Gran despliegue de Katy Perry en la Super Bowl

Llegó a lomos de un león y se fue volando sobre una estrella

Millones de personas estuvieron pendientes de la final de la liga de fútbol americano y muchas de ellas, interesadas, especialmente, en el intermedio. Katy Perry fue la dueña y señora de esos poco más de 10 minutos de uno de los conciertos más esperados de las últimas fechas. Ya lo decía ella instantes antes de comenzar, era un sueño hecho realidad que dedicaba a su niña interior. En twitter lo dejaba claro: “Lo de hoy es para esta niña. Ella tenía el sueño, siempre creyó en ella misma y en su valor. Hoy ella está sonriendo”.

Tan sólo 10 minutos después de que los jugadores entraran en el vestuario, Katy Perry hizo rugir al estadio y nunca mejor dicho porque apareció en escena a lomos de un dorado y gigantesco león mecánico al ritmo de Roar. Su vestido no era tan espectacular como el de Katniss en Los juegos del hambre pero su concepto también eran las llamas y el fuego.

Y de la selva pasó, no a Egipto, pero sí a una especie de ajedrez en el que las fichas bailaban con ella al ritmo de Dark horse. Después llegó I kissed girl y la primera sorpresa, Lenny Kravitz. La verdad es que supo a poco, aunque el rockero se mostró de lo más agradecido con la cantante en su cuenta de Instagram.

Tras incendiar el estadio Katy dio paso a más colorido pero, en esta ocasión, playero. Bailarinas en bikini, tablas de surf y tiburones para interpretar Teenage dream y California Gurls con un público totalmente entregado.

Después se cambió de ropa, algo más urbano para recibir en el escenario a Missy Elliot con la que interpretó Get ur freak y Work it. Mucho poderío.

Por cierto que en su cuenta de twitter la rapera colgó una foto de la after party junto a Katy y John Mayer, así que, sí, parece que han vuelto juntos.

Y cuando el espectáculo llegaba a su fin, Katy se subió a una estrella entre unos sorprendentes fuegos artificiales para sobrevolar el recinto mientras cantaba Fireworks. Un fin de fiesta por todo lo alto que dejó con ganas de más. Como no podía ser de otra manera, fue un espectáculo en todos los sentidos desde lo musical hasta lo visual.

Tras Katy Idina Menzel, la voz de la princesa Elsa, cantó el himno de los Estados Unidos para dar paso a la segunda parte del partido más seguido por los norteamericanos. Y, por cierto, ganó New England Patriots en una de las mayores remontadas de la historia de la Super Bowl, aupando a Tom Brady, el marido de Gisele Bündchen, al Olimpo de los Dioses.

Ah, y si alguien esperaba a Rihanna, que mucho se había especulado al respecto, no, no apareció en la Super Bowl, ella le puso ritmo a la fiesta previa que se emitió por televisión y que compartió en dos de sus canciones con Kanye West.