Rompiendo barreras, abriendo puertas
La 13ª edición del Sónar matiza las fronteras entre la música electrónica y la orgánica
La jornada de jueves de Sónar 2006 tuvo su principal foco de interés en L?Auditori, en el ya tradicional evento especial fuera de abono que este año protagonizó el enciclopédico músico japonés Ryuchi Sakamoto. El que fuera pionero del tecno-pop a finales de los 70 con Yellow Magic Orchestra asumió ahora la parte orgánica de un show en el que la electrónica la aportó Alva Noto, alias del alemán Carsten Nicolai. Juntos, pusieron en escena su proyecto conjunto ?Insen?, en el que el piano de Sakamoto establece un sugerente diálogo con las minimalistas bases rítmicas programadas por Nicolai.
Antes, en el Sónar de Día que acogen el MACBA y el CCCB se pudieron ver a otros artistas que, desde unos presupuestos cercanos a la estética del rock, encajaban sus propuestas en lo que el festival denomina como ?músicas avanzadas?. Aquí brillaron el post rock con influencias jazzísticas de los barceloneses 12Twelve y el folk electrónico de los británicos Tunng. Al día siguiente, los neoyorquinos Liars se sirvieron también de guitarras y baterías para articular un ruidoso e intenso discurso de rock de vanguardia.
El viernes acogió las primeras actuaciones en el Sónar de Noche, en la Fira 2, y tuvo como protagonistas a tres maestros de otras tantas manifestaciones de la música negra estadounidense. Nile Rodgers se presentó al frente de una convincente versión de Chic, la banda con la que, junto al fallecido bajista Bernard Edwards, creó algunos de los más célebres himnos del funk. Con una puesta escena al más puro estilo americano y rodeado de una eficiente formación de músicos y vocalistas, Nile Rodgers descubrió al público más joven temas legendarios como Good times o Le freak y demostró por qué su influencia en la música de baile es tan crucial.
Uno de sus deudores, él mismo lo reconoce, es Jeff Mills. El considerado como uno de los mejores disc-jockeys de todos los tiempos fue recibido con entusiasmo por parte de una multitudinaria parroquia y el de Detroit respondió con una contundente sesión de tecno. No faltó en su repertorio The bells, uno de los temas esenciales del ?dance? del que en este 2006 se cumplen diez años.
Ya entrada la madrugada del sábado, comparecía en el escenario SónarPark DJ Shadow. Pese a ser de raza blanca, el californiano Josh Davis (su verdadero nombre) es un enamorado del hip-hop, aunque nunca hasta ahora se había metido de lleno en este estilo. Presentó su nuevo proyecto, The Hyphy Movement, en el que le acompañan cuatro jóvenes y talentosos raperos. Su aportación al género negro por excelencia de los últimos años, a tenor de lo visto, son unas bases rítmicas que se acercan a lo electrónico y que destacan por su originalidad y colorido.
El sábado, tras dos días de festival, el hambre de fiesta y las ganas de bailar de los asistentes seguían en todo lo alto y los disc-jockeys satisficieron con creces esta demanda. Eran cerca de las cinco de la madrugada del domingo y la noche empezaba a clarear cuando el canadiense Richie Hawtin y el chileno Ricardo Villalobos tomaban posiciones para descargar un trepidante toma y daca de tecno ante el delirio de la parroquia.
Algo antes ya había poderse verse otro interesante duelo de platos, el protagonizado por los estadounidenses Diplo y A-Trak (colaborador habitual de Kanye West). Entre ambos ofrecieron un descarado collage que combinaba scratch y ritmos de house, hip-hop y hasta reggaeton con cosas como Guns N? Roses, The Cure o Bangles. Delirante pero efectivo.
Y otra que rara vez falla es la francesa Miss Kittin, toda una habitual del Sónar. Caroline Hervé (su verdadero nombre) es de los pocos DJs que además de poner al personal en danza sabe cómo montar un buen espectáculo, pinchando, cantando y predicando con el ejemplo del baile.
Estos fueron los artistas más destacados de tres días de festival, aunque también vale la pena mencionar a Linton Kweli Johnson, Rahzel, Nightmares On Wax, Matthew Herbert, Jimmy Edgar, Hot Chip, Goldfrapp, The MFA, Digable Planets, Ryan Elliott y la actuación sorpresa de Scissor Sisters. Cantantes, músicos y DJs que aportaron focos de interés a un Sónar 2006 diseñado como siempre para el baile, pero también un poco para la mente. El año que viene, más.