Un hueco en la pared para Elvis Perkins
El cantante norteamericano presenta en Madrid las canciones de su nuevo disco, Elvis Perkins in Dearland
Hay un bar en la calle Brooklyn de Nashville con las paredes cubiertas con grandes retratos de las viejas estrellas del country que pasearon sus guitarras por la ciudad, Elvis Perkins bien podría hacerse un hueco en sus paredes. Ayer compareció en el Sol de Madrid, única parada española de su gira europea, con una idea bien clara de lo que quería hacer. Divertir.
Primero apareció solo; en camisa de cuadros, gafas gordas de cristales tintados y media melena descuidada sobre la que cuelga la cinta que sostiene el peso de una bonita guitarra roja San Valentín. El público, que ha dejado sin entradas la taquilla, se deshace en aplausos con las primeras notas de 1, 2, 3 Goodbye.
Y es que ser el hijo de Norman Bates, el psicópata personaje de Psicosis, no tiene que ser sencillo, aunque tu padre sea simplemente el actor. Pero la vida de Elvis Perkins, mala elección de nombre a parte (Elvis sólo hay uno), dista bastante de ser común. El padre de Elvis murió de SIDA cuando el chico tenía diecisiete años y su madre, fotógrafa de moda, nueve años después en uno de los vuelos que se estrellaron contra las Torres Gemelas.
En la universidad comenzó a componer canciones que años después formarían parte de su primer disco publicado en 2007. En Ash Wednesday las canciones figuran en orden cronológico, la mitad de ellas son anteriores a 11S y el resto posteriores. El disco destila melancolía sin ser triste, con evasiones y giros a lugares menos sombríos que la soledad de uno mismo.
Ante tanta tragedia lo mejor que te puede suceder es comenzar a grabar un disco rodeado de tus mejores compañeros de la Universidad. Los tres Dearland que acompañan a Perkins se manejan sin problemas con guitarra, bajo, batería, tambor, saxo o contrabajo. Elvis se queda la guitarra y un collar de armónica que sopla con rabia en el respetuoso silencio de la sala. Poco a poco va desgranando todo su repertorio. Shampoo que suena melódica, I Heard your voice in Dresden que desata cierta locura o Chains, chains, chains que abre la veda a su nuevo trabajo discográfico publicado a mediados de marzo. El concierto se va volviendo intimista, la banda va combinando los instrumentos y Perkins sigue concentrado, poco hablador, algo distante.
Tras la ovación que precede a los bises, Elvis regresa solo al escenario para entonar la sentida All the night without love, el trio Dearland se va incorporando lentamente para un brillante cierre con la conmovedora While you where sleeping. Y se despiden de Madrid. Les esperan dos semanas de descanso y un regreso a Estados Unidos para unos meses llenos de conciertos y carreteras, y escenarios y viajes, todo para que algún día, dentro de años, un bar de Nashville dibuje su cara en la pared. Todavía queda.