'El tren de lo momentos' de Alejandro Sanz, la satisfación de las cosas bien hechas
Jueves 13 de septiembre, llegamos a Las Ventas, es día de resaca. Alejandro Sanz ya aterrizó ayer en la arena madrileña. "Perdonen pero pónganse detrás de la valla", nos repite el hombre de seguridad que no se cree que vayamos a hacer un reportaje a Aleja
Quizá sea porque el día de prensa ya pasó y ver cámaras hoy no era lo pactado. Nuestro contacto llega, "todavía no entramos hay que esperar a que llegue él". En pocos minutos un coche negro y enorme cruza la frontera y admiradores, fans y trabajadores se quedan un segundo en silencio para dar paso a un murmullo que no para de repetir "es él, es él". Efectivamente son las siete y media y Alejandro llega en coche a Las Ventas para hacer la prueba de sonido y ya quedarse en su camerino hasta la hora de salir. Da igual que ayer todo saliera redondo y que las críticas elogiaran su buen hacer, el madrileño es de los perfeccionistas y la prueba se hace sí o sí.
La plaza vacía es un poco desoladora, una famosa presentadora de televisión menea su melena rubia por el foso mientras corre detrás de un chiquillo, seguramente su hijo. Alejandro saluda como si recibiese a la gente en el salón de su casa. Tiene un par de carantoñas para el pequeño y en seguida se pone manos a la obra. La primera en aparecer es Malú, abraza a su anfitrión y repasan juntos el tema que volverá a cantar esta noche, A la primera persona. Juntos comparten un micro y repasan en qué estrofa entra cada cual, a ella apenas se la oye. Se miran cómplices se ríen y también nos miran a nosotros, claro, somos los únicos de por allí que no tienen nada que ver con ellos, el resto son muy familiares y eso se nota y se respira por el ambiente a ?visita del domingo? que se vive. De vez en cuando Alejandro llama a Luís Pastor para que suba o baje un micro o un grave o un agudo? lo cierto es que las indicaciones son precisas y tajantes, pero con buen talante, como los políticos. Desaparece la primera invitada para dar paso a La Niña Pastori, allí es María. Es una mujer que brilla, no va maquillada, se ha duchado y ha llegado a la prueba con sencillez. Tiene una sonrisa que inunda y no para de utilizarla pero sin querer. Sanz la avisó ayer mismo de que cantaba hoy: "No sabía que estaba en Madrid así que cuando la vi, le dije: María tienes que venir y cantar". Al parecer nadie puede decir no al cantante y la gaditana tampoco. Le dan el micro, coge la letra, dos indicaciones y nos deja a todos callados y babeando cuando empieza a entonar Cuando nadie me ve, sólo un piano y su voz y la canción parece otra, Sanz debe pensar lo mismo porque la abraza con alegría. Hay que ver lo que canta La Niña.
Llegamos a los camerinos que están en la segunda planta, vemos dos cámaras de televisión y nos preguntamos qué hacen allí: "Vienen para hacer un par de preguntas a Alejandro sobre la Fundación Alas". Muy bonito y solidario todo. Nosotros seguimos a lo nuestro metiendo la nariz en aquellos rincones que nos dejan. Cuando nos volvemos hacia la barra, eso es lo bueno de estar en esta zona las bebidas son gratis, nos topamos con el elenco de actores de Yo soy Bea, son fans y famosos y quedan muy bien entre el resto de los artistas. Nos preguntamos dónde estará Antonio Carmona, que no ha hecho prueba de sonido, para qué. Mientras, pululamos por los camerinos de los músicos que son encantadores y llevan la juerga a cada rincón de la zona. También pasamos un rato en la terraza que han preparado y decorado rollo minimalista fashion.
Por fin Alejandro se acerca para hablar con nosotros y hacer balance de la gira El tren de los momento. "Todo ha sido muy positivo y sorprendente, ayer la gente me comentaba que era uno de los mejores conciertos que habían visto y después de tanto tiempo sin venir creo que lo hemos logrado", explica el madrileño. "Este montaje lleva muchos meses de ensayos y un trabajo muy duro" comenta Alejandro echando la vista atrás, después de tanto meses el cantante afirma: "Esta ya es mi vida, viajar y tocar, no hay muchos secretos. Me acuerdo que la primera gira no tenía nada que ver con esto era por discotecas y con una furgonetilla, ahí si que terminabas reventado, era también excitante pero no lo echo para nada de menos, aquella furgoneta era horrible. En aquel entonces tenía muy poca vergüenza (risas)". El también compositor tiene por delante su gira americana, un tour muy especial: "América tiene un aliciente que es poder tocar en sitios enormes de quince mil personas como en Miami o Los Angeles y luego tengo sitios más pequeños de mil o dos mil personas, lugares emblemáticos como el House of Blues donde ha tocado por ejemplo BB King". Con una sonrisa se levanta y nos deja en la terraza, tiene más compromisos: "En Madrid lo que tengo son muchos amigos y me siento muy arropado", un cariño que él sabe agradecer y corresponder.
Malú mientas come, fuma, habla, coge a una niña en brazos, la deja en el suelo, se sienta, se levanta? así está de delgada la mujer no se ha estado quieta ni un instante. Al final decide ir a pintarse y cambiarse para el concierto. Como el protagonista que ha cerrado por cinco minutos su camerino para lo mismo tras charlar con Los40.com. Otra cesta de frutas llega con tarjeta ¿por qué la gente mandará centros frutales? ¿Quién se va a comer una papaya gigante minutos antes de salir al escenario? Con esas profundas cavilaciones nos quedamos hasta que nuestro Antonio Carmona aparece acompañado de su mujer y manager, ella es espectacular, él tiene ese atractivo que parece volver locas a las mujeres, o no. Pronto se junta con el marido de Niña Pastori y con la misma que está radiante para la ocasión. Alejandro se une y en dos segundas la lían con risas, con un traguito por aquí, unas palmas por allá... El siguiente objetivo nosotros, que nos toman el pelo pero nos regalan un par de pasos de flamenco. Olé, olé. Foto vestidos de bonito y al escenario. La corte se queda allí como desorientada sin su Alejandro, poco a poco desaparece para disfrutar del segundo día en Las Ventas, como nosotros que satisfechos guardamos nuestras cosas y nos marchamos, hasta la próxima.