Madonna, un icono, mil estilos

En sus comienzos, Madonna ya era una chica echada para alante. Su dulce mirada indicaba que aún tenía mucho que contarnos.

La moda dio un giro en la década de los 80 en la que los colores, las tachuelas, los estampados recargados, las hombreras y las superposiciones en la ropa nos convertían en puros espantajos. Ella, por supuesto, era una fuente de inspiración.

Sus pobladas cejas, su lunar junto a la boca y la separación de sus dientes se convirtieron en su sello, provocando que derrochara una increíble sensualidad.

Madonna comenzó a aparecer ligera de ropa y comenzaba a convertirse en un mito erótico sin precedentes. Muy pocas estrellas tenían tanta valentía y arrojo por aquel entonces.

Comenzaba la década de los noventa. Madonna integraba la lencería con toques de súper heroina en sus actuaciones y en su día a día y puso muy de moda las colas de caballo. El icono del pop había nacido.

Con el disco Erotica, el libro Sex y el film Body of Evidence, Madonna se convierte definitivamente en un icono sexual

En el 96 llegó la película Evita y con ella una imagen más recatada pero siempre sorprendente.

También pasó por una época Cowboy que no dejó indifernente a nadie.

Su época de morena no fue su más acertado look.

Regreso a los 70 con el Confessions. Las mayas volvieron a su armario.

Ya en 2008 (época Hard Candy) vuelve a echar mano de la lencería pero esta vez será una chica guerrera.

En la actualidad, Madonna sigue siendo el icono del pop porque su estilo moderno no conoce fronteras.