Pereza... ¡canta lo que quieras!
Miraras por donde miraras era increíble ver a aquellos dos delgaduchos ante tantísima gente (unas 18.000 personas) jugando a ser dioses si es que no lo eran ya

No dejaron a nadie indiferente, y menos a las miles de chicas de quince que iban a verlos y que sueñan con un hijo de alguno de los dos. Tampoco a los amigos ni a los amantes del rockanroll clásico más moderno que se hace en nuestro país. Y si no, ¿dónde estaba la Estrella polar en aquella plaza y qué tipo de Conjunto eran ellos?
Ella tiene un don fue lo más parecido a saborear la gloria rockera, en una plaza en la que se oía más corear a los fans que a ellos mismos. Fue entonces cuando alguien dijo: Pereza... ¡canta lo que quieras¡ y cuando todo el mundo aplaudió un concierto, cuando menos, visceral e histórico.
Sonaba el impoluto saxo de Pitu, otra de las estrellas. Como lo tienes tú o Por mi tripa fueron la senda perfecta para conjugarse con los audiovisuales sesenteros entre los que aparecía de repente Maradona. Nada que objetar. Ni a su increíble set acústico de los Beatles con Jesús y Marc de Sidonie, que se antoja ya mítico momento en los conciertos de Pereza. Pelos de punta.
Como no son una banda al uso, Rubén y Leiva tenían que reventar Las Ventas de la única manera que saben: rockanrolleando a Madrid y haciendo pulcros guiños a los Rolling y a Los Piratas. Llega otro de los momentos álgidos de la noche (ya van al menos 5) con Princesas y la actitud chulesca de Rubén con fular y gafas (momentazo) mientras Leiva aparecía con chaleco y a pecho descubierto (momentazo 2). En ese momento sonaba Grupis y los bises eran más que trises. Antes habían tocado esa de "Si quieres bailamos" y aquello de "ya no sé qué más contarte porque ya te lo he contado todo".