El desierto más poblado del mundo
38.000 almas entregadas a la música electrónica se dieron cita este fin de semana en el <i>Monegros Desert Festival</i>
Los diez años de experiencia marcaron la pauta en esta edición que aglutinó cerca de 8.000 personas más que en la pasada edición hasta llegar a los 35.000 asistentes. La organización planificó varios cambios para evitar errores de convocatorias pasadas y funcionaron. La habilitación de dos entradas según la procedencia de los vehículos y separar en diferentes parking a los mismos fue todo un acierto. Toda la labor fue vigilada atentamente por un mini-helicóptero como si de la mismísima DGT se tratara. La Guardia Civil cumplió también su importante papel tanto en la regulación del tránsito de vehículos como en la prevención del tráfico de estupefacientes y controles de alcoholemia. 200 porteros y controladores hicieron el resto de trabajo para que la normalidad fuera la tónica reinante durante el evento.
Desde la distancia, la vista del festival recuerda una imagen de La guerra de las Galaxias, los picos de las carpas de circo desafían la vasta planicie de la zona, al atardecer este efecto se multiplica con los haces de luz que salen de los diferentes escenarios.
Durante las primeras horas, se repartieron los estilos, en el Open Air, el escenario al aire libre, el sol caía mientras Angel Molina soltaba contundentes descargas de techno minimalista. Este escenario fue el más concurrido a lo largo de la noche.
En una de las carpas de circo se programó hip-hop. Por ella pasaron Jota Mayúscula, SFDK, La Excepción o los raperos maños Violadores del verso que jugaban en casa, con lo que el apoyo del público fue rotundo y contundente.
A la una de la madrugada Little Louie Vega se convertía en Elements of life, un experimento que mezcla bases electrónicas con instrumentos de percusión como congas, timbales, etc. Todo un lujo. A medida que la noche caía sobre el desierto la ropa de los ravers se iba tornando en ocre con el inevitable polvo que se levanta cuando miles de personas bailan al unísono y el sonido de todos los escenarios se iba tornando más techno.
A partir de la medianoche, se podía elegir entre Dave Clarke que no dio un respiro, Master at Work que hicieron gala de su elegante estilo o Miss Kittin que puso los puntos sobre las íes en el escenario Tentaciones. Otro de los momentos inolvidables, ya de madrugada, fue la actuación de Front 242, inolvidable banda belga que con su techno industrial, hizo vibrar a un público cada vez más entregado.
El stand de Máxima FM, por su parte, se convirtió en una mini fiesta alternativa por la que pasaron varios de los DJs del cartel, Robert Lamart, Miss Kittin o Grandmaster Flash hicieron un mini-set para unos pocos privilegiados que no salían de su asombro al encontrarse a las estrellas pinchando para un centenar de personas.
Amanece en los Monegros. Las caras a la luz del día reflejan el cansancio y los efectos de la noche, buena parte del público comienza a recogerse, a partir de esta hora hay que ser muy valiente para seguir de fiesta, pero hubo varios miles de aguerridos que no abandonaron el recinto hasta que cesó la música en todos los escenarios. Atrás quedaron más de 20 horas de festival, a la espera de la edición 2005. Ahora, a lavar el coche y a dormir.
¿Quién no ha tarareado alguna vez este estribillo? Con el clásico de Sugarhill Gang arrancó su nostálgica sesión Grandmaster Flash, uno de los precursores de la música hip-hop. Nacido en Barbados, pero criado en el Bronx de Nueva York, el M.C. (maestro de ceremonias en el argot DJ) explicó con sus platos y su micrófono de donde viene el hip-hop y el rap a un público del que gran parte no había nacido cuando el estrenaba los primeros platos Technics de tracción directa en 1975.
Grandmaster Flash continuó su paseo por grandes éxitos de la música disco de los primeros ochenta. Billie Jean de Michael Jackson, Rockit de Herbie Hankock ?sobre esta base el maestro del turnabilism hizo sus ya famosos scratching, loopings, etc,...?. Con una técnica, hoy rudimentaria, pero en la que los DJs actuales se han basado para llegar al estilo actual. Un set imprescindible para conocer el pasado en un repaso que también llegó a los noventa con temas como Gonna Make You Sweat de C+C Music Factory e incluso a la actualidad con OutKast o Beyoncé. Con su característica voz, Grandmaster y un acompañante, (del que no conocimos el nombre), hicieron moverse al público al grito de "put your hands up in the air" o "Claps your hands everybody". Un show que, aunque fuera de su tiempo, hizo divertirse al público. A una leyenda se le perdona todo, incluso el "...Barcelona" que pronunció una y otra vez seguramente porque su promotor para no tener que explicarle donde estaban Los Monegros, resumió con "...al lado de Barcelona".