Especial
El Porno Disney de Miley Cyrus pervierte la noche barcelonesa
La cantante más polémica pone patas arriba el Palau Sant Jordi
Los que afirmaban que Miley Cyrus es una mojigata que se las da de rebelde para subir su índice de popularidad y desmarcarse de una Hannah Montana que ya empezaba a perder seguidores, se han dado un par de puntitos en la boca este fin de semana tras ver su actuación en Barcelona.
Por fin, y tras meses con la entrada bajo la cama y muchos días de acampada en el Palau Sant Jordi para tener el mejor lugar en la pista, l@s smilers pudieron desmadrarse por primera vez junto a Miley Cyrus. La diva de Nashville les tenía una sorpresa preparada, tras aparecer en el escenario deslizándose por una lengua en forma de tobogán anunció que era el show más especial de su gira europea porqué iba a ser grabada por la cadena estadounidense NBC.
La gira Bangerz, marcada por muchos con la etiqueta de “Porno Disney Tour”, hipnotizó a sus fans pero también ruborizó al centenar de padres que fueron en calidad de acompañantes. Más de uno, miraba de reojo a su retoño rezando disimuladamente para que no anotara demasiadas ideas, pero las plegarias fueron inútiles. Eso sí, hay que decir que tuvo la delicadeza de avisar a los progenitores con un: “Parental Advisory: Explicit Lyrics” pero…No hay Dios que suavice las innumerables provocaciones de Cyrus.
No hay Dios que suavice las innumerables provocaciones de Cyrus.
Miley azotó el culo de una enana, escupió agua a las primeras filas, que no dudaron en abrir la boca para alcanzar las gotas perdidas, se frotó la entrepierna con un plátano inflable, montó una orgía en una cama gigante y cabalgó el Palau Sant Jordi a lomos de un gigante hot dog. Y esas, solo son algunas de las anécdotas de la noche. Muy comentada fue también la ikurriña, la bandera de Euskadi, que hizo ondear con fuerza ante sus fans, algunos apuntaban a un posible error pero, es capaz de haberse guardado la bandera catalana , o en su defecto “l’estelada”, para su actuación en la capital española de este martes.
Aunque los efectos pirotécnicos, las luces, los enormes muñecos que la acompañaban como el gran perro que lució para homenajear a su perro Floyd (Muerto hace ya algunos meses) y el despliegue de medios tienen un precio impronunciable, sobretodo en tiempos de crisis, hay que reconocer que hay que tener mucho carisma para destacar entre tanta ornamenta y no ser engullida. Cómo en todo macro concierto los movimientos de su protagonista están estudiados y marcados, no desmerecemos la perfecta estrategia de marketing que la envuelve, pero se nota que no se ha dejado encorsetar aprendiéndose de memoria un papel. En su momento, fue el equipo técnico el que se aprendió su forma de actuar y se inspiró en su desparpajo para luego poner a su alcance lo medios suficientes que le permitan brillar con luz propia.
A mitad del concierto, apareció en la otra punta del estadio en un “improvisado” escenario donde se marcó versiones que ya había cantado en otros conciertos de la gira como You’re Gonna Make Me Lonesome When you Gone de Bob Dylan o Lucy In The Sky With Diamonds de los Beatles y que, en esta ocasión, alargó atreviéndose con canciones de otros artistas como Summertime Sadness de Lana del Rey a la que está apoyando tras confesar en una entrevista que ha deseado estar muerta.
Con solo 21 años, la diva más rebelde fue la líder indiscutible de una legión de fans, más de 17.000 para ser exactos, que esperaron su momento para demostrar que han hecho los deberes. ¡Y aprobaron con nota! Durante toda la canción de Adore you, una pantalla gigante proyectó un anillo gigante. Un tiro de cámara que encuadraba dentro de la alianza a todos los novios que quisieran mostrar su beso más apasionado. Hubo de todo, más de 30 tórridos besos entre amigas y amigos que lejos de ser todos pareja, mostraron sin pudor que les encanta sacar a pasear la lengua.
Está claro que Miley Cyrus consiguió pervertir a sus seguidores barceloneses. Unos fans que tuvieron que esperar hasta el final de la noche para bailar sus éxitos más sonados. Tras We can’t Stop y Wrecking ball, la diva rebelde puso la guinda del pastel bañada de confeti al ritmo de ¡Party In the USA! .Un final colosal que nos deja con ganas de mucho más.