El mejor remedio contra el frío
El rockero canadiense ofreció en Madrid el viernes 28 de enero el segundo de los conciertos españoles de su nueva gira europea, la de presentación de <i>Room service</i> (2004)
Mucho frío. Eso es lo que hacía en gran parte de la España peninsular los primeros días en que Bryan Adams (Kinsgton, Canadá, 1959) recaló en nuestro país para presentar su nuevo disco en varias ciudades. El rockero canadiense, acostumbrado a las bajas temperaturas de su tierra natal, ni se inmutó ante el gélido ambiente del Palacio Vistalegre de Madrid el pasado viernes (28 de enero). No fue porque el recinto no estuviera lleno hasta la bandera (presentaba un poco más de la mitad del aforo), como en ocasiones anteriores, sino porque la calefacción de la plaza de toros cubierta brillaba por su ausencia. Quizás fuera una forma de ahorro de energía o de tacañería.
Quejas aparte, Adams, que este año celebra su 25 aniversario en el mundo discográfico, capeó el temporal (y el fresco ambiente) gracias su experiencia escénica y musical. "En Canadá, esto es normal", aseguró, haciendo referencia a la bajada de los termómetros. Las canciones se encargaron del resto. Sobre todo sus grandes éxitos, que son muchos y variados.
Ataviado con una camiseta ajustada de manga corta y unos vaqueros poco desteñidos, el uniforme que ha marcado sus últimas giras, estuvo acompañado de una banda de rock básica (guitarra, bajo, batería y teclados) con la que se compenetra a la perfección y en la que están el guitarrista Keith Scott y baterista Mickey Curry, presentes en la mayoría de sus trabajos.
En principio, la excusa de esta nueva gira europea servía de presentación de su álbum Room service (2004), cuyas canciones se gestaron y grabaron en hoteles y bambalinas durante su anterior tournée. Sin embargo, Bryan Adams quería divertirse y que sus parroquianos le correspondieran, por lo que tiró de repertorio clásico para subir al máximo la temperatura ambiente.
A lo largo de las dos largas horas de concierto, el de Kingston, pegado a su Fender Stratocaster (la blanca de la portada de su nuevo CD y la de toda la vida) hizo memoria con temas como 18 'till I die, Let's make a night to remember o Can't stop this thing we started y desempolvó otros algo más añejos como Kids wanna rock, Cuts like a knife, Heaven y los siempre recurrentes himnos Summer of '69 y Run to you.
Al igual que en su anterior visita (en febrero de 2003), Adams jugó con el respetable, se paseó de un lado al otro del austero pero efectivo escenario y bajó a la arena para darse un baño de multitudes y hacerse fotos con sus fans. Pero uno de los momentos más divertidos de la actuación fue cuando invitó a una chica del público a subir al escenario para cantar junto a él When you're gone, el tema que interpretaba la Spice Melanie C en su versión original.
El autor de la oscarizada (Everything I do) I do it for you combinó muy bien el repertorio del recital, en el que se intercaló rock guitarrero marca de la casa con temas acústicos, siembre in crescendo. Casi al final del show, después de dar lo mejor de sí mismo, se quedó solo con su guitarra para interpretar cuatro temas en formato básico. Flying, su nuevo single, All 4 love (melodía que en su día compuso e interpretó a tres voces junto a Rod Stewart y Sting para el filme Los tres Mosqueteros), Straight from the heart y Room service, la misma con la que abrió la velada, aunque esta vez sin acompañamiento.
Bryan Adams demostró que, aunque sus discos suenen bien, es capaz de actuar ante una recinto medio lleno y hacer vibrar hasta los cimientos. Por algo lleva medio siglo curtiéndose en escena y viajando por todo el mundo con su música. El frío no le amilana, todo lo contrario. Cuando bajan las temperaturas, el mejor remedio para combatir el fresco es un concierto de rock and roll, aunque sea en un recinto cerrado con mala acústica.
