Rubén Cortada: "Respeto mucho a la gente inteligente"

Entrevistamos al actor de El Príncipe que nos demuestra ser mucho más que una cara bonita

Quien piense que Rubén Cortada es un latin lover no se equivoca del todo. Piel tostada, mirada penetrante, un acento latino tan dulce como el ron de Cuba y una mueca de sonrisa en su cara que aparece justo en el momento exacto. Pero no. Rubén Cortada no es exactamente un latin lover… Es un galán.

La pose frente a las cámaras, la soltura con la que viste una camisa con los puños subidos hasta la mitad del antebrazo y, sobre todo, su conversar sosegado lo convierten en el galán latino de nuestra televisión.

La palabra clave con Rubén Cortada puede ser esa, conversar. Rubén Cortada mantiene la mentalidad abierta del que tiene alma viajera y del que ama empaparse del embrujo de los diferentes lugares y gentes del mundo. Ello convierte una charla con Rubén Cortada en una interesante experiencia y lo convierte a él en un misterio que, imagino, aún no hemos sabido resolver ningún periodista que todavía no atinamos a conocerle bien.

Rubén habla de la serie que protagoniza junto a Álex González, Jose Coronado y Hiba Abouk, habla de la próxima temporada, que será la segunda y última de El Príncipe y habla de su personaje en ella, Faruq que seguirá jugando un papel importante. Pero no son en estos temas con los que mejor se puede degustar una conversación con este ciudadano del mundo.

Todo cambia cuando le pregunto por el día en que llegó a España por primera vez, un frío día de invierno de 2005. Ahí se le dibuja una sonrisa ingenua y natural a un Rubén que resopla recordándolo. Abre su lado más personal, confiesa que ha crecido mucho desde entonces y se muestra más cercano. Es ahí cuando en las palabras de Rubén aparece la coletilla "tío", cuando reduce distancias y cuando emana de él su mayor atractivo porque, a falta de que algún intrépido sepa descifrar el misterio que envuelve a este chico, Rubén Cortada esconde su mayor atractivo en la mente, en su charla y en su actitud. Y sí, además de todo eso, Rubén Cortada es una cara bonita.

¿Qué te tiene más sorprendido: el boom de la serie El Príncipe o el boom que existe sobre Rubén Cortada? Porque todo el mundo conoce a Rubén Cortada, todas las chicas están enamoradas de Rubén Cortada…

[Ríe] No lo saben, pero realmente están enamoradas de Faruq. Rubén Cortada no tiene nada que ver con Faruq, es otro mundo completamente diferente.

No me conocen… así que realmente están enamoradas de Faruq [ríe]

Faruq es un malo al que le hemos visto cosas muy chungas, pero también puntos positivos porque es un tío que cuida de los suyos… ¿Cómo va a evolucionar Faruq en la segunda temporada? ¿Será un malo de esos que terminan cayendo bien?

Te vas a encontrar en este segunda temporada con algún momento muy malo de él, pero cuando lo merece. Él sigue siendo coherente. Se va a enfrentar a una guerra de bandas, se va a poner feo El Príncipe y en esa parte de su vida, Faruq sacará su peor lado.

Después, habrá una parte personal en la que se verá un Faruq diferente.

Cuando te metes en la piel de Faruq, ¿tienes ya tan interiorizado al personaje que cuando lees los guiones te sale solo o siguen sorprendiéndote sus actos y sus decisiones?

A ti te sorprende lo que te pasa día a día y si es algo que está fuera de tu rutina, pues te sorprende. A Faruq le buscan cosas que estén fuera de su rutina, así que este tío se encuentra todos los días con un acontecimiento diferente.

Andrés Velencoso, que ahora está en B&b, decía que el hecho de ser modelo y probar suerte en el mundo de la interpretación no significa que deba renunciar a uno de los dos mundos. Tú, como él, también empezaste como modelo y has dado el salto como actor. ¿Piensas igual o tú prefieres ya centrarte en tu nueva profesión?

Sí, el paso está dado con los ojos cerrados. Yo me desentendí [del mundo de la moda], llegó un punto en el que dije "paro". No es porque no quiera, sino para dedicar el tiempo necesario para prepararte para ser actor. Esto es un proceso, lleva mucho tiempo, hay muchas cosas que aprender y por las que pasar… y si estás viajando, es complicado.

Pero bueno, si mi compañero [Andrés] dice eso, sabrá lo que dice…

Hablas de aprender… ¿de quién aprendes tú?

¡Hombre! De Jose Coronado, de Tomás Calleja (que hace de mi padre en la serie), Mercé Montala [interpreta a su madre] me enseña, es una bestia como actriz y como mujer.

Los chicos árabes me enseñan mucho. Mucho. Yo les doy la confianza para que me digan qué detalles se me pueden escapar.

Aprendo mucho también del equipo que rodea: los cámaras, los directores… Me gustan mucho lo que hacen y creo que se le debería dar más protagonismo a Aitor Gabilondo y a César Benítez [creadores de El Príncipe] que son los arquitectos de todo esto, los grandes maestros, y están pasando inadvertidos.

En la rueda de prensa has dicho "Me gusta España". Si vuelves unos años atrás, ¿cómo recuerdas ese salto que diste desde tu país hasta España? ¿Qué sentiste la primera vez que aterrizaste en España?

¡Uiii! [Resopla] En 2005 yo llegué a Barajas y el metro me llevó hasta Atocha. Atocha me pareció otro mundo, de otro planeta. Había un cartel enorme de la película Blade -nunca se me olvidar-, teníamos que coger el tren para Barcelona porque no teníamos dónde dormir en Madrid ni podíamos costearlo y yo dije "yo quiero salir aquí a ver Madrid".

Era pleno invierno, un frío que no había sentido en mi vida… No había ni hojas, era invierno puro. Me pareció espectacular Madrid.

¿Cuánto ha crecido Rubén Cortada como persona en este tiempo?

Mucho. Mucho [Ríe]. Mi representante se burla incluso de mí, de ver el punto en el que empezamos y el punto en el que me encuentro…

¿Qué es lo que tú valoras?

Yo respeto mucho al individuo, la discreción… Me gusta mucho la inteligencia y respeto mucho a la gente inteligente. Creo que deberían tener más reconocimiento el médico, el ingeniero, los escritores… Es la gente que admiro.

Como los actores bien preparados. Tienen mucho que contar, es gente que sabe mucho y yo, tío, respeto mucho eso.

¿Y qué aficiones tienes?

Leo todos los libros que encuentro en el camino. ¡Hasta cuatro a la vez! Juego al tenis y ahora estoy con el aikido y sigo viajando mucho.

¿Te gusta viajar?

Me flipa viajar, tío. Cada vez que estoy en un lugar diferente es una vida en un entorno diferente y, por lo tanto, soy una persona diferente.