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La nueva moda de grabar música en un taxi negro londinense
Un nuevo proyecto inglés graba a jóvenes estrellas interpretando canciones en un viaje en taxi.
Vincent Moon propone la nueva tendencia de grabar música en la calle, sin cortes y buscando la magia del momento. Este francés sin inventar nada, ha creado su propia escuela. La música y su comercialización habían alcanzado unos niveles exagerados de producción. Desde directores especializados en vídeos musicales capaces de gastarse millones de dólares en una canción de tres minutos, o a directores de cine de renombre ofreciendo su talento en un arte en el que poco lucen.
La escuela de Moon tiene otros filtros. Si Moon arrancó sus ?Take Away Shows? con la idea de mostrar la fuerza real de una canción en connivencia con la realidad de la calle, el nuevo boom en Inglaterra lo han dado los ?Black Cab Sessions?. Una idea que nace a mediados de 2007 y que consiste en coger a artistas de todos los géneros y meterlos en uno de esos clásicos taxis londinense para grabar una canción en directo.
Desde su web se pueden ver los treinta y seis shows que disponen hasta la fecha. Hay artistas de todo tipo y los propios internautas pueden votar para elegir a los próximos en pasar por los asientos de atrás del taxi. Arrancaron con artistas de los más indie, pero a medida que su proyecto va afianzándose más estrellas se apuntan a la moda de los Black Cab Sessions. Desde grupos como Spoon a estrellas como The Raveonettes o The Kooks, cuyo último disco entró directamente al número uno en Inglaterra.
Pete and the Pirates tienen mucho futuro y pasarán por el Summercase ha demostrarlo este mismo año. Presentados por el conductor de turno, en escenarios londinenses en movimiento y con los reveses propios de los directos The Hidden Fruit presenta su idea que va ganando en aceptación. Uno de sus vídeos estuvo en portada de Youtube alcanzando las doscientas mil visitas en pocos días.
Es esta línea de trabajo se pueden construir cientos de ideas; conciertos en aviones, barcos, restaurantes, decenas de escenarios abiertos a la imaginación donde lo que prima, como antaño, es la música. Se trata de elegir una buena canción y que suene del modo en el que la gente la oye hoy en día; mientras pasea, trabaja, se desplaza o toma un trago. Su objetivo es que la música prime y por ello, al igual que Moon, olvidan la posproducción, los decorados y todo lo falso. Una sola toma sin interrupción. Y en la calle hay baches, semáforos, ruidos, atascos. Si así es la vida real ¿por qué vender lo contrario?