Especial
RBD en Madrid: locura e histeria en el principio del fin
Miles de fans se dejaron la voz anoche en el Palacio de Deportes de Madrid en el primer concierto de última gira española
La tensión se notaba en las caras de los asistentes. Eran las 21:00 y estaban a punto de abrir las puertas. El calor y las largas horas de espera hacían que no fuese fácil distinguir la causa de los nervios de los seguidores. Quizás, y como suele ser habitual, la inquietud que hace temblar las rodillas antes de la carrera por conseguir un buen sitio bajo el escenario, o bien la impresión general de que esto se acaba, de que ese faro musical y televisivo que lleva dando guerra unos cuantos años se está apagando.
RBD ofrecía ayer noche ante más de 5.000 seguidores una de sus últimas actuaciones en España. Pese a congregar mucha menos gente que en sus anteriores visitas, los mexicanos siguen teniendo un gran poder de convocatoria. La crisis (precios que rondaban los 80 euros) y el mes de agosto no lo ponen fácil.
El grupo con más fans en todo el mundo castellanoparlante saltaba con algo de retraso al escenario entre los gritos de histeria de sus seguidores. Como muchos sabían ya a esas alturas, sólo iban a poder ver sobre las tablas a 5 de sus componentes. Maite había sido vetada por la televisión productora de la famosa serie de televisión. Tras dos canciones, se hizo un pequeño y especial parentesis. La retirada planeaba en la mente de la hichada Rebelde. A lo largo del concierto cada uno de los miembros, algunos con lágrimas en los ojos, habló de la despedida. Pero no sólo hubo tiempo para lo que ya era obvio. Un Christian lleno de energía saltó al empezar a la pasarela central para hacer un homenaje a las víctimas del accidente aereo del miércoles, un gesto que les honra.
Después de eso, lo típico, lo que saben hacer tan bien Poncho, Cristopher, Dulce, Anahí y Christian. Coreografías bien enlazadas, temas con marcha y desatar la locura entre el público. Sollozos, gritos y sonrisas de emoción corrían libres entre un joven público que se fue del recinto llorando y pensado que todavía queda esperanza, que todavía puede cambiar algo. El sábado lucharán por ello en una marcha convocada ante el mismo Palacio de Deportes. Veremos si sirve de algo.