El emblemático estudio de LOS40 cumple 30 años
Lo inauguró Paul McCartney y tuvo como embajador al mítico presentador Joaquin Luqui, el quinto beatle "español".
El estudio principal de Los 40 ubicado en la azotea de la madrileña Gran Vía, cumple hoy 30 años de historia. En 1989, el ex Beatle Paul McCartney protagonizó una sonada e histórica inauguración apadrinada por el subdirector de la SER en Valencia y conocido beatlemano, Luis Merino, y el presentador más emblemático de 40, el quinto Beatle español, Joaquín Luqui.
Es el estudio de radio más bonito que he visto en mi vida. Tanto que parece un invernadero
Lo acontecido en los estudios estuvo rodeado de una magia irrepetible. Estando frente a los micrófonos el periodista José Antonio Abellán, aparecieron en los estudios McCartney, Merino y Luqui. En esos momentos, Paul habló y dirigió un saludo a los oyentes de LOS40. Recordando el momento, Luis Merino afirma que "evidentemente estaba nervioso, era la primera vez que entrevistaba a Paul y fue, quizás, la experiencia profesional más grata de mi vida". Sobre su amigo Luqui destaca "la naturalidad con la que llevó la entrevista, se notaba que le había entrevistado ya varias veces pero estaba igual o más emocionado que yo, ambos éramos fans de The Beatles". Paul aseguró que era "el estudio de radio más bonito que había visto en su vida", tanto, que parecía un invernadero.
Fueron varias las anécdotas de la fugaz visita de McCartney a los estudios de la radio. El diario El País apunta, en su crónica sobre el acontecimiento, la seguridad que rodeaba al artista, la presencia constante de su mujer Linda Eastman y el chascarrillo que circuló entre las locutoras sobre sus "piernas sin depilar".
A día de hoy, siguen pasando decenas de caras conocidas por ese estudio: Jonas Brothers, Miley Cyrus, David Bisbal, Pablo Alborán, Alejandro Sanz, Liam Payne, Mario Casas...
Sin lugar a dudas, la magia del Paul McCartney (como se le conoce cariñosamente al estudio en honor al Beatle que lo inauguró) no ha dejado de brillar y sigue dejando boquiabierto a los invitados que llegan. Y sí, también a los locutores.