La 'Reina' resucita, pero poco

No es lo mismo. Definitivamente, no. Escuchar en directo a Queen sin dos de sus componentes resulta, como mínimo, extraño. Y no es porque el 'sustituto' de Freddie Mercury que se han buscado Brian May y Roger Taylor no dé la talla, sino porque es inevitable pensar en la voz original al escuchar las eternas melodías de la banda británica.

Lancemos una lanza en favor de Paul Rodgers, un buen cantante en horas bajas, ex vocalista de dos buenas formaciones rockeras: Bad Company y Free. El tipo defiende, a su manera, las canciones que ha heredado y las lleva muy bien a su terreno, el del rock. Y no es que Mercury no fuera un rockero (que lo era), sino que éste tenía unos tonos agudos que hacían especiales las melodías de Queen, y la voz de Rodgers es algo más grave. Eso sí, muy correcta. Probablemente, su garganta se encuentre en uno de los mejores momentos de su carrera.

Dicho esto, es importante matizar que el espectáculo que la nueva formación de Queen pasea estos días por Europa y que el pasado viernes (1 de abril) recaló en Madrid, es correcto y no defrauda, aunque sí sorprende por todo lo expuesto anteriormente.

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Brian May que, aunque no lo quiera, ejerce de nuevo líder del grupo, Roger Taylor, Paul Rodgers y sus nuevos compañeros de viaje se encontraron en la capital con un público variopinto formado por personas de todas las edades y condiciones sociales, desde el rockero con pinta de heavy hasta el niño más pijo salido de un barrio bien. Así eran sus correligionarios en los 80 y así lo continúan siendo ahora. La música de Queen era respetada por todos y gustaba a una gran mayoría.

El concierto en el resucitado coloso madrileño, que, musicalmente fue inaugurado por la formación británica, ha mejorado mucho su acústica, aparte de aumentar su capacidad, fue toda una fiesta que, a pesar del abucheo general generado por la aparición al comienzo de un nada acorde tema de Eminem, todo el mundo celebró. Había muchas ganas de ver de nuevo a Queen en directo, aunque fuera, desgraciadamente, sin su carismático cantante y cabeza visible.

El de Madrid era el tercer recital de la recién inaugurada gira, y se notó. Al directo aún le faltan algunos matices y experiencia, sobre todo en el tema de los micrófonos. Fueron muchas las veces en las que no se oía la voz de Brian May. Aunque lo mismo le pasó a Paul Rodgers. Unos fallos que no se comprenden en un show de estas características.

Queen, en su esperado nuevo periplo ofrece diversos homenajes a su malogrado cantante, fallecido en 1991. Sin embargo, se olvida del que fuera su bajista y pieza básica del cuarteto: John Deacon. Éste ha decidido estar al margen de todo lo relacionado con la banda en los últimos años. Algo que no parece haber sentado muy bien a May y Taylor, pues no sólo censuran algunas de sus imágenes en la pantalla central de vídeo, sino que, como por arte de magia, ignoran en su repertorio el tema Another one bites the dust, uno de los más populares de la historia del cuarteto junto a Bohemian rhapsody. ¿Mal rollo o mala leche? Quién sabe.

Hablando de canciones, el trío y sus acólitos hicieron un buen repaso al catálogo de Queen: I want to break free, Fat bottomed girls, Crazy little thing called love, Radio Ga Ga, A kind of magic, Bohemian rhapsody y We will rock you, entre otras, algunas de ellas interpretadas por el propio Roger Taylor.

Así pues, quizás hubiera sido mejor dejar las cosas como estaban. Resucitar a Freddie Mercury es imposible (aunque sí lo es técnicamente) y sustituirle por otro vocalista (se llame como se llame) es algo que puede no gustar a todo el mundo. Los que veían al grupo en directo por primera vez disfrutaron, vivieron una buena noche de rock al igual que los más mayores del lugar. Sin embargo, se hacía muy difícil ver a la Reina resucitada, pero con otra voz.