarrero, pero sensible; rebelde, aunque un poco previsible; salvaje, pero con moderación; con un sonido moderno, pero de estructura añeja. Lavigne tiene esa avrilidad de recoger influencias de grupos relativamente actuales y llevárselas a su terreno, sin que la comparación manche, ni a ella ni a los grupos que imita. He Wasn?t es puro Green Day, el principio de Forgotten es muy Dido, y Nobody?s at Home tiene los juegos vocales de Pearl Jam. Avril Lavigne es todavía una adolescente que está creciendo, y su música, en un futuro, debe evolucionar con ella si no quiere quedarse en un espejismo. Corre el peligro de estancarse como la eterna chica rebelde que recorre en monopatín los centros comerciales, quejándose de todo, con una bolsa de patatas Lays en una mano y una lata de Pepsi en la otra. Ya veremos.












