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Andy McKee, un maestro y tres guitarras
Andy McKee triunfa en Madrid con un concierto-exhibición de guitarra
Cuando Andy McKee cumplió 13 años y su padre apareció en casa con un guitarra para el zagal, Andy sólo quería aprender a tocar Smoke on the de Deep Purple. Diecisiete años más tarde una de sus autograbaciones caseras se convertía en uno de los vídeos más vistos de la historia de Youtube. Ayer, con los treinta años recién cumplidos, se presentaba en Madrid por primera vez. Muy lejos queda su pueblo natal en Kansas.
Y Andy viene solo, Andy a secas, sin banda, sin ordenadores. Sólo Andy y tres lindas guitarras de las que saca todos los sonidos posibles con las técnicas de los viejos maestros de este venerado arte. Se muestra locuaz explicando su historia y la de sus canciones. Todavía no canta, puede que algún día lo haga. La sala está llena y en silencio y Andy llena el escenario con las composiciones de Art of motion, su último trabajo hasta la fecha.
Y ese silencio se llena con acordes imposibles y aplausos entregados. Los nombres de esas canciones responden a impulsos espontáneos, a dedicatorias o a lugares de brusca improvisación. For my father en tributo a esa primera guitarra, The friend I never met al gran maestro que nunca conoció, Heather song a su hermana Sarah, Amusement park a una tarde en un abandonado parque de atracciones o She a su primer amor. "Quise dedicarle una canción a un chica, pero no le puse su nombre porque si me dejaba quedaría como un idiota cantándola año tras año, ahora me he casado con esa chica", explica entre risas.
A mitad de noche nos presenta su guitarra arpa, un aparato de madera con dos mástiles y más cuerdas que un velero pirata a la que saca sonidos imposibles que mezcla con percusión con la otra mano en una exhibición de técnica.
Y luego llega el turno a sus dos grande éxitos online Drifftin y Ry Lynn que van cerrando la noche tras un par de horas y bises. Al final Andy se despide con el público puesto en pie y una sonrisa de oreja a oreja. En verano se encerrará a grabar su próximo álbum y el año que viene promete volver al igual de muchos de sus entregados seguidores. Noche de guitarra, de lección y exhibición, de silencio y aplausos que acaban al salir al caos de la calle y escuchar todos esos ruidos que borran de la memoria el silencio en el que retumbaban todos esos acordes.