Especial
Andrew Bird, silbando volé a Madrid
El cantante norteamericano soprende en Madrid con un concierto diferente, intenso y emotivo
Andrew Bird es un tipo diferente, pero mucho. Un pajarraco, un mirlo, un golondrina. Silba de un modo imponente y sobrecogedor, canta con voz profunda, pero lo que le da el matiz es el modo que tiene de construir sus actuaciones.
Andrew sale solo. Con un violín, una guitarra, una gramola y un xilofón. Comienza sus canciones grabando pequeños samples variados que en el transcurso de la canción le servirán de apoyo, y los irá entremezclando con otras partes. Grabo unos silbidos por aquí, una base de violín por allá, ¿dónde había puesto aquel estribillo? La acción la maneja con varios pedales a sus pies. Y no es sencillo, para nada. Su concierto requiere concentración al saber mezclar partes del pasado con el presente sin perder de vista elrumbo de la canción. Por eso se guardaba riguroso silencio durante las canciones y se estallaba en aplausos en las pausas.
Andrew estaba concentrado, hablaba poco, pero se le veía un personaje tan curioso como divertido. Hijo de unos padres hippies que le educaron incentivando su creatividad, Andrew pone en escena un despliegue asombroso.
A todo esto, Andrew, venía a España a presentar las canciones de su último disco, Noble beast, una joya que tocó casi entera, grandes composiciones como Oh no, Natural disaster o Fitz and Dizzyspells. También recuperó temas de su anterior y aplaudido trabajo.Imitosus o Armchairs fueron de lo más aclamado de la noche junto a una versión de Bésame mucho. "Lo siento, no me sale bien, la he aprendido a la hora de comer", comenta Andrew al cuarto intento de cantar el tercer verso. Es perfeccionista y no para hasta quedar satisfecho con el resultado.
El concierto va fluyendo ante el asombro de la gente que mira absorta los movimientos de Andrew que a veces se pierde en samples, estribillos, pedales y estrofas, en canciones que se hacen largas y dejan de ser reconocibles. Unos aplauden ese guiño respecto al disco, otros siempre quieren que las canciones suenen como las conocieron.
Tras algo más de una hora de intensa actuación Bird se despide con unas palabras en castellano y completamente agotado. El hombre orquesta se ha entregado a fondo. El jueves actúa en el Primavera Sound, otra vez solo. Sin las risas de los amigos o el apoyo de una banda las giras se pueden hacer largas, sin ella a Andrew el escenario no se le hace grande.