A sus '33', Luis Miguel sigue seduciendo al público español
En un concierto con adolescentes y madres, el mexicano fue él mismo
El concierto resultó muy movido, porque aunque hubo boleros y melodías que de románticas rozaban lo empalagoso, el nuevo álbum del sex-symbol latinoamericano tiene mucho de pop y ritmo.
La gente bailó, e incluso siguió al rubio repeinado y trajeado, de corbata de lunares y camisa blanca, con movimientos de brazos y caderas, mientras que confeti y serpentinas rojas -el color preferido de Luis Miguel- caían sobre sus cabezas.
Tras el clásico apagón de luces, previo al inicio del recital, Luis Miguel cantó Vuelve mientras la gente aún estaba distraída y apurando la caña, entonces, de súbito, empezó Amor, amor, amor y el sentimiento comenzó a brotar entre un público mayoritariamente joven, muchos de ellos estudiantes, que tuvieron el apresto de pagar los treinta euros del concierto.
Acompañado de banderas de varios países de Latinoamérica, y sobre todo de México, el cantante se tragó varias toallas lanzadas con fuerza por el público, que devolvió al mogollón empapadas de su sudor y seguro que también de maquillaje, y que harán las delicias de más de una.
Sin embargo, la que le lanzó unas bragas tanga no tuvo la misma suerte, ya que el sex-symbol mexicano optó por quedárselas, y se las entregó a uno de sus múltiples guardaespaldas, altos y gruesos como armarios.
Mientras cantaba, algunos se preguntaban qué dirá la presentadora cubano-estadounidense Myrka de Llanos, la última novia con la que parece que va a sentar la cabeza, cuando se las encuentre en la chaqueta si es que le acompaña en alguno de los conciertos de esta gira. Nadie la vio en Santiago.
Luis Miguel aseguró que estaba "muy contento" de estar en España, insistió en que tenía 33 años -aunque nadie se lo había preguntado- y que de ellos -esto si fue interesante- lleva más de veinte cantando.
Tras volver a demostrar que quizá por guapo y por tener una voz impresionante no necesita ser simpático, el artista deleitó a todos con temas como Devuélveme el amor; Cómo duele; No sé tu y O tu o ninguna, que se sabía la mayoría de la gente, mientras que tres pantallas gigantes mostraban el mar, rosas rojas y la bandera mexicana.
Retomando el nuevo disco, entonó Qué tristeza y Nos hizo falta tiempo, pero, cuando se había cambiado por tercera vez de atuendo y vestía una camisa blanca, llegó el final y el clásico otra, otra, otra.
Te necesito fue la última canción de Luis Miguel ya que, por esas cosas raras de la vida, el espectáculo se acabó repentinamente, quizá porque al cantante le pareció que la gente se cansó muy pronto de aplaudir, o porque le vitorean menos que en Latinoamérica, donde la gente es mucho más afectuosa y él es el Rey.
El caso es que no volvió a salir y Luis Miguel se retiró a sus aposentos para descansar y continuar con su gira, bajo la bendición del Apóstol Santiago que recibió en la Catedral compostelana, en pleno Año Xacobeo, y dejando tras de sí 120.000 vatios de sonido y 300.000 de luz.
Desde aquí, pasará por Jaén (25 de septiembre); Valencia (26); Madrid (28 y 29); Alicante (1 de octubre); Barcelona (2) y Zaragoza (3), ofreciendo excelentes ratos a los románticos.
El público español tendrá la ocasión de juzgar, en vivo y directo, unos músicos excelentes, a los que Luis Miguel controla en todo momento, y once temas de pop inéditos compuestos por Juan Luis Guerra, Armando Manzanero, Kike Santander, Edgar Cortázar, Francisco Loyo y Salo Loyo.