Especial
The Order 1886: Cuando el cine y los videojuegos convergen
Echamos un vistazo al nuevo juego de PlayStation 4
Lo último de Playstation 4 se llama The Order 1886; un juego por el que mucha gente ha visto pasar los meses más lentos de su vida. Habíamos visto varias secuencias de video y algunos fragmentos de gameplay, pero hasta hoy no sabíamos cómo funcionaba. Tras disfrutar mi primera partida, han crecido en mi las ganas de contaros la experiencia porque, si bien puede no ser lo que muchos esperan, os digo que puede convertirse en la experiencia de vuestras vidas. No toméis este texto como un análisis per sé, prefiero que hablemos de carta de amor.
Lo más importante en The Order 1886 es no que debe entenderse como un videojuego al uso. Tenemos que olvidar la libertad que prestan juegos como GTA, o la infinidad de horas que dan los modos online de Call of Duty; caer en comparaciones poniendo The Order 1886 sobre la mesa es un error, por el simple hecho de que la oferta de este último es más parecida a la de un blockbuster de Hollywood que a lo que acostumbramos a encontrar en un videojuego.
En primer lugar, no hay juego que cuide el diseño tanto como este. La versión steampunk de la época victoriana de Londres es simplemente insuperable; el diseño de personajes es impecable y el doblaje al castellano cierra un conjunto que ya quisiera para sí muchos directores de cine (Alex de la Iglesia ha sido el director de doblaje al castellano en nuestro país).
La ambientación es simplemente insuperable. Nadie ha conseguido exprimir tanto el hardware de PS4; el brillo de cada azulejo, las texturas de las paredes, las armas... todo alcaza un grado de perfección inexplorado hasta hoy (y eso que habíamos jugado locuras gráficas como RYSE).
Es por esto, que la aventura se presenta en forma de línea recta. El jugador puede girar la esquina que no toca para encontrar un callejón sin salida y recoger un recorte de periódico, pero la tónica general es que el juego marca una única dirección a seguir y vosotros estaréis donde la máquina quiera y siempre en el momento oportuno para que el juego real quede perfectamente ligado a una impresionante secuencia de video que podrá ofrecer una parte interactiva gracias a los eventos de respuesta rápida (QTE), o no...
La presentación es impecable. El formato 2.40:1 panorámico se ha traducido para muchos como una "imagen recortada", cuando forma parte de la experiencia. Cuando vamos al cine y nos presentan, digamos, The Dark Knight con barras negras de ese tamaño, nadie dice "están recortando la imagen"; y no lo hacen porque es el encuadre que el director quiere para su obra.
De igual modo ocurre con Studio SantaMonica y The Order: 1886. Querían contar una historia y ese aspect ratio era el indicado. Puede que en los tiroteos echemos en falta algo de aire entre la pared que nos cubre y la barra negra que marca el final de la imagen; pero yo creo que va por ahí... si te escondes tras una piedra no vas a poder ver demasiado de lo que ocurre al otro lado... simplemente podrás intuir donde están y descubrirte te dará una visión adecuada para apuntar.
Por ello, pedíamos en las primeras líneas que no es momento de caer en comparaciones. The Order 1886 puede recordar a Gears of War en ocasiones, por las secuencias de acción en tercera persona basadas en la cobertura y a Heavy Rain en otras por una narrativa fuera de lo común que se vale de los QTE para interactuar con el jugador; pero no pretende ser uno más en ninguna de esas dos listas.
Si vas mal de pasta es posible que comprar The Order 1886 no te venga del todo bien. Si sólo puedes comprar uno, es posible que busques un juego infinito que puedas poner siempre que te aburras para matar unas horas. Si es el caso, espera a que baje algo de precio y hazte con él, pero hazlo. Si eres consumidor de videojuegos habitual y tu bolsillo te lo permite; no voy a hacer otra cosa que recomendarte la experiencia de The Order: 1886.
Cuando termines este juego vas a querer volver a pasártelo. Vas a buscar un reto mayor forzando la dificultad y te aseguro que tendrás ganas de volver a enfrentarte a los hombres lobo, de charrar de armas con Nicola Tesla o de volver a seguir la pista de Jack el Destripador. Y una vez lo finiquites, cuando ya no tengas más trofeos que sacar y consideres que has terminado con él; no serás capaz de venderlo; conservarás The Order en tu estantería porque tendrás muy claro que este juego, pese a su limitada oferta es una auténtica obra de arte.