Lost in Translation cumple diez años
La mejor producción de Sofia Coppola es ya un clásico en las deuvedetecas
Lost in Translation se estrenaba en España el 10 de febrero de 2004. La historia, era la segunda película de Sofia Coppola, hija del director Francis Ford Coppola y una relativa recién llegada al mundo del cine que tenía que dejar las cosas claras: No estaba donde estaba por ser la hija de uno de los mayores directores de cine de la historia.
Y se hizo patente enseguida cuando escogió a una jovencísima Scarlett Johansson y a Bill Murray, quien hasta entonces estaba asociado a sus papeles en comedias de poco valor cinematográfico en los 80, como protagonistas de su historia.
Llegó el estreno de esta coproducción entre Estados Unidos y Japón en el que un reducidísimo equipo de rodaje grababa las escenas en el metro de Tokio en hora punta y en el que el hotel en el que se hospedan los dos protagonistas se convierte en un tercero en discordia. El Park Hyatt Tokio es el centro neurálgico de la acción, el lugar donde los dos personajes perdidos en un país en el extremo del océano de sus casas pueden seguir comportándose como dos americanos expatriados.
Ella, mujer de un fotógrafo de renombre, no sabe qué hacer con su vida y él, estrella de cine de épocas pasadas, tiene que sanear su cuenta corriente haciendo anuncios que solo Japón verá.
Los dos se encuentran en el bar del ático del hotel y los dos se dedicarán a conocer una ciudad con tanto que ofrecer como Tokio. Incluso sin entender ni palabra de lo que los amables japoneses les digan (de ahí el título ‘lo que se pierde en la traducción’), vivirán mil y una aventuras entre restaurantes de comida viva, clubs de striptease y señores maduros que leen pornografía sin remordimiento alguno en el metro.
Lost in Translation es una película de obligado visionado para todos aquellos que quieran conocer cómo es la vida más allá de nuestra zona de confort. Qué mejor ocasión que su décimo cumpleaños para hacerlo.