Joaquín Sabina puso fin anoche a una ausencia de los escenarios madrileños de 3 años

Con cierto retraso, el cantautor hizo su aparición sobre el escenario con bombín calado y bastón, y entre los acordes de Amo el amor de los marineros, presentando sus excusas: "Hemos salido un poco tarde porque ha tocado otra vez control anti-doping, pero lo hemos pasado". El público que abarrotaba el recinto estaba dispuesto a perdonárselo todo incluyendo los pequeños deslices en su voz que se podían escuchar en sus primeros temas.

Tal vez fruto de los nervios ("Sigue acojonando hacer el paseíllo en el foro") pese a la experiencia, el caso es que Sabina no tuvo caliente la garganta hasta su cuarto tema, momento en el que lo dispuso todo para arrollar. La rubia de la cuarta fila, Pájaros de Portugal, Resumiendo, Calle melancolía o Nos sobran los motivos. esta última con una letra totalmente diferente a la usual, fueron los primeros indicios de lo que se avecinaba.

El huracán "sabinero" se movió como pez en el agua por los grandes clásicos que han marcado sus casi 30 años de carrera: Peor para el sol, Princesa, Magdalena, Soledad, Contigo, ¿Quién me ha robado el mes de abril?, con la que dio paso a una especie de interludio en el que sus músicos le dieron tiempo para respirar, o Pongamos que hablo de Madrid, pieza con la que el concierto pasó a los dos bises en los que el público se rompió las manos a aplaudir.

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Anoche había pocas dudas de que si Sabina saltaba al escenario iba a arrollar. La Gira Ultramarina que le había deparado su primera decepción en Gijón recalaba ayer en la capital con una escenografía propia para la ocasión: "Este es un barco que partió de Roquetas, pasó por Barcelona y tuvo un gatillazo en Gijón, pero ya sabéis que Madrid siempre ha sido el mejor puerto de mar".

Así tendrá oportunidad de demostrarlo en su actuación de esta noche y en la de mañana, su último directo del año, y hasta la fecha uno de sus últimos eventos confirmados exceptuando San Sebastián.