Nace Ben Harper

Harper ya experimentaba con la guitarra siendo tan sólo un niño. En la adolescencia empezó a darse a conocer por los locales de Los Angeles. Su peculiar estilo le lleva, en 1992, a firmar con Virgin. Graba varios discos que no terminan de cuajar en ventas. Unas veces por la escasa distribución; otras por el lento interés de la crítica sobre el trabajo de Ben Harper. Mientras, va creando un estilo propio. Sus trabajos le sirven para crecer como músico. No en vano las influencias de Harper son un gran abanico de estilos musicales. Desde el reggae y el funk hasta el rock clásico de Hendrix o las letras de Dylan. Todo un cajón de sastre que tiene que aprender a dominar. En 1998 graba junto a The Innocent Criminals, “The will to live”. El álbum suena en varias emisoras del país. El éxito de Ben Harper es sólo cuestión de tiempo. Durante unos años escribe para artistas como John Lee Hooker y participa en el Tibetan Freedom Concerts. Aquí aparece como telonero de grupos como REM o Radiohead. En esta etapa amplía sus conocimientos musicales y se desarrolla el Harper poeta. Es un alumno aventajado de los cantautores negros de los setenta, circunstancia que siempre se ha notado en su trabajo. De hecho la carga política de sus letras son marca de la casa. 1998 es el año del reconocimiento. “Burn to shine”, se convierte en su primer éxito de ventas. Su estilo ya está cimentado. Harper suena a Harper y nunca decepciona. Pocos años más tarde, en 2003, hace que nos rindamos con “Diamonds on the inside”. De este disco se dice que: “sacia la sed de los devotos y convierte a los que toman contacto por primera vez”. Una obra maestra. Los noventa no fueron una década de músicos protesta y la música de Ben Harper se caracteriza por este hecho. Además, el californiano no tiene reparos a la hora de cantar sus más íntimas emociones. Es un artista completo, sincero y comprometido. Harper odia las reglas y prefiere forzar la improvisación en sus grabaciones. Admite que se siente muy a gusto tanto en el estudio como en el escenario. Es un animal del directo. Sus conciertos son una explosión de estilos y matices cuya variedad explota al máximo. De su último trabajo, ya junto a los Blind Boys, su grupo de apoyo, el propio Harper admite que “tenemos suerte de que no haya sido un triple cd”. “Both sides of the gun”, es un cd doble que contiene esa gran mezcla de estilos de los que Harper ya es un genio.